Sobre los diferentes presupuestos

R. Fischer

Confieso que es cada vez más difícil de entender la discusión sobre los presupuestos. Parece increíble que contando con cifras válidas de las distintas componentes del gasto y de los ingresos se pueda producir la discusión que observamos entre economistas favorables al gobierno y economistas de oposición. Pese a ser yo un economista, me cuesta seguir esta discusión. En principio debería ser trivial determinar quién tiene la razón, si se explicitara bien de que es lo que se está discutiendo, pero todo parece indicar –hasta esto es confuso– que los puntos de partida son distintos.

Existe una propuesta de crear un Comité Fiscal independiente que haría una especie de evaluación del presupuesto más objetiva y con una memoria histórica que evitaría que un cambio de gobierno produzca efectos que hacen difícil para los legos entender si el presupuesto tiende a un exceso de gasto o por el contario, se ahorra tanto como en el  pasado.

Estaría satisfecho con un cuadro que indicara, para cada una de las dos posiciones:

  1. Cuál es el déficit esperado para el próximo año, usando el crecimiento de ¿tendencia? (o cómo se llame la tasa a la que Chile puede crecer en el mediano plazo, y que es definida por un Comité independiente).
  2. Cuál fue el déficit de años pasados, usando el crecimiento e ingresos de gobierno y gasto efectivos.
  3. Cuál habría sido el déficit de años pasados, usando las cifras esperadas de crecimiento y de crecimiento de los ingresos del gobierno; y el gasto efectivo.
  4. Cuál habría sido el déficit de años pasados, usando las cifras de crecimiento y  de crecimiento de los ingresos efectivos; y el gasto que se esperaba ocurriera ese año.

Además, una explicación para la diferencia entre las cifras entre el gobierno y la oposición, si ella existe. Tal vez estoy pidiendo algo equivocado, en el sentido de no ayudar a entender dónde está el problema, pero no se me ocurre otra forma de tratar de entender el motivo para una discusión sobre algo que no debería merecer disputa alguna.