Educación coreana

Es irónico que al mismo tiempo que países como el nuestro observan con envidia los resultados de los tests internacionales de países como Corea o Japón, esos países tratan de cambiar sus esquemas educacionales en una dirección más occidental. Japón ha introducido reformas educacionales en una dirección más liberal. Los cambios desesperan a los conservadores y a los hombres de negocios. El motivo es que la mayor libertad de enseñanza lleva a peores resultados en los tests estandarizados y porque los jóvenes están menos dispuestos a aceptar el tipo de relaciones jerárquicas comunes en las empresas japonesas.

En Corea, los padres envían a los hijos a países angloparlantes para que aprendan inglés, pero además para que no pierdan la creatividad, como temen ocurre en su propio sistema escolar. Esto se debe a un sistema de ingreso a la universidad basado, como buena parte de nuestra PSU, en el aprendizaje de memoria. Este esquema de ingreso a las unversidades significa que los niños Coreanos, aún siendo pequeños, deben asistir a clases adicionales privadas por varias horas al día.

El problema es que los jóvenes que estudian en el extranjero pierden el idioma y los contactos, por lo que les es dfiícil adaptarse a su vuelta –sin considerar el costo para los padres–. Por lo tanto han comenzado a aparecer colegios occidentales en Corea, aislados del resto del país. Estos enclaves unen filiales de varios colegios famosos, y se habla solo en inglés. La ventaja es que no se separan las familias y los niños hacen contactos coreanos. El esquema está recién partiendo, pero muestra que los problemas educacionales no son solo de nuestros países y que las pruebas estandarizada no son todo lo que importa en educación.

Errores estadísticos

En Marginal Revolution, Alex Tabarrok señala que errores de análisis estadístico tienen consecuencias económicas cuando se sacan conclusiones que no son válidas. Aparentemente en los EE.UU. hay un movimiento que propone colegios más pequeños, usando el argumento espurio de que los colegios que obtienen los mejores resultados en las pruebas son pequeños. Pero esto se puede deber a la mayor varianza en los resultados de los colegios pequeños, justamente por ser más pequeños. Mirando el gráfico siguiente (de Margiunal Revolution) se observa de donde proviene el resultado. Al haber mayor varianza en los colegios pequeños, los que obtienen mejores resultados son pequeños, pese a que en promedio son iguales a los colegios de mayor tamaño.

Cambios en la calidad de los colegios versus tamaño

Educación y señales: un error?

En su página, a Bryan Caplan le dan duro por creer que la educación universitaria tiene como principal objetivo la emisión de señales costosas para filtrar la calidad de los alumnos. El contradictor de Caplan señala que de ser así, sería un mecanismo ineficiente, ya que es fácil pensar en otras formas de filtrar las personas. Concluye que gran parte de la educación debe tener un contenido efectivo. Un ejemplo de sus argumentos, que son convincentes:

In your reply you stated that education’s value added was maybe 20% of the private returns to education. Does this mean that you think fully 80% of the value of time and other resources spent on education are wasted? Wow! Given how much we spend on education and how much time we spend in school that is an enormous inefficiency! How is that possible? The strongest argument for either of the two positions I’m defending is that if there was a much more efficient way to do whatever it is that education does, somewhere some society would have found it and we would all be trying to copy them. Here in the US we’ve now had at least 50 to 100+ years of experience with mass education and we haven’t been able to find a better way? (I say 50 to 100+ since universal grammar school has been around much longer than cheap large scale higher education.) Not only are other countries not developing radically different models, they are sending their children to this country in droves for this supposedly useless education. Bryan, I hope you appreciate the irony here. In our first public debate you are taking the side of widespread market failure while I’m defending the ability of private ingenuity to work its way around whatever problems the world throws in its way – the reverse of our usual roles. I must say I’m enjoying being in this position because I normally grant that it is the person arguing against efficiency who has the burden of proof.

Su conclusión exige una retracción de Caplan:

So Bryan, ready to do some back tracking? I think you’ve got to at least admit that the educational system is a lot more efficient than you originally claimed. Otherwise I think you have gotten yourself out on a limb that won’t support the weight.

Gracias a Marginal Revolution.

India y los ingenieros

India sufre una escasez de ingenieros civiles, por lo que no hay personas para realizar tareas como reparar carreteras, puentes, o sistemas eléctricos. Aparentemente la enorme demanda por ingenieros informáticos ha desviado la atención de los mejores prospectos de ingeniería civil.

Tal vez la cifra más sorprendente es que India admite poco más de 22.000 estudiantes a escuelas de ingeniería civil, lo que parece una cifra pequeña. La Escuela de Ingeniería de la U. de Chile admite casi 800 alumnos, y existen varias otras universidades que tiene buenas facultades de ingeniería. Muchos de ellos no terminarán como ingenieros civiles, pero igual parece que India admite pocos ingenieros, considerando una población casi 70 veces la chilena.

