Agua: ¿un nuevo derecho humano?

La diferencia entre derechos humanos aspiracionales y derechos humanos convencionales. El nuevo derecho al agua es un derecho aspiracional.

La Asamblea de las Naciones Unidas aprobó una propuesta boliviana que declara que el acceso a agua limpia es un derecho fundamental. A este blog le parece un ejemplo del populismo que tiende a afectar a ese organismo. Es claro el motivo político para la propuesta boliviana. El comienzo de las revueltas que eventualmente llevaron a Evo Morales al poder comenzaron con la expropiación de la empresa de agua potable recientemente privatizada que proveía a la ciudad de El Alto.

Este blog observa al menos dos problemas con este tipo de declaraciones. Primero, la multiplicación de derechos humanos hace que pierdan relevancia los derechos realmente importantes. ¿No es más esencial el derecho a la vida, a no ser torturado, que a solo tener acceso a agua que requiere ser hervida antes de poder usarla? Por supuesto, para las personas que solo disponen de ese tipo de agua la situación es dura, pero no para parece no comparable con perder la vida o con ser torturado. Al confundir las aspiraciones con los derechos humanos se diluye el concepto esencial.

Segundo, es difícil operacionalizar el concepto. ¿Cuánta agua y de que calidad se requiere para evitar violar los derechos de acceso al agua? Hay muchos países, incluyendo Bolivia, que violan gravemente este nuevo derecho humano (de acuerdo al Banco Mundial, un 14% de la población de Bolivia no tiene acceso a agua potable). ¿De quién es la culpa?

Suena bien considerar el agua como un derecho, tal como el derecho al trabajo, el derecho a vivir en un ambiente sin contaminación y otros muchos derechos que se pueden denominar derechos aspiracionales. Pero es claro que hay culpables de violaciones a los derechos humanos convencionales (responsables de torturas y asesinatos, por ejemplo), pero ¿quién es el culpable de violar los derechos humanos aspiracionales? En ese sentido es que hay una diferencia entre los dos conceptos de derechos.

En el caso de los derechos aspiracionales, solo se puede culpar a la sociedad. Es por eso, tal vez, que grupos que quieren cambiar la sociedad desean incorporar derechos humanos aspiracionales, porque así validan la lucha contra una sociedad injusta porque viola estos derechos.

Más observaciones sobre la economía Austríaca

La economía Austríaca se ha desarrollado lentamente, y gran parte del análisis ha cambiado poco en décadas. Es probable que eso se deba a que sus fundadores eran poco favorables a la modelación matemática, y especialmente a que no confiaban en los análisis de datos económicos, entre ellos los análisis econométricos. Esto es algo sorprendente, pues Popper y Hayek tenían buenas relaciones. Popper es el padre de la metodología de la falsificación, que señala que una teoría solo es científica si se pueden predecir hechos falseables. Y esto normalmente requiere el uso de datos.

Otro problema de la economía Austríaca es que muchos de sus argumentos más importantes han sido incorporados en la economía neoclásica, la cual les ha podido sacar mucho más el jugo. Por ejemplo, Hayek fue el primero que mostró que una economía planificada debía ser poco eficiente debido a que no usaría precios, los que eran la forma apropiada de transmitir información de mercado. Sin embargo, Hurwicz encontró un argumento mucho más fuerte: la información que la periferia le enviaría al centro estaría sesgada en favor de la periferia. No solo era un problema de información, sino que de información asimétrica y su uso estratégico.

En su conflicto con la economía neoclásica, gran parte de los argumentos Austríacos apuntan contra una economía neoclásica del pasado. Una excepción es R. W. Garrison, que se ha dedicado a contrastar metodologías modernas con la economía Austríaca.

Los Austríacos no tienen buenas respuestas a los problemas de monopolios y en particular a la posible regulación de monopolios naturales. Hayek, Mises y Rothbard, por ejemplo, tienen actitudes totalmente distintas sobre si son malos, e incluso si existen. Asimismo, no es clara cual es su posición respecto a la educación: ¿debería estar subsidiada? La posición Austríaca en favor de la libertad de elegir requiere que las personas tengan oportunidades de elegir, lo que requiere educación subsidiada, para poder realizar decisiones informadas. Pero los gastos en educación requieren recaudación impositiva, algo que no es apreciado por lo Austríacos.

