Sobre una columna de M. Waissbluth

R. Fischer

Mario Waissbluth escribió la columna «El ninguneo«, que ha sido extensamente comentada en la Facultad. Según Waissbluth, los encapuchados se deben al ninguneo que reciben los sectores de menores ingresos, el 50% de la población, según el, de parte de quienes pertenecen al 1% superior.1. Aunque parece atractiva como explicación del fenómeno de los encapuchados, enfrenta varios problemas.

1. Recordé que en Suecia (Gini =32.7) , Francia (Gini=32.7) , el Reino Unido (Gini=34.0) y otros países desarrolllados también han pasado cosas parecidas: hay una protesta legítima (o no), la mayor parte de las personas  que participan  se manifiestan pacíficamente y grupos pequeños se tornan violentos y destruyen lo que encuentran. Si creemos en el ninguneo tendríamos que creer que es común a todos los países –en cuyo caso, parece dificil pensar que se puede hacer algo al respecto, ya que se trata de los países más ricos del mundo–. En esos países, estos problemas se han estudiado, se han buscado soluciones, pero los grupitos violentos siguen apareciendo.

Encapuchados2
Encapuchados (http://diario.latercera.com/2011/10/23/01/)

Si la hipótesis de Waissbluth es correcta, esos grupos deberían ser mucho menores en países con menor desigualdad de ingresos. No parece ser el caso. En esos países a los que cometen ese tipo de acciones se los castiga, por lo que los grupos violentos desaparecen o se transforman en células escondidas. Nosotros los dejamos jhacer, porque no es culpa de ellos y han sido «ninguneados».Entre paréntesis, sería interesante ver que porcentaje de encapuchados pertenecen realmente a los grupos «ninguneados». Por ejemplo, no creo que la rubia de la Molotov haya sido ninguneada, más que en su imaginación:

2. Al contrario de Waissbluth, creo que en todas las sociedades hay pequeños grupos de personas con predisposición a la violencia, y que si se les deja el espacio, lo aprovechan para destruir, apedrear, y  crear caos. Otras personas en exactamente las mismas condiciones socioeconómicas  — y son la inmensa mayoría–  no participan en esas acciones y protestan pacíficamente, por lo que no es el «ninguneo» el que crea esta violencia. Tiene que haber una predisposición.

En el pasado, estas personas encontraban trabaj9o como soldados de los señores feudales, o integraban los grupos de choque de los fascistas (o de los comunistas) en la Alemania del Weimar. Hoy son los «soldados» de la mafia en los EEUU o de los traficantes en países con mucho tráfico de drogas, o tal vez los terroristas en otros países.. Ese es su espacio en el mundo moderno, y de alguna forma encuentran un espacio en la sociedad. Pero (casi) siempre en el lado malo de la sociedad.1

Es por eso que no estoy de acuerdo con sentir culpa y dejarlos hacer, bajo el argumento de que los encapuchados no son culpables de sus acciones.

Nota:

1. En su columna, Waissbluth tiene esta frase: «[…]en Chile cada hombre, mujer y niño del 1% más rico de la población, computando  ganancias de capital, tenga un ingreso per cápita de $2 millones de pesos diarios (sí, dije diarios, no mensuales)[…]». Eso es más o menos US$1.5MM al año por persona. Como hay aproximadamente 170 mil personas en el 1% de mayores ingresos, el 1% de la población tendría un ingreso anual de US$ 255 mil millones, es decir el PIB de Chile. Tengo dudas. Tal vez sea el 0.1%.

2. En una democracia.

Autor: variacioncompensada

Profesor, CEA-DII, U. de Chile.

