Retraso en la televisión digital y competencia en telecomunicaciones

Como este blog lo ha mencionado en el pasado, algo le pasó a la regulación de telecomunicaciones en los últimos cuatro años: una parálisis total. En el Mercurio, hoy, la noticia que Chile es uno de los países de la región más atrasados en la implementación de la televisión digital, junto con Bolivia. Como lo señala el título de la noticia, «Hasta 25% podrían caer abonados de TV de pago en Chile con la televisión digital». ¿Será por eso el retraso? ¿Y será por un motivo análogo que estamos más atrasados en introducir la portabilidad númerica en telefonía móvil que muchos países de América Latina, e incluso que India y Pakistán?

En ese sentido, es interesante recordar la oposición de Subtel a una licitación de frecuencias de telefonía móvil que excluyera a las empresas establecidas en telefonía móvil.

Problemas del won y del peso

En el Economist aparece el siguiente artículo sobre los problemas del Won y los flujos de capitales especulativos o golondrina. Corea del Sur ha tenido serios problemas con estos capitales, que han aumentado enormemente la inestabilidad del won. Esto afecta a los exportadores y en particular hace que la economía ande a saltos. Cuando entran los capitales, se aprecia el won y se activa el consumo y los sectores no transables, castigándose las exportaciones. Cuando los capitales salen, el won se deprecia violentamente y los efectos anteriores se invierte. La salida puede ser por cualquier motivo, por temor, o incluso debido a que otros mercados son más atractivos. La economía tiene que readaptarse a las nuevas condiciones, lo cual es costoso, normalmente está asociado a una crisis y tiene efectos políticos, a menudo resultando en la caída del gobierno.

En forma automática, la economía debe redirigir sus factores productivos hacia los transables, en particular las exportaciones, y reducir el consumo. El efecto sobre el bienestar puede ser dramático, como lo muestran las crisis Asiática y posteriores. Además, la existencia de capitales golondrina significa que los países tienen poca ocasión de realizar políticas monetarias, como lo señala el artículo citado más arriba. Si Corea del Sur desea enfriar una economía sobrecalentada aumentando la tasa de interés, esto atrae capitales golondrina, lo que eleva el won, castiga las exportaciones y aumenta el consumo. El efecto final es reducir los precios de los transables y elevar el de los no-transables, sin que haya un efecto claro sobre la tendencia de la inflación.

Por este motivo, un economista tan neoclásico y poco intervencionista como Jagdish Bhagwati estima que se deben limitar los capitales golondrina. En un artículo aparecido en Foreign Affairs en 1998, señaló que el comercio en bienes y servicios es distinto del comercio de dólares y que existían razones para tratar ambos tipos de comercio en forma distinta. El problema es la sensibilidad de los flujos de capitales, que los hace ser propensos a «Manías y Pánicos», en palabras de Ch. Kindleberger, uno de los grandes estudiosos de este tipo de crisis.

Bhagwati estima que no hay motivos para pensar que los capitales golondrina traen beneficios, por lo que tal vez sea necesario eliminarlos o al menos introducir trabas que dificulten tanto su entrada como su salida. Este blog no comparte todo el análisis de Bhagwati en esta materia, ya que no considera totalmente inútiles los capitales golondrinas. Estos sirven como una alerta de errores graves de política económica. Pero comparte la idea que estos capitales causan muchos problemas y que habría que limitar sus movimientos, que es lo que intenta hacer Corea del Sur, así como otros países del Sudeste Asíatico.

Los problemas del won son los mismos que Chile comenzará a experimentar cuando eleve las tasas de interés para limitar la actividad económica. Tal vez es el momento de desempolvar los impuestos a los flujos de capitales golondrina que Chile utilizó con bastante ésito durante los 90, y que son la inspiración de la propuestas de Corea del Sur y otros países que tienen el mismo problema.

Problemas de deuda

Un artículo del Economist sobre la deuda de los países desarrollados, con un enfoque que combina algo de economía austríaca  con conceptos convencionales de ahorro y gasto (la revista trae tiene un reporte sobre la deuda más detallado).  El artículo discute un tema que este blog (más bien su autor) han pensado hace años: muchos países desarrollados han gastado buena parte del capital acumulado por generaciones en las ultimas décadas, viviendo mucho más allá de sus posibilidades reales. Lo más preocupante es la última parte:

… policymakers need to begin the long task of rebalancing the world economy. It makes sense for Western countries, like workers in their 50s, to save for retirement rather than run up their credit-card bills. But if one lot of people saves, another must borrow. At the moment the developing world is unwilling to run current-account deficits; […] All the same, a shift is in everybody’s long-term interest—and the younger parts of the world should be the borrowers.

Es preocupante porque el mundo en desarrollo no se endeuda por dos razones. Primero, porque algunos países no son sujetos de crédito, y segundo, porque los países que si recibieron crédito han tenido malas experiencias cuando los capitales golondrina abandonaron el país en forma rápida. Acaso si se pudiera separar los créditos de los dos tipos (para inversiones y golondrina), el problema se podría resolver, con los países más jóvenes aceptando la deuda que les ofrecen los países desarrollados.

En el caso chileno, nos estamos transformando rápidamente en un país más viejo, pero si esto no se traduce en una reducción de la población, sino en una población estable, el problema no debería ser grave. Después de todo, con menos niños, se los puede educar mejor, lo que los hace más productivos cuando adultos, compensando su menor número.