Sorprende que Hayek le haya dado tanta importancia al tema de la inflación como uno de los mayores problemas de las economías modernas, y que los Bancos Centrales no deberían existir porque son los responsables de ella. Es raro pues por décadas la inflación en la mayoría de los países de Europa fue baja, de manera que como impuesto –una de las cosas que molestan a los austríacos– no era demasiado importante. Eso cambió con la estagflación de los 70, pero ya a mediados de los 80, era un problema del pasado. Tienen razón en señalar que la inflación es tal vez el único impuesto que no requiere aprobación por el Congreso, sino que es un impuesto solapado, introducido por burócratas no elegidos. Pero tal vez más importantes es que Hayek vivió la hiperinflación alemana de primera posguerra , que aún es recordada en Alemania.

Por último, las grandes predicciones de la Economía Austríaca vienen sin plazos. Según ellos, la actual crisis confirma las predicciones Austríacas. Pero han estado prediciendo esta crisis por mucho tiempo. Bob Shiller, Nouriel Rubini y algunos otros economistas neoclásicos fueron mucho más precisos en las fechas de la crisis.

Un Coloquio con Austríacos

El autor de este blog recibió una generosa invitación del Liberty Fund a uno
de sus coloquios en Guatemala. En ellos se discuten los trabajos de los
grandes pensadores del pensamiento liberal. En este caso, el tema del
coloquio era la controversia entre Keynes y Hayek allá por los años y se
apoyaba en una serie de lecturas de los debates de los treinta sobre la
validez del pensamiento Keynesiano. Tenía la ventaja ser una oportunidad para
aprender algo sobre la economía Austríaca y sus seguidores,

El autor de este blog, sin ser un macroeconomista, ni interesarle demasiado
esos temas, tiene algunas opiniones elementales. Está dispuesto a creer que
en períodos de crisis (por ejemplo, cuando la banca está en serios problemas)
la acción del gobierno o del Banco Central puede tener efectos positivos
sobre la actividad económica, si se realiza en forma prudente. A diferencia
de otros tiempos, se trata de estados en los cuales la economía está en el
interior de la Frontera de Posibilidades de Producción (PPF), por lo que las
condiciones marginales que determinan la elección entre asignar recursos a
consumo o inversión no son aplicables. Por lo tanto hay espacio para una
acción puntual que acerque la economía a la PPF y que sería beneficiosa,
aunque después haya que pagarla con menor actividad al reducirse el estímulo.
Pero el retiro del estímulo se puede hacer cuando la economía está en plena
actividad, y en un estado en que se puede generar inflación, por lo que es
beneficioso desincentivar la actividad. En resumen existe espacio para
intervenciones limitadas. Otra cosa es la responsabilidad por las causas de
la crisis, que pueden deberse, como lo señalan los Austríacos, a políticas
activistas anteriores del gobierno (pero también pueden tener otras causas).

Hayek, en cambio, estima que nunca se puede intervenir en la economía sin causar daño. Mirándolo desde la economía convencional, (ver los powerpoint de R.W. Garrison), se puede interpretar como suponiendo que salvo por la acción del gobierno o Banco Central, la economía está siempre en la PPF. El ciclo, en tal caso, se debería a la acción de un agente externo, el Banco Central, que sobreestimula la economía hasta que la situación se hace insostenible y ocurre una crisis. Por lo tanto, las intervenciones en la economía no puede nunca, concebiblemente mejorar la situación y solo pueden empeorarla. No se debe entender que Hayek pensaba que la acción del Estado es demasiado riesgosa porque se puede equivocar o porque es adictiva, razones que el autor de este blog comparte en parte. Este era el marco teórico del Coloquio.

Muchos de los asistentes al coloquio eran economistas o habían pasado por el programa estándar de macroeconomía, en el que Keynes se enfatiza, sin que se les indicara que sus recomendaciones de política solo tienen sentido al interior del ciclo. Muchos habían sido convencidos por sus profesores de que la economía estaría permanentemente en el interior de la PPF, a menos que el gobierno entregara estímulos permanentes del gobierno. Esta recomendación parece ser un resabio de oportunismo en Keynes, quien llamó su Teoría como General para ser más convincente, cuando más bien -a entender de este blog– correspondía a una recomendación para la parte depresiva de un ciclo muy profundo. Tal vez por haber creído durante años en la necesidad de la acción del Estado, varios participantes en el Coloquio tenían el celo de los conversos contra su antigua religión, y acusaban a Keynes de enormes pecados.