Peticiones de las universidades estatales

El Mercurio de hoy resume las peticiones de las universidades estatales al Ministerio de Educación. Las peticiones son:

  1. La posibilidad de endeudamiento de largo plazo
  2. Más recursos del Estado
  3. Menos burocracia
  4. Ayuda a estudiantes
  5. Compartir los gastos de reconstrucción

El análisis que sigue es algo superficial y no exhaustivo, pero permite los siguientes comentarios.

Primero, las universidades reclaman que reciben solo un 25% en promedio de recursos del Estado, y menos en el caso de la U. de Chile. Este blog siempre ha tenido dudas sobre estas cifras, pues le parece que esconden que un porcentaje mucho mayor de los ingresos de las universidades estatales dependen del Estado. Por ejemplo, gran parte de los alumnos reciben becas o préstamos subsidiados por el Estado, la mayor parte del gasto en investigación es financiado por el Estado, y parte importante de los ingresos por consultorías corresponden a proyectos del Estado.

Tal vez lo que quieren decir los rectores es que reciben pocos recursos del Estado que se entregan sin competencia, como aportes directos. Pero una petición de mayores recursos no competitivos es menos defendible, y los rectores no la mencionan de esta forma.

Segundo, aunque la restricción de endeudamiento es una seria restricción a las universidades, a este blog le parece peligroso un endeudamiento de más largo plazo en universidades cuyas decisiones responden, finalmente al voto de sus empleados. La experiencia nos indica que los académicos no son más resistentes al populismo que el resto de los ciudadanos. Por lo tanto puede salir elegido un rector que practica políticas inssotenibles pero populares.

Esto es especialmente cierto porque existe un salvador de última instancia: el Estado, que por razones políticas, tendrá problemas para dejar que quiebren sus universidades, . En consecuencia, es posible se tomen decisiones de financiamiento de largo plazo que son insostenibles, si las universidades tienen demasiada libertad de endeudamiento. Es necesario que las universidades enfrenten un costo para que se comporten en forma prudente. Una posibilidad sería eliminar el estatuto de empleado público en las Ues estatales. Esto haría que funcionarios y académicos sean más sensibles a la situación financiera de la universidad, ya que en caso de default la universidad podría verse obligado a despedir funcionarios y académicos.

Tercero, reducir la burocracia y el control extremo de la Contraloría General es un objetivo razonable. El control de la Contraloría aumenta la inflexibilidad ya existente en un organismo estatal. A esto podría colaborar la propuesta de que los funcionarios y académicos dejen de ser funcionarios públicos. El resultado sería una planta más flexible y ajustada a los ingresos de las universidades, y una menor intromisión de la Contraloría.

Cuarto, la ayuda estatal a los alumnos ya existe, y si se desea aumentarla, ¿no se deberían unir las universidades estatales con las privadas, que en muchos casos atienden a grupos sociales similares? No se ve razón para tratar mejor a un estudiante de bajos ingresos solo porque va a una universidad estatal.

Quinto, Respecto a los daños por el terremoto, parece razonable que el Estado colabore con las universidades. Se podría preguntar por qué no tenían seguros, pero en muchos casos se trata de edificios e instalaciones vetustas, que no son asegurables. Las universidades privadas, que están en proceso de construir su infrastructura, o la tienen recién construida, están en mejores condiciones, por lo que su situación no es comparable.

Sexto, en general, darle más libertad a las universidades requiere que éstas enfrentan más responsabilidades por sus acciones, especialmente ante la posibilidad de fracaso. Esto requiere cambios en la gobernanza de las univversidades estatales y en la estructura del empleo en ellas.

Otra vez la PSU

Nuevamente está en la noticia la PSU. La disputa es ahora entre universidades que quieren ante todo la licitación de la PSU, y aquellas que prefieren que, antes de licitarla, sea evaluada por expertos internacionales en un proceso transparente. Desde su comienzo, la PSU ha sido criticada. Sus resultados le han dado la razón a los críticos, que señalaron desde un comienzo que este tipo de pruebas tendía a reducir las oportunidades de los grupos más desfavorecidos, y que no era un buen indicador de rendimiento futuro. En efecto, no hay evidencias de que sea un mejor predictor que la prueba de selección anterior, la PAA. En el caso de los muy buenos alumnos, es un mal predictor pues no tiene capacidad de discriminación fina. Peor, hay evidencias que desde su introducción, las diferencias de puntaje entre quienes pertenecen a los grupos de menores y de mayores ingresos han aumentado, pese a las correcciones que se le hacen al puntaje para no hacer tan obvia la diferencia que existe con los puntajes brutos. Es decir, la PSU es francamente más mala como prueba que el sistema anterior.

