Economía Austríaca, una visión inicial

Este blog debe reconocer que tratar de entender que es lo que piensa un economista en la tradición Austríaca es una tarea ardua. Luego de muchas lecturas, el autor de este blog ha comenzado a adquirir cierta intución de lo que significa el «roundaboutness» de los métodos de producción, y entender porque cuando los procesos productivos se alargan, se hacen más productivos. Pero transformar eso en un modelo –y no solo en una serie de analogías– es muy difícil. Es probable que ese sea el motivo por el cual no parece haber sido intentado, y también el motivo por el que las grandes figuras del pensamiento Austríaco son opuestas a todo intento de matematizar o testear empíricamente sus ideas.

Es el motivo por el que, por mucho que el pensamiento Austríaco tenga ideas interesantes –por ejemplo, las controversias de capital de Cambridge parecen ser réplicas de las ideas anteriores de los Austríacos– no ha conseguido tener mucha influencia en la profesión. Una línea de pensamiento que estima que no se puede modelar ni testear sus ideas se parece mucho a una religión. Tal vez por eso, el uso de citas es tan frecuente en los trabajos de los economistas de esa línea.

Robo de ostiones

En El Mercurio de hoy trae la noticia del robo de ostiones en la mayor reserva del país. Se trata de un recurso valioso, propiedad del Estado, que no dispone de medios para protegerlo. Lo que es raro es que los 308 pescadores autorizados para pescar no se hayan organizado, como en muchas caletas, para proteger el recurso. ¿Será un problema de free-riding porque son tantos los pescadores autorizados? En las caletas, en que pocas familias viven desde hace generaciones, parece ser más fácil resolver este problema de los pescadores furtivos, que existen en toda la costa chilena (a menudo los pescadores de una caleta son los que roban a sus vecinos).

Peña vs Sierra

Este Domingo dos columnistas de El Mercurio: Carlos Peña y Lucas Sierra escriben sobre los Acuerdos de Vida en Común (AVC). Esta propuesta del senador Allamand formaliza enlaces entre parejas del mismo sexo, y también de parejas heterosexuales. Ambos son favorables a la idea de resolver el problema de los homosexuales, por lo que el título de esta entrada se refiere a la calidad del análisis de los columnistas y no al tema mismo.

Peña, que nos tiene acostumbrados a menudo a análisis interesantes y enfoques novedosos, que invitan a reflexionar, en este caso pierde frente a Sierra por 1 a 0. Peña enfoca el problema del AVC desde uno de sus temas preferidos, la crítica liberal a los conservadores que se oponen a la propuesta de un matrimonio entre parejas del mismo sexo, pero en esta ocasión no dice nada que no haya dicho antes. Sierra en cambio, describe un aspecto del AVC que el autor de este blog, habiéndolo notado, no sabía como resolver: una AVC para heterosexuales no tiene sentido y como efecto colateral, puede debilitar el matrimonio. Tal vez antes de la Ley de Divorcio habría tenido algún sentido el AVC para heterosexuales (ya que tal vez el cónyuge de una de las partes no permitía la anulación del matrimonio), pero ahora el único motivo para no casarse es el deseo de no formalizar la relación de pareja. En cambio, para los homosexuales, el AVC es su única posibilidad de formalizar una relación, ya que parece improbable que se acepte el matrimonio homosexual en el futuro mediano.

Es probable que la idea de extender al AVC a las parejas heterosexuales haya sido una forma
de camuflar el objetivo de la propuesta, de manera que no estuviera dirigida solo a los omosexuales, ya que cuando se formuló por primera vez la propuesta de Allamand y Chadwick, la sola idea de legislar en la materia parecía aventurada. Pero los tiempos han cambiado (tal vez por efecto de la propuesta original) y parece ser cada vez más aceptado que se requiere una solución para las parejas estables del mismo sexo.

Recapitulando: en esta ocasión, Peña 0, Sierra 1.

Viviendo como haitianos

El Mercurio trae hoy un reportaje sobre algunas de las comunas más pobres de Chile, en la que las condiciones sociales se parecen algo a las de Haití: altas tasas de analfabetismo y de pobreza, con bajo acceso a agua potable y electricidad, y con pocas posibilidades de desplazarse a consultorios y otros servicios del Estado. Este blog ha recorrido algunas de estas comunas: Contulmo y Tirúa y puede confirmar el reportaje. En Tirúa y Contulmo hay casas perdidas en los cerros, con caminos de tierra impasables en invierno, y con muy baja densidad poblacional.