El autor de este blog tuvo la suerte de tener solo un curso de macreconomía
en su pregrado, y le pareció absurda la paradoja del ahorro, ya que
claramente el ahorro es necesario para la acumulación del capital y el
crecimiento. Desde entonces le ha disgustado la macroeconomía. Pero por no
haber nunca creído, el autor no tiene ese rechazo a visceral a Keynes de los
participantes en el Coloquio, y está dispuesto a considerar sus
recomendaciones de política como aplicables en la parte depresiva del ciclo
económico.

El rol de las intenciones

Thomas Sowell en «A Conflict of Visions», hace una interesante clasificación de maneras de ver el mundo de acuerdo a las intenciones. Según el, los pensadores se pueden dividir entre los que creen que las personas son esencialmente virtuosas, por lo que lo que hay que es diseñar el mejor plan para una sociedad en la que personas tienen buenas intenciones hacia los demás, versus aquellos que creen que las personas se mueven por impulsos egoístas y que los resultados beneficiosos son un subproducto de individuos que actúan en su propio beneficio.

En una larga y algo repetitivia exposición, Sowell las denomina la versión no-restringida y la visión restringida. También podríamos deontarlo como idealistas y realistas, En la versión no-restringida Sowell pone a Rousseau, Godwin, Paine, los revolucionarios franceses, Condorcet, Jefferson y D´Holbach, entre otros muchos. Ellos preconizan sociedades basadas en hombres nuevos, altruistas y que actúan en el interés común. Claramente Sowell no les tiene simpatía.

En el lado contrario están pensadores como Hobbes, A. Smith, Burke, los Revolucionarios Norteamericanos y Hayek. Estos suponen que los hombres son imperfectos y egoístas. Su esquema de una sociedad adecuada es aquella que se protege de ese tipo de individuos. El libro extiende esta cladificación a distintas categoría: el derecho, el crimen, la defensa, el rol de los intelectuales, etc.

Por ejemplo, un idealista propone que un crinminal no es el responsable de sus actos, sino que la sociedad que lo creó es la responsable. Un realista cree que el crimen es un problema que debe curarse con castigos disuasivos, y que el problema de las causas no es el que realmente importa. Pero esta actitud puede ser improductiva si, por ejemplo, al cambiar aspectos de la educación de criminal se puede reducir la tasa de encarcelamiento y de criminalidad. Al no admitir este tipo de posibilidades, en las que al criminal no solo se lo castiga, sino que también se trata de actuar sobre las causas del crimen, el análisis de Sowell, es demasiado simplista para ser realmente útil.

El problema es que Sowell es demasiado dicotómico: la mayoría de las personas que han pensado en estos temas (incluyendo a muchos de los autores anteriores) tienen posiciones híbridas, que combinan aspectos idealistas con realistas y en general llegan a conclusiiones más sofisticadas que las que se pueden deducir del análisis simplista de Sowell. Su utilidad es más bien disponer de una nueva categoría para clasificar pensadores, en el eje realista-idealista (entendido en este sentido y no el más usual en filosofía).

Keynes y la oportunidad

Este blog no pretende tener grandes conocimientos de macreconomía, ni menos de Keynes, por lo que las conclusiones que siguen deben ser tomadas como las de un observador inexperto. Sin embargo, la participación en un coloquio con grupos Hayekianos conduce a la conclusión que Keynes actuó en ocasiiones con poca honestidad intelectual. Por ejemplo, parece difícil creer que su análisis en la Teoría General sea realmente general y que el lo creyera así. Gran parte parece adaptado a las condiciones muy especiales de la economía de la Gran Depresión.

