Voto voluntario

R. Fischer

El domingo, por primera vez  los chilenos votarán sin obligación de hacerlo. Se ha discutido mucho sobre esta materia, tanto desde el punto de vista práctico-político como desde el punto de vista de los principios. Me interesa más la segunda opción.

En mi opinión,  quiénes prefieren la voluntariedad del voto tienen buenos argumentos desde un punto de vista de la libertad de las personas, un enfoque que siempre me ha parecido atractivo. Por otro lado, me parece que la sociedad tiene derecho a exigirle tareas a los ciudadanos, especialmente, como en este caso, una obligación liviana y que tiene el mérito de tratarnos a todos por igual.

La obligación de votar nos hace sentir parte de una comunidad de personas que han decidido vivir en Chile (no soy favorable al voto de quienes no tienen algo  que perder con sus decisiones –es decir quienes no tiene no alguna conexión con Chile, salvo una  nacionalidad definida legalmente). Pese a una preferencia hacia un Estado que no se entromete en la vida de las personas, salvo mínimos cuidadosamente restringidos y definidos para reducir externalidades, me parece que en este caso la obligación de votar es una política deseable.

Mesa y votantes

He sido nombrado vocal, como lo he sido en dos ocasiones anteriores. Es un esfuerzo mucho mayor que el de ir a votar. Debo ir a un ensayo este sábado y luego dedicar todo el día domingo a esta labor. Así y todo, no me molesta tener que hacerla. En cada ocasión anterior  me ha fascinado observar el funcionamiento de la democracia al nivel más fundamental–en la base–. Además, siempre impresiona cuán seriamente se toman esta tarea los miembros de la mesa. Toda la ceremonia del voto y del recuento tiene un ambiente de solemnidad republicana.

Pese a estos argumentos, cambiaré mi domicilio antes de la próxima elección. No lo había hecho antes, pese a no vivir en el lugar en que voto, por olvido  y descuido. El motivo es que quiénes son nombrados vocales en esta ocasión lo serán nuevamente en dos ocasiones adicionales. Ya he hecho mi tarea republicana en tres ocasiones, y creo que es hora que otros ciudadanos conozcan como funciona la democracia.