Por qué no una Asamblea Constituyente I: Historia

R. Fischer

Se discute sobre una Asamblea Constituyentes y en espacial sobre los procedimientos con los cuales ella podría implementarse «legalmente». La pregunta importante, a mi parecer, es si necesitamos una Asamblea de este tipo. Hay razones históricas, de teoría de la democracia y de ausencia de necesidad que indican lo contrario.1

En general, las naciones solo tienen Asambleas Constituyentes tras una crisis mayor: una derrota militar, un desastre económico o una revolución. En nuestro país, que disfruta de una economía sana, de orden público (salvo excepciones), de un grado de confianza o desconfianza en sus instituciones similar al del resto de los países de América Latina,  y que tampoco teme desastres en el horizonte (salvo una Asamblea de este tipo), no existe esta necesidad. El requeirmiento de una Asamblea Constituyente es una necesidad artificial, una creación de abogados constitucionalistas ansiosos de dejar una marca, de grupos pequeños organizados con intereses oscuros (como diría nuestro Rectoxr) y de algunos políticos que no han reflexionado sobre su significado.

Se alega que la constitución actual es una creación de Pinochet y que por lo tanto su origen estaría viciado.2  El argumento me recuerda el del pecado original de San Agustín: los hombres desde su concepción serían pecadores, pues el Pecado de Eva se transmite a través del sexo y nos hace a todos en cierta forma ilegítimo si no contamos con la ayuda de la Iglesia. Tal vez  porque es un país católico, este argumento tiene más resonancia.  Pese a que la Constitución se ha reformado en numerosos aspectos, sigue teniendo un origen manchadoy por lo tanto solo una recreación podría limpiar este pecado .

En tal caso, ¿cuánto más ilegítima debe ser la Constitución de Japón, escrita bajo las órdenes del General Mac Arthur, cuando Japón estaba invadido por las tropas aliadas?  Salvo nacionalistas extremos, no es ésta una causa para cuestionar la legitimidad de su constitución, ni parecen los Japoneses estar descontentos con ella. La constitución americana, que disponía que para efectos de definir la población con la que se asignaba el número de representantes de un estado, los esclavos valían por 3/5 (pese a que no votaban), debía ser ilegítima, y no habría bastado con la enmienda 13  para corregirla, según el criterio de nuestros asambleístas.

No estoy de acuerdo con la motivación cuasi-religioso del argumento de la ilegitimidad y lo entiendo solo como un resabio conservador de sus proponentes.2 La constitución que vale es la que tenemos y es necesario evaluarla en su forma actual, y modificarla si nos parece errada.

(Sigo con los argumentos de teoría de la democracia y de ausencia de necesidad en la tarde.)

Notas

1. Debo aclarar mi inexperiencia en varios de estos temas, así que estoy preparado para pasar vergüenza si algún lector encuentra errores. Me parece un tema suficientemente importante como para que una persona medianamente culta pueda opinar sobre el tema.

2. Una de las cosas que sorprende es lo reaccionarios que es la actual izquierda en Chile: en casi todas las materia se desea volver a los 60, como si ellos hubieran sido, en términos bíblicos, la tierra de la prometida de la leche y  la  miel

Autor: variacioncompensada

Profesor, CEA-DII, U. de Chile.

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