En una crisis como esa, parece natural pensar que la economía esté en el interior de la frontera de posibilidades de producción, y que por lo tanto la tasa de interés no refleja condiciones marginales, como ocurre en la frontera. Se puede interpretar, como lo hace Keynes, como la acción de los espíritus animales de los especuladores, que no responden a las condiciones marginales, sino que a expectativas no racionales. En tal caso, las intervenciones tienen efecto sobre la actividad económica. Pero eso es una situación momentánea, que entender de este blog, no es permanente.

Al pretender que era una Teoría General que explicaba un desajuste permanente, a este blog le parece que trató de convencer a la opinión pública que había que intervenir la economía, y para ello necesitaba convencer intelectualmente a sus pares y a la opinión pública ¿Pero podía realmente pensar que estos desajustes serían permanentes, cuando todo su entrenamiento académico y sus escritos anteriores indicaban lo contrario? Esto también tuvo el efecto de crear un divorcio entre la microeconomía y la macroeconomía que aún no se resuelve satisfactoriamente.

Economía neoclásica y los austríacos

La posición de los economistas austríacos es tan extrema que es estimulante para los economistas de un enfoque más neocásico. La idea de que no hay nada que se pueda hacer para mejorar el funcionamiento económico –incluso al nivel de si se debe tener, o mejorar, la ley de quiebras– obliga a repensar los supuestos y los argumentos utilizados.

Por ejemplo, ¿se requiere realmente una ley de quiebras o solo hacer cumplir los contratos privados? (pero en quiebras el contrato de deuda se ha violado). Un austríaco diría que una quiebra es mala suerte y que lo que resulte de la negociación privada entre acreedores es suficientemente eficiente. Si alguien resulta damnificado, porque los acreedores no se ponen de acuerdo y desaprece el valor de los activos, esto es una buena lección para ellos en el futuro.

Pero a un economista neoclásico esto no le basta. Según ellos, hay maneras de diseñar mejor el proceso de quiebras, que lo harían más eficiente. Por ejemplo, el traspaso inmediato de la empresa a los acreedores con mayor prioridad (estilo propuesta de Hart y Moore), que mantendrían las obligaciones subsidiarias de la empresa. A este blog no le parece que haya ningún caso concebible en que este método sea peor que la alternativa de los autríacos.

La pregunta es si el hubris neolásico de tratar de hacer las cosas mejor con reglas –Coase y los costos de los contratos asoman su cabeza– es mejor que no tener nada más que contratos privados. Paar un neoclásico, todo depende del caso en cuestión. Para un austríaco, o al menos algunos de ellos, nunca se debe mejorar nada, y si lo contratos son ineficientes, es una señal de advertemncia para los que participan en ellos. Eso parece una receta ineficiente para una sociedad.

Austríacos y capitales golondrina

Este blog supone que Hayek no llegó a observar los capitales golondrina, pero ¿cuál habría sido su opinión respecto a ellos? Tal vez pueda deducirse algo por analogía. Hayek, y en general los austríacos, aborrecen de los bancos centrales, pues éstos pueden intervenir las economías, entregando señales artificiales sobre el costo de las inversiones a través de cambios en la tasa de interés. Cuando las tasas son artifiicalmente bajas para estimular la economía, Hayek argumenta que esto se traduce en un exceso de inversión y consumo que lleva la economía más allá de la frontera de posibilidades de producción (FPP), y además, en forma desequilibrada, con un exceso de inversión mal ajustada a la capacidad real de demanda de la economía.

Los capitales golondrina tienen un efecto análogo sobre la economía, aumentando el consumo más allá de la FPP y desviando la inversión al sector no transable. Cuando el estímulo desaparece, la economía cae en una crisis profunda, debido a que se debe reacomodar, con menos consumo y un desplazamiento de la inversión hacia el sector transable. ¿Estaría por lo tanto Hayek a favor de los controles a los capitales golondrina? Hay que preguntar a los austríacos actuales. Después de todo es una seria intervención en la economía.

Viaje a Guatemala

El autor de este blog estará de viaje. Irá a Guatemala por unos días, por lo que la frecuencia de entradas en el blog probablemente sufrirá una caída.

En todo caso, para entretenerse, recomiendo este artículo sobre los efectos de nemátodos parásitos en algunas especies de hormigas. ¿Porqué será que el último segmento de la hormiga de la derecha parece a una fruta de tipo berry?