De una conversación con Harald Beyer (aunque no sé si está de acuerdo con la forma como interpreto la idea) se nos ocurrió una alternativa para renovar completamente el sistema de salud privada. En vez de continuar con el sistema ISAPRE actual, se podría cambiar a la obligación de comprar solamente el seguro catastrófico que ya ofrecen las ISAPRES. Este seguro protege contra lo que realmente importa: las enfermedades de alto costo y las crónicas, que llevan las familias a la quiebra.
Para los demás gastos de salud, las personas podrían pagarlos de su bolsillo o podrían contratar seguros privados como los que ya existen, que serían libres para ofrecer distintos niveles de cobertura y calidad de atención. El problema que normalmente tienen los seguros privados es que las empresas de seguros de salud son libres de no renovar sus contratos con cotizantes de alto costo (a diferencia de las ISAPRES que están obligadas a renovar contratos). Bajo este plan, eso no sería un problema demasiado importante, pues la razón para la no renovación es normalmente el costo de las enfermedades de alto costo que tienen efectos recurrentes a futuro, y éstos estarían cubiertos por el seguro catastrófico.
Se puede interpretar el plan como la obligación de todos los afiliados al sistema privado de contratar un seguro catastrófico con un gran deducible. Todo lo demás en materia de salud es responsabilidad del cotizante. Desde el punto de vista de la libertad de las personas, esto es preferible a un sistema que obliga a gastar mucho más en salud, montos que se utilizan luego para pagar atenciones rutinarias.
Lo que falta en todo esto es como trasladar la idea al sistema público. Una posiblidad es que el Estado pague el seguro catastrófico a las personas de menores ingresos y les entregue un voucher para comprar seguros de salud privados para los gastos no catastróficos. Hay que darles más vueltas a estas ideas.