Por lo tanto, antes de licitar la PSU, la prudencia mínima requiere que se revise su diseño luego de una evauación internacional. El antiguo deseo de la PUC por quedarse con la prueba –uno de los motivos por los que se llegó al engendro– no debería ser un impedimento para esta decisión.

Liceos de excelencia en el Reino Unido

En el London Review of Books, una carta sobre los grammar schools, el equivalente inglés a los liceos de excelencia. Tal como se ha señalado para Chile, el autor (que asistió a unos de esos colegios y luego fue a Cambridge) escribe que:

The grammar schools, whatever the overall system’s faults, provided a lever for change. The subsequent system has not. In illustration, from my time there, one grammar school alone eventually produced the chairman of Shell, a scientist who in Geneva helped develop what became Cern, an international concert pianist and composer, a leading legal academic, a successful playwright and, I suppose typically, senior civil servants.

Es decir, estos colegios fueron un mecanismo de movimiento social, de oportunidades para los más capaces de hogares desfavorecidos. Pero luego el colegio fue destruido cuando comenzó el movimiento de los comprehensive schools. En una respuesta igualitaria al hecho que no todos eran favorecidos por el sistema, se eliminaron los grammar schools y se los transformó en el equivalente nacional de los liceos ordinarios. Como escribe el autor citando a un parlamentario laborista:

Once there were good schools, and there were bad schools, and so the government of the day decided to put that right, and it amalgamated them, so that everybody could go to a good school.

¿No es esa la respuesta de muchos especialistas en educación a la propuesta de tener más liceos de excelencia? Pero el resultado fue que todos los colegios del sector público terminaron siendo malos, negando oportunidades de avance a los más capaces. ¿Por qué no miramos la experiencia inglesa y aprendemos algo sobre los resultados de intentar igualar a todos? Sin considerar que estamos peor que el Reino Unido, ya que no disponemos de los mismos recursos materiales y humanos. Como concluye el autor: lo que obtuvimos es que ahora tenemos un gabinete formado por alumnos de Eton, el colegio más caro y exclusivo de Inglaterra.

Un estudio sobre la educación universitaria

Gracias a Marginal Revolution, el siguiente artículo aparecido en el último Journal of Political Economy ( aquí se puede encontrar una versión abierta).

El articulo muestra varias cosas interesantes sobre la educación universitaria, en este caso en la Academia de la Fuerza Aérea de los EE.UU. (como se trata del rendimiento en cursos tipo cálculo, el hecho de ser una academia militar no es relevante). El universo del estudio eran más de 10.000 estudiantes entre 2000 y 2007. Se estudiaron los cursos introductorios en una materia y que tienen varias secciones paralelas, con controles comunes. Los resultados más interesantes tienen muchas implicancias para la política educative en las universidades:

1. Un profesor que cuyos alumnos obtienen buenos resultados relativos (al resto de las secciones) en uno de estos cursos tiene efectos negativos sobre los resultados posteriores en el programa.

2. Las encuestas a los alumnos están negativamente correlacionadas con los resultados posteriores en el programa.

3. Las clases hechas por profesores jóvenes, especialmente sin doctorado, tiene efectos negativos sobre los resultados posteriores en el programa.

Por lo tanto, es razonable suponer que la administración de la universidad solo debería utilizar las encuestas de los alumnos cuando éstas son muy negativas o muy positivas respecto a un profesor, y en tal caso investigar a que se debe el resultado. De otra forma, podrían cometerse errores serios. Además, es interesante que profesores con postgrados son más efectivos en los cursos, aunque obtengan peores evaluaciones. Estos resultados validan los criterios y políticasutilizados en algunos departamentos académicos, com el Departamento de Ingeniería Industrial de la U. de Chile.

Francia también tiene una educación clasista

El diario Liberation tiene un artículo que muestra que la educación francesa, en sus niveles más altos, es para la élite. Pero no para la élite normal, sino que la que tiene un padre profesor. Uno de cada dos alumnos del Polytechnique (la crema de la crema) es hijo de un profesor. Parece que ser hijo de un profesor ayuda debido a que solo ellos conocen los complejos y desconocidos trucos necesarios para ingresar a esta escuela.