Esto hace muy difícil que lleguen los servicios a ellos, y es comprensible que el Estado prefiera conectar y proveer servicios a localidades menos aisladas, porque cada peso gastado es más efectivo. Una posible solución es hacer que esas familias aisladas migren hacia pueblos o ciudades donde proveer los servicios es más fácil, pero eso podría dejar grandes extensiones del territorio sin población. Otra solución es que, especialmente en el caso de familias que viven cerca de la frontera, el Ejercito asuma el costo de proveer los servicios como parte de una estrategia de ocupación territorial, la que podría ser una medida más efectiva para la defensa del territorio que algunos otros gastos de las Fuerzas Armadas.

Notas de libro

El libro Christianity, The first three thosand years es muy recomendable. Ofrece una visión panóramica del Cristianismo desde sus orígenes griegos y judíos hasta el presente.

Está lleno de detalles interesantes, desde las disputas teológicas, o el alcance del cristianismo en China antes del año 1000. En un par de páginas se pueden encontrar sorpresas. Primero, que la palabra capilla proviene de la mitad de la capa que San Martín de Tours le dio a un menestoroso, y como reliquia se guardaba en una pequeña iglesia, una capilla.

Una página antes establece la analogía entre el clientelismo de los romanos (para conseguir algo había que tener contactos que facilitaran la vida, ayudando a obtener puestos u otros beneficios a cambio de regalos) y el culto a los santos, que también son contactos –en el cielo– que permiten obtener beneficios y saltarse las reglas a cambio de plegarias y cirios. Tal vez la diferencia entre la forma en que funcionan los países nórdicos y los mediterráneos tiene algo que ver con las diferencias en su religión. Después de todo, los protestantes no tienen culto a los santos, y respetan más las reglas.

Vivir en tiempos romanos

El comienzo de la lectura del libro Household Gods de Tarr y Turtledove hizo que este blog reflexionara sobre lo que podría hacer una persona del siglo XXI transportada a la época romana. En el libro, una abogada divorciada del siglo de Los Angeles despierta un día como dueña de una taberna en una ciudad mediana del Imperio Romano del siglo II (o por ahí). Mark Twain debe haber sido el primero que tuvo esta idea en su novela «Un Yankee en la Corte del Rey Arturo».

Aceptando la premisa de la historia, ¿sería posible trasladar algunos de nuestros conocimientos a la época? Este juego debe seguir las reglas, es decir, se debe considerar lo que es posible hacer dadas las condiciones sociales y tecnológicas de la época y considerando los conocimientos de una persona educada del siglo XXI.

Por ejemplo, una primera discusión familiar muestra que no se puede pensar en nada eléctrico, ni probablemente en casi ninguna medicina (a menos que la persona sea un médico y pueda pensar en como convencer a los romanos de algunas de las ideas de la medicina moderna). Tal vez un ingeniero de verdad (es decir que ha trabajado en proceso productivos en empresas pequeñas, como el de M. Twain) tendría alguna posibilidad de introducir mejoras tecnológicas importantes. Por ejemplo, con relativamente pocos conocimientos es posible mejorar las armas de la época, creando acero en vez del hierro de la época. La vaga impresión de este blog es que esto se lograría pasando aire comprimido (con fuelles) a través del hierro fundido. Probablemente requeriría de mucha experimentación para obtener buenos resultados. Otra posibilidad es importar (desde el Cáucaso) y refinar petroleo, al menos en sus componentes más simples.

Una idea mucho mejor, porque requiere una tecnología mucho más simple y tiene un mercado inmediato es establecer una destilería para complementar la taberna (este blog espera que la novela no proponga más adelante en el texto esta idea). Un alambique simple es algo que una persona medianamente culta del siglo XXI podría encargar a un artesano romano, y luego con experimentación para mejorar la calidad, se podría obtener un producto que puede transformar a la persona en millonaria en monedA romana.

Una idea que tiene alguna promesa es enseñar cálculo. Los romanos tenían excelente ingeniería, y es posible que la parte elemental del cálculo: derivadas, integrales, máximos y mínimos podrían ser de utilidad. Antes por supuesto, habría que introducir los números arábigos y el concepto de función, pero no parece imposible, si se pudiera contactar con los ingenieros (o astrónomos).

El problema es que la mayoría de las cosas que sería posible enseñar requiere un enorme bagaje de ideas anteriores o de materiales que no existían en la época. Quién haya leído o mirado alguna vez la famosa Enciclopedia francesa de Diderot y D´Alembert puede advertir que las cosas se hacían de manera muy diferente. Más aún, si se pudiera llevar la Enciclopedia, la fortuna del viajero intertemporal estaría hecha. La discusión está abierta.