R. Fischer
No soy un experto en materia tributaria, por lo que es probable que los comentarios que siguen muestren un deplorable número de errores. Pese a ello, hay principios generales en materia de políticas públicas que son aplicables a la teoría impositiva. Uno de ellos es que es deseable que la estructura de las políticas públicas esté basada en principios generales consistentes y no que sea un conjunto de medidas arbitrarias adoptadas porque buscan alcanzar un objetivo.
El problema de este segundo enfoque, que podemos llamar anárquico, de las políticas públicas es que al no tener una consistencia interna, es fácil que una propuesta introduzca fenómenos perversos que a primera vista parecen ser de segundo orden pero que adquieren relevancia una vez implementada la medida. Además, el enfoque anárquico no ofrece una guía sobre como corregir estos efectos de segundo orden, por lo que se adoptan correcciones adicionales que hacen cada vez más complejo entender los efectos de cada medida sucesiva. Esta larga introducción es para explicar porqué me parece errónea la idea de eliminar el FUT, sin referirme a las consecuencias –buenas o malas–, de un aumento en la recaudación impositiva.

El FUT
El sistema tributario chileno tiene una virtud: es consistente lógicamente: son las personas las que pagan los impuestos, por lo que las utilidades retiradas de las empresas descuentan los impuestos ya pagados por ésta. Esto es lógico, porque de otra forma habría una doble tributación de esos ingresos. Esto generaría una distorsión productiva. Una consecuencia es que sería preferible para las empresas endeudarse (un costo deducible) que usar capital propio para inversiones.
El FUT aparece porque no siempre se retiran las utilidades de las empresas año a año. Esto puede ocurrir porque la inversión planeada es importante, y requiere acumular recursos durante varios años, o porque la empresa teme que en el futuro mediano sus perspectivas son malas (tal vez teme una crisis en su sector) y desea mantener reservas para sobrevivir el período difícil, o porque sus propietarios desean suavizar la variación en sus ingresos en el tiempo por motivos tributarios.1 Todos estas son razones legítimas para mantener utilidades en la empresa por períodos más o menos largos, y el FUT es un mecanismo que permite que esas utilidades no sean sujetas a doble tributación.
El FUT básicamente es un mecanismo para recordar los impuestos a las utilidades que pagó la empresa sobre esas utilidades acumuladas. Por lo tanto, es un saldo impositivo a favor de los propietarios de las empresas, que pueden utilizar cuando retiren las utilidades, o incluso es un valor que se puede transferir si la empresa se vende.2 Mirado así, no hay nada malo con el FUT y es más bien un mecanismo que se integra correctamente con nuestro sistema impositivo, manteniendo su consistencia. Como muestro más adelante, eso no ocurre con propuestas alternativas.
Problemas del FUT
El problema del FUT no es su consistencia lógica, sino que la forma en que ha sido implementado.3 Aparentemente, es muy fácil retirar utilidades acumuladas aprovechando el FUT para no pagar más allá del 20% (o menos). que pagan las empresas sobre sus utilidades. Aunque el actual gobierno hizo algunos esfuerzos para modificar las leyes tributarias y eliminar algunos de los resquicios del FUT, sus esfuerzos fueron anémicos y ante la oposición de tributaristas y de empresarios que se benefician de las reglas actuales, abandonaron el intento.
En esas condiciones es difícil aumentar los ingresos impositivos, porque una parte importante de la potencial base tributaria (las utilidades no retiradas de las empresas) quedan fuera del alcance de un alza de impuestos. Es por ello que se desea modificar el sistema, eliminando el FUT. Me parece que es un error; lo que se debe modificar son las reglas que se usan en el FUT de manera de evitar la evasión y la elusión indeseada.

Porqué no eliminar el FUT
Para entender porque eliminar el FUT es un error, consideremos otro mecanismo de evasión y elusión impositiva: los gastos de las empresas. Muchos empresarios aprovechan los gastos de la empresa para cubrir gastos personales (por ello muchos, al combinarlo con utilidades no retiradas pagan menos del 20% del impuesto a los ingresos). Pero nadie concebiría que lo que debe hacerse es eliminar el descuento del gasto de las empresas y tributar sobre los ingresos. Un buen sistema impositivo trata de fiscalizar y castigar cuando se cargan gastos personales a las empresas, así como intenta eliminar los resquicios usados por empresarios que eluden la obligación de separar los gastos personales de los gastos de la empresa.
Lo mismo debe hacerse con el FUT, cambiando las reglas que permiten la elusión y facilitan la evasión, pese a la oposición de los tributaristas y otros que se benefician del sistema de resquicios actual. Es una tarea más difícil que eliminar el FUT, pero solo así puede mantenerse la consistencia del sistema impositivo.
Problemas de las alternativas
Al eliminar el FUT, se hace más difícil que la empresa invierta con sus propios recursos, por lo que, en compensación, se ha propuesto la depreciación instantánea de los activos, lo anularía el efecto negativo de la eliminación del FUT sobre las inversiones, El problema es que la propuesta es inconsistente, en el sentido de ser una medida que persigue un objetivo único (no perjudicar las las inversiones) sin considerar el contexto impositivo más general.
Al asimilar el gasto corriente de una empresa con sus inversiones (al ser la depreciación instantánea) se introducen distorsiones en el sistema económico cuyos efectos no comprendemos (ni siquiera me gusta la depreciación acelerada por el mismo motivo). Cuando éstas aparezcan, habrá que corregirlas con otras medidas inconsistentes, que darán origen a nuevos problemas, mientras los tributaristas se hacen más ricos.
Otro ejemplo de los problemas de eliminar el FUT es el de las sociedades anónimas en que no se reparten dividendos: un accionista minoritario se verá perjudicado pues debe pagar impuestos sobre ganancias que no ha retirado, algo que no ocurre con el FUT. Corregir esa distorsión introducirá nuevos problemas, y así sucesivamente. No corregirla tendrá un impacto negativo sobre los mercados bursátiles y sobre la capacidad de las firmas de financiarse mediante aumentos de capital.
Conclusión
Tal vez por mi formación, prefiero los sistemas de reglas consistentes, porque sirven como guías que disciplinan las políticas públicas. Una vez que eso se pierde, todas las propuestas son aceptables, y campea el lobby. Es por ello que creo que es un error eliminar el FUT, a diferencia de modificar las reglas de aplicación que permiten que muchos empresarios paguen muchos menos impuestos de los que corresponderían.
Nota:
1. Existen también razones menos legítimas para acumular utilidades no retiradas, que examinaremos más adelante.
2. No se cual es la regla del SII aplicable a estas ventas, pero parece de toda lógica que,si una parte de la ganancia de capital en la venta no tributa eso no puede extenderse a la parte de la ganancia se capital asociada al FUT. Es decir, si las ganancias de capital puras estuvieran exentas, y si estas ganancias de capital incluyeran un X% de FUT, ese X% de la ganancia de capital no debería estar exenta. De otra forma habría una doble exención, lo que sería icnonsistente con el modelo impositivo.
3. Aquí entro en la parte tributaria que no entiendo bien.
4. Los tributaristas saben que cualquier alternativa (que necesariamente será inconsistente con un sistema integrado) será un terreno fértil en resquicios, por lo que su oposición a eliminar el FUT será menor que a mejorarlo.