R. Fischer
Aparentemente, el problema es que hay demasiada educación. Según el Financial Times, el exceso de capital humano está teniendo un creciente costo económica. El caso es que 7 de cada diez coreanos que terminan la enseñanza media ingresan a la universidad. Esto genera un desequilibrio entre la cantidad de trabajo calificado y de trabajo no calificado. El gobierno estima que sobran 50.000 graduados universitarios todos los años, y que faltan 30.000 trabajadores sin calificación o técnicos por año. Es por ello que la diferencia entre el ingreso de un universitario y el de un graduado de enseñanza media es de solo 33%, lo que probablemente no compensa los años no trabajados y los costos de la educación universitaria.
El costo para la sociedad es elevado. Primero, el desequilibrio en la cantidad de profesionales y de técnicos y otros trabajadores. Segundo, el costo para la sociedad de mantener a tantos estudiantes que no trabajan. Tercero, el costo para las familias ha reducido la fertilidad, que ahora es de solo 1.2 por mujer en edad fértil. Cuarto, el costo directo para las familias de pagar la educación. El costo promedio de la universidad es de más del 25% del salario anual promedio –y aparentemente sin becas ni préstamos subsidiados–.
Además, para prepararse para los exámenes, los estudiantes, incluso muy jóvenes– van a cursos vespertinos después del colegio. A diferencia del colegio, que es gratuito, estos cursos son pagados y caros, representando un costo total anual de 1.63% del PGB., lo que ha aumentado la deuda de los hogares.1 No olvidemos lo estresante de la educación coreana, con mucho bullying, estudiantes que tienen poco tiempo para si mismos pues estudian muchas horas. Por último, enfrentan un ambiente académico muy competitivo y presionado por los padres. Eso explica la alta tasa de suicidios en los jóvenes.

Lecciones del caso coreano
Tal como en Chile, tener un título universitario es prestigioso, una de las razones que explican la aparente irracionalidad del comportamiento coreano. 2 También en Chile, el número de estudiantes universitarios representa una fracción mayoritaria de los estudiantes de la cohorte en edad de estudiar. Esto ocurre cuando todavía tiene un costo estudiar en la universidad: ¿que pasará cuando se eliminen la señal económica que proporciona el costo de los estudios universitarios? Imagino que el costo para la sociedad será mayor que en Corea, que al menos enfrenta esos costos.
La gran confusión
Creo que el problema de la sobreeducación universitaria tiene su origen en una confusión sobre lo que significa educarse. Se confunde la educación y la cultura como un bien en si mismo con la educación que tiene un objetivo económico: educación para el trabajo posterior. Lo primero produce un valor en el sentido de permitir comprender el mundo, apreciar la belleza de una creación artística o entender un argumento filosófico. Es una educación que produce una vida más rica y completa.
El segundo tipo de educación tiene un objetivo más utilitario: se trata de educar para el mundo laboral, como lo es el título profesional. Es un objetivo positivo, pero completamente distinto del primero. El problema es que los argumentos en educación mezclan a menudo ambos tipos de educación, tal vez porque en los países anglosajones la educación en los colleges tiene un objetivo hacia liberal arts en sus primeros dos años,
Como la educación profesional tiene beneficios casi puramente privados, es un ámbito en que se deberían dejar actuar las señales económicas, y evitar la educación gratuita (aunque es razonable disponer de créditos subsidiados para personas de menores ingresos, con el objetivo de igualar oportunidades). Debido a su carácter utilitario, una vez que haya una sobreoferta de profesionales, el sistema debería ajustarse, si es que los estudiantes perciben las señales económicas, y dejarían de demandar la universidad, prefiriendo algunos carreras de tipo técnico.
Al establecer la separación en estas dos categorías, estoy suponiendo que el primer tipo de educación crea externalidades positivas. Personas más cultas demandan y aprecian las arte, el conocimiento científico y el pensamiento, valores que estimamos positivos en nuestra sociedad. Creo que eso justifica subsidiar programas de educación en artes liberales.
Lo interesante de este segundo tipo de educación es que como es valorada por si misma, no requiere que solo se entregue mediante estudios universitarios. Las municipalidades y otras instituciones pueden hacerlo (y lo hacen en pequeña escala) o tal vez incluso en talleres de escritura, o de arte. Bajo este criterio, deberían aumentar los subsidios a museos, galerías de arte, y los recursos destinados a bibliotecas y otras instituciones culturales. Además, personas que no han tenido estudios universitarios profesionales pueden tener acceso a estos programas, por lo que el hecho de no haber ido a la universidad no debería limitar el conocimiento en liberal arts. Creo que nuestra sociedad sería más rica en todos los sentidos si destináramos más recursos en esta dirección, subsidiando menos los estudios profesionales.
Notas:
1. Para tener una idea de la magnitud de ese gasto, en Chile correspondería a unos US$ 4 mil millones, y algo más de la mitad de lo gastado en educación primaria y secundaria.
2. Pese a esta similitud, la educación –independientemente de un título– es un valor más importante en la cultura coreana de lo que lo es en la nuestra.