En la igualitaria Francia, a principios de los 90 un niño de niveles populares tenía 1/23 de las posibilidades de un niño de niveles altos de ingresar a una de las Grandes Écoles donde se preparan las clases dirigentes francesas (el equivalente sería ingeniería o ingeniería comercial en las universidades de Chile y Católica, aunque ahora aparecen algunas universidades privadas). El 64% de los estudiantes en las Grandes Écoles tenía un padre que pertenecía a los cuadros superiores. Estas cifras son para el período 89-93, pero las cosas parecen haber empeorado. En efecto, se ha sesgado tanto la selección en los últimos años hacia los hijos de los profesores, que las clases altas ahora envían a sus hijos a estudiar al London School of Economics o en las universidades de EE.UU., porque saben que tienen pocas posibilidades de entrar en las instituciones de élite francesas, capturadas por los profesores.

Liceos de excelencia

La columna de Carlos Peña de hoy menciona el programa de liceos de excelencia del Ministro de Educación. No me queda claro del artículo de Peña si su posición es favorable a estos liceos o no lo es. He escrito apoyando los liceos de excelencia (Movilidad y liceos emblemáticos), porque me parece que permiten dar movilidad a una sociedad que con la PSU (en algún momento entraré en mñas detalles de esta prueba nefasta) se está rigidizando.

En breve, el argumento es que con la PSU, la calidad y cantidad de la educación que se recibe es esencial para poder acceder a las mejores universidades y las carreras más atractivas. Aunque con la antigua PAA algo de esto ocurría, era un efecto mucho menos importante. Con la PSU, los alumnos de los mejores colegios privados tienen profesores mejores y recursos que les permiten contratar clases adicionales si las requieren, todo lo cual les da una tremenda ventaja sobre los demás estudiantes. Con la PAA, estas ventajas eran menos importantes, pues solo requería conocimientos hasta primero o segundo medio, y uno supone que un alumno inteligente podría adquirirlos, incluso por su cuenta, al llegar a 4º medio. Por lo tanto, ese estudiante tenía alguna posibilidad de un buen resultado, el que ahora es inalcanzable.

Los liceos de excelencia ayudan a que el grupo de mejores alumnos de ingresos medios y bajos tengan la oportunidad de competir con los alumnos de altos ingresos, tal como lo hacen los alumnos del Instituto Nacional. La posibilidad que las mejores universidades consigan estos alumnos es bueno para el país en muchas dimensiones. Primero, las futuras clases dirigentes incorporarían muchas personas brillantes que hoy se pierden, y saldrían de ese grupo quiénes solo están ahí porque sus familias podían pagar sus estudios en colegios particulares caros, pero que no tienen otros méritos. Segundo, haría más valioso el estudiar en todos los grupos sociales, ya que un alumno y familia que hoy, sabiendo que no tienen posibilidades con el estudio no lo valoran mucho, tenderían a valorar el esfuerzo en el estudio. Tercero, la mayor movilidad social es sana para las sociedades. Podría seguir con la lista de ventajas.

Contra esto, los que se oponen señalan que lo importante es mejorar la calidad de la educación para todos, la vieja idea de valorar más la igualdad de resultados que la de oportunidades. Pero los recursos que tenemos no alcanzan –ni existe el número de profesores de la calidad necesaria– para equiparar lo que ofrecen los buenos colegios privados. Es decir la propuesta igualitaria tiene dos alternativas: un lento crecimiento de los recursos a los colegios subvencionados y municipales, los que mejorarían la educación gradualmente, pero en el intertanto, para todos los efectos prácticos, nada cambia. Alternativamente, se puede pensar en reducir las desigualdades castigando a los mejores colegios, por ejemplo, eliminando la selección en los mejores liceos y cerrando los colegios particulares. Esto sería mucho peor, por supuesto.

Además de los argumentos contra la propuesta igualitaria que aparecen arriba, se me ocurrió otro argumento cuando leía a Peña (que en el artículo no se pronuncia sobre el tema de igualdad y oportunidades). No tiene nada de original, pero como no se me había ocurrido antes decidí escribir todo este –mucho más largo de lo pensado– artículo.

Supongo que las personas que promueven la igualdad (de resultados) a costa de la igualdad de oportunidades estarán a favor de procesos de selección universitaria. En esos procesos, se eligen a los mejores, de acuerdo a algún criterio, para entrar en las universidades y programas de mejor calidad. De no ser así, nuestra clase dirigente sería el resultado de una lotería en la que todos podrían ser elegidos –me parece que esto ocurría en algunas polis griegas, pero las sociedades modernas no han seguido este ejemplo más que para los vocales en las elecciones–. Para decirlo de otra forma, procesos de selección ocurren en algún momento en todas las sociedades. ¿Por qué no ayudar a que jóvenes de todos los niveles sociales tengan la oportunidad de participar en este proceso de selección? Los liceos de excelencia realizan una preselección, por decirlo así, de quiénes serán elegidos finalmente. Sin liceos de elección, los jóvenes de menores ingresos no tienen la posibilidad de participar en el proceso de selección final.