4 opiniones en “Sobre una columna de M. Waissbluth”

  1. Algunas diferencias con su entrada profesor:
    1- Lo que pasa en el mundo desarrollado está siendo alimentado por los reflujos migratorios, no por la «ciudadanía». En Chile esto aún no es un problema, afortunadamente. Creo, en ese sentido, que las situaciones no son comparables.
    2- No me parece la cita a la encapuchada como representativa de la situación de violencia. De hecho, lo que se ve en imágenes no es nada con lo que se ve en muchas poblaciones, pues lamentablemente siguen habiendo franjas considerables de hogares a las que no les llega ni el Estado ni el mercado formal. Vengo de un campus que estaba lleno de estos niñitos que lo único que pedían era a un carabinero cuando se enfrentaban a la verdadera violencia (la de un asaltante por ejemplo). Por otro lado, concuerdo con que el lumpen será el primero en vestir la camisa parda, y quien hace apologías de estas situaciones cae presa de la sobreideologización
    3- Es obvio que la mayoría de la población no se suma por ahora. Lo importante es que cada vez existe más violencia, lo cual no es precisamente una virtud del período de movilizaciones, sino un problema. Ahora bien, yo no apoyo esas manifestaciones violentas, pero la pregunta creo que es otra ¿Es capaz nuestra actual democracia de viabilizar conflictos de modo satisfactorio? Luego de ver lo que pasó con las farmacias, creo que difícil (de hecho, me extraña el silencio de todos los que en muchos medios han salido vociferando siempre sobre el respeto de las normas, la buena convivencia y sobre lo severos que deben ser los castigos).
    Una simpática foto http://25.media.tumblr.com/96077865c140be7223543223652469e4/tumblr_mpofr0O6ZA1qlb317o1_1280.jpg

    1. 1. Lo que quería dejar claro es que en una población de peronas de bajos ingresos, solo algunos tienen este comportamiento violento, y además, es un comportamiento que también existe en algunos individuos otros grupos de mayores ingresos (casode la rubia de la monlotov). Por lo tanto, no es producto del «ninguneo», como opina Waissbluth.

      2. Es interesante como se dan vuelta las cosas: vienes de un campus en que en vez de ser los carabineros los violentos, son los que protegen de la vioencia de los lumpen, y que de otra forma podrian estar lanzando piedras en la Casa Central.

      3. Pincha en https://variacioncompensada.com/2013/07/10/sobre-el-fin-del-caso-farmacias/ para mis comentarios en el tema del castigo a la colusión.

  2. 1. De acuerdo en eso profesor. Pero es claro que la violencia en grupos de altos ingresos responde a un juego «scout» con el salvajismo social, por eso creo que usted sobrepondera algo que se puede tratar fácilmente con un psicólogo. En cambio, la violencia en sectores populares es cosa bien distinta (más allá del argumento de Waisbluth, considero que el problema no es sobre el continuo del ingreso, sino sobre mecanismos de exlcusión social)
    2. Bueno, respecto del campus JGM, honestamente creo que es un caso perdido. De hecho, le voy a contar una anécdota, una vez en clases de estadística empezó a quedar la grande por un grupo de encapuchados, a lo que el profesor dijo «Miren, la lucha de clases», no me quedó más que replicar «Sí, la burguesía siempre amparada por la reja de las instituciones». En fin, creo que de todo el problema de la violencia callejera (algo que me tocó ver muy de cerca cuando fui dirigente), hay que tener cuidado, pues es efectivo el descreme de gente que va a jugar (y eso, en verdad no es problema ya que el tiempo se encargará de sentarlos en una oficina como corresponde). El problema es que progresivamente se han generado capas y capas de desafección institucional, algo que en el mediano plazo puede ser incontrolable, gobierne quien gobierne (por favor que se destaque esto último,ya que claramente acá la exclusión no ha llegado al nivel de las favelas). En este sentido, más allá de quién esté de acuerdo con tal o cual opinión, han ido pasando cosas que no acumulan respeto dentro de la población precisamente.
    3. Acabo de leer su entrada, muy buena por cierto.
    Saludos

  3. Mi problema para discutir tus puntos es de ignorancia. No se lo suficiente sobre el tema de la desafección. Mi crítica a Waissbluth era bastante limitada: pretender que el ninguneo lo explicaba todo me parecía un eror, y traté de explicar por qué.

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