R. Fischer
Ayer escribí sobre el consenso académico en la Facultad sobre la necesidad de terminar el paro. Los motivos son diversos:
1. Hay que suspender el paro porque le hace daño al movimiento estudiantil. Estos académicos, que apoyan todas las demandas del movimiento estudiantil, observan como el movimiento se desprestigia y pierde apoyo. Prefieren un sistema de clases con horarios protegidos, semanas de reflexión y otras formas de actividad que no generen tantos anticuerpos. También notan el daño que le provoca el paro a la Universidad de Chile y el prestigio que pierde en la sociedad externa.
2. Hay quienes no comparten los objetivos del movimiento estudiantil, o comparten solo una versión limitada de éstos, por lo que el paro es puro costo para la U. . Para ellos, el costo para la Universidad de desviar su atención de lo que debe hacer en su rol académico es lo más importante. Además, incluyen el costo de perder atractivo para futuros estudiantes de alto potencial, que no querrán asistir a una universidad donde cada vez son más comunes los ataques feroces de grupos sectarios —incluyendo el CEI— contra los que no piensan como ellos. Están dispuestos, a regañadientes, a aceptar un sistema de horarios protegido, semanas de reflexión y otras peticiones.
3. Un tercer grupo de académicos, buena parte de los cuales apoyan al movimiento estudiantil, temen que el paro eche a perder sus planes para asistir a conferencias, hacer trabajo de campo en el verano, o que temen que sus evaluaciones docentes sufran porque estarán ausentes cuando se reanuden las clases. Esto revela una actitud contradictoria y egoísta de aquellos apoyan el movimiento estudiantil, pero como decía Deng XiaoPing, «no importa si el gato es blanco o negro, mientras cace ratones», por lo que acepto su oposición al paro, independientemente de sus motivos.
Profesor,
con respecto al punto 1 creo que igual es vacío. Mucho se habló de los «costos» para la Universidad con respecto al prolongado paro del 2011 pero los números que se obtuvieron el 2012 no mostraron eso: la deserción de alumnos fue marginalmente superior a la de otros años (no manejo el número), no disminuyó considerablemente el puntaje de ingreso (a pesar de que usted y yo sentimos que la PSU no mide nada, que tiene relación con el punto 2, de que nada asegura que están entrando «los de mayor potencial» dado que la PSU no alimenta ningún pensamiento crítico ni curiosidad) y más aún tengo entendido que la Universidad subió en los rankings internacionales que se basan en investigación, por lo que la tesis de que los paros perjudican los proyectos de investigación también se cae. En Chile mantuvo el liderato.
Además, ambos asistimos al Stop & Speak Up organizado por el CEIN y se podría contrastar el efecto en la asistencia con y sin paro, donde tomaría más fuerza la posibilidad de horarios protegidos.
Yo no estaba tan convencido de que los paros funcionaran, pero desplazar a una coalición hacia la izquierda, poner tantos temas en discusión y esto sin «costos» para la Universidad me hace ser más escéptico.
Efectivamente tienes razón en que el paro de 2011 tuvo menos consecuencias negativas de lo que pensé en ese momento. Mi error. Pero eso no significa que estar en paro casi todos los años, y con objetivos tan difusos como en esta ocasión, no tenga costos en el largo plazo. Es por ello que los académicos, de creo que todas las posiciones políticas, no apoyan este paro.