La economía Austríaca se ha desarrollado lentamente, y gran parte del análisis ha cambiado poco en décadas. Es probable que eso se deba a que sus fundadores eran poco favorables a la modelación matemática, y especialmente a que no confiaban en los análisis de datos económicos, entre ellos los análisis econométricos. Esto es algo sorprendente, pues Popper y Hayek tenían buenas relaciones. Popper es el padre de la metodología de la falsificación, que señala que una teoría solo es científica si se pueden predecir hechos falseables. Y esto normalmente requiere el uso de datos.
Otro problema de la economía Austríaca es que muchos de sus argumentos más importantes han sido incorporados en la economía neoclásica, la cual les ha podido sacar mucho más el jugo. Por ejemplo, Hayek fue el primero que mostró que una economía planificada debía ser poco eficiente debido a que no usaría precios, los que eran la forma apropiada de transmitir información de mercado. Sin embargo, Hurwicz encontró un argumento mucho más fuerte: la información que la periferia le enviaría al centro estaría sesgada en favor de la periferia. No solo era un problema de información, sino que de información asimétrica y su uso estratégico.
En su conflicto con la economía neoclásica, gran parte de los argumentos Austríacos apuntan contra una economía neoclásica del pasado. Una excepción es R. W. Garrison, que se ha dedicado a contrastar metodologías modernas con la economía Austríaca.
Los Austríacos no tienen buenas respuestas a los problemas de monopolios y en particular a la posible regulación de monopolios naturales. Hayek, Mises y Rothbard, por ejemplo, tienen actitudes totalmente distintas sobre si son malos, e incluso si existen. Asimismo, no es clara cual es su posición respecto a la educación: ¿debería estar subsidiada? La posición Austríaca en favor de la libertad de elegir requiere que las personas tengan oportunidades de elegir, lo que requiere educación subsidiada, para poder realizar decisiones informadas. Pero los gastos en educación requieren recaudación impositiva, algo que no es apreciado por lo Austríacos.
Sorprende que Hayek le haya dado tanta importancia al tema de la inflación como uno de los mayores problemas de las economías modernas, y que los Bancos Centrales no deberían existir porque son los responsables de ella. Es raro pues por décadas la inflación en la mayoría de los países de Europa fue baja, de manera que como impuesto –una de las cosas que molestan a los austríacos– no era demasiado importante. Eso cambió con la estagflación de los 70, pero ya a mediados de los 80, era un problema del pasado. Tienen razón en señalar que la inflación es tal vez el único impuesto que no requiere aprobación por el Congreso, sino que es un impuesto solapado, introducido por burócratas no elegidos. Pero tal vez más importantes es que Hayek vivió la hiperinflación alemana de primera posguerra , que aún es recordada en Alemania.
Por último, las grandes predicciones de la Economía Austríaca vienen sin plazos. Según ellos, la actual crisis confirma las predicciones Austríacas. Pero han estado prediciendo esta crisis por mucho tiempo. Bob Shiller, Nouriel Rubini y algunos otros economistas neoclásicos fueron mucho más precisos en las fechas de la crisis.