R. Fischer
Al volver a mi oficina luego de un seminario en la Facultad de Economía y Negocios, pasé frente a un enorme edificio nuevo en calle Tarapacá, de al menos 9 pisos. Era el nuevo edificio del Sindicato de BancoEstado, construido con recursos de alguien.
El sindicato alegará que son las cuotas de los miembros: mi impresión es que la negociación sindical con el BancoEstado incluye las cuotas en el convenio. En tal caso, los chilenos pagamos el nuevo edificio del sindicato. Además de los seis balnearios (Lo Guillaves, Los Queñes, Campo Deportivo Chillán, Puerto Montt, Recinto Lechagua y San Juan), el Estadio en Santiago, así como la reciente alza salarial que se comió las utilidades de un trimestre y le costó el cargo a Guillermo Larraín.
No me hubiera importado que una empresa privada tratara con tanta bondad al sindicato: después de todo, los accionistas deberían reclamar. En el caso de este edificio, son recursos nuestros los que permiten este despliegue.