Hay dos cosas que se deben notar: las generaciones jóvenes son una inversión de las sociedades, y por lo tanto le cuestan recursos. Aquellas sociedades que dejan de tener niños pueden vivir mejor por un tiempo, ya que no deben incurrir en ese gasto. Pero han hipotecado su futuro, porque nadie pagará las jubilaciones de sus actuales adultos, a menos que el excedente debido a la menor inversión se haya invertido como sociedad en alguna otra alternativa. Pero tal parece que muchos países (este blog siempre piensa en el caso de España, o Italia, con sus bajísimas tasas de natalidad) simplemente han despilfarrado esos recursos que no debieron invertir en los inxistentes niños. Tal vez esto explica el sorprendente alza en la calidad de vida en España en las últimas décadas, sin que a primera vista, hayan debido esforzarse en exceso.

El impuesto de Rudd, nuevamente

Este blog ha recapacitado sobre la idea del super-impuesto de Rudd, advirtiendo un ángulo nuevo. De ser cierto que lo que pretendía Rudd es que otros países copiaran su impuesto, el efecto podría ser similar al de una cartelización del mercado de los recurso naturales mineros. En tal caso, el monto del impuesto podría no ser excesivo (al menos para los países productores, sin considerar el efecto sobre los países importadores de materias primas), a diferencia del caso en que el impuesto lo impone un país por si solo. Al tener mayor poder en el mercado mundial de recursos naturales mineros, un cartel puede poner un impuesto más elevado. Algo así como lo que han hecho los países de la OPEP con el petróleo.

La caída de Rudd

El Primer Ministro de Australia debió renunciar como consecuencia de su propuesta de un superimpuesto a la minería (y otros errores anteriores). El Financial Times nota que es el primer PM que cae antes de las primeras elecciones posteriores a su elección.

En este caso, la oposición principal fue de las provincias con más recursos naturales, la que fue energizada por el lobby minero, que opuso grandes recursos a la imposición del impuesto. Como lo señaló este blog hace algunas semanas, el apoyo que le dió el Financial Times a la propuesta de un superimpuesto está basada en economía errónea. Existe un argumento para un impuesto moderado, que aproveche el poder monopsónico en el mercado mundial, pero no para un impuesto elevado, pese a la rentabilidad de minas individuales. El negocio minero es uno en que los proyectos que se llevan a cabo necesariamente son muy rentables (especialmente en caso de precios altos), pero ellas deben compensar todas las inversiones en exploración y desarrollo que no son rentables.

Ahora bien, mirando hacia adelante, por razones de economía política, puede ser conveniente establecer un sistema de compartición de beneficios con las empresas mineras cuando la rentabilidad se eleva en exceso. El objeto es reducir las presiones expropiatorias que se generan cuando los precios son elevados y las minas son muy rentables. Pero esta es una solución de segundo mejor, debido a las dificultades para que un estado soberano se comprometa creíblemente a no expropiar en un futuro de alta rentabilidad y bajos impuestos.

Revaluación del Yuan

Con la revaluación del Yuan, los chinos reconocen que son más ricos y que pueden comprar más bienes extranjeros. Esto debería tender a reequilibrar los flujos de intercambio, reduciendo sus exportaciones y aumentando las importaciones. Los chinos, como consumidores se beneficiarán, aunque los productores de bienes transables estarán menos satisfechos. Pero ellos han tenido muchos años buenos.

En todo caso, el alza del yuan es un reconocimiento de que el «price-specie flow mechanism» estudiado por primera vez por Hume en el siglo XVIII en su combate a las ideas mercantilistas, sigue funcionando.

Aclaración: Este blog no es un experto en estos temas, por lo que este análisis es necesariamente superficial.

¿Un loophole o evitar la doble tributación de dividendos?

El respetable Felix Salmon parece equivocarse en esta crítica a los propietarios de oleoductos que, usando un loophole para cambiar su estructura tarifaria, consiguieron evitar pagar impuestos corporativos. Este blog prefiere evitar la doble tributación de dividendos, debido a las distorsiones que causa (entre otras, la tendencia a que las empresas adquieran mucha deuda debido al distinto tratamiento tributario, y que no entreguen dividendos).

En Chile no hay doble tributación, ya que los impuestos a las empresas se descuentan de los ingresos personales cuando se retiran como dividendos. Nuestro sistema tributario puede tener problemas, pero ese no es uno de ellos.

Por supuesto, si un sector de la economía evita el impuesto mediante una estratagema y el resto de la economía sigue pagando el impuesto, la distorsión en la economía puede ser mayor que la que provoca la doble tributación. El punto es que Felix Salmon no se da cuenta del problema, que se podría eliminar mediante una tributación unificada, la que incluso se puede graduar para recaudar la misma cantidad de impuestos que en la situación actual.

Juegos con los límites de la deuda

En este excelente artículo (gracias Marginal Revolution) Bruce Bartlett analiza el juego que se hace en los EE.UU. con los límites de la deuda. En ese país, existen límites a la deuda nacional que están preestablecidos y cuando se alcanzan el país no puede seguir endeudándose, desde el punto de vista legal. Pero la deuda nominal aumenta constantemente, tanto porque hay déficit, como porque hay inflación y comprar los mismos bienes y servicios requiere más dólares nominales. Es decir, aún en el caso en que la deuda se hace cada vez más pequeña en proporción al producto, el límite puede tornarse activo. Normalmente, por supuesto, el límite se alcanza porque los votantes quieren servicios, pero no pagar por ellos mediante impuestos.

Cuando se alcanza el límite se producen serios problemas, porque el Estado tiene dificultades para pagarle a sus empleados y puede entrar en una cesación de pagos (un default), que mina la confianza en sus instrumentos de deuda. Se trata de un default técnico, porque el país tiene capacidad de endeudarse mucho más, lo que hace que el costo sea gratis, como lo hace notar Bartlett.

El límite permite que muchos congresistas voten en contra de subirlo y así aparecen como fiscalmente serios, pese a que los mismos congresistas hayan votado a favor de la expansión de programas de gasto y en contra de alzas de impuestos para pagarlos. Otros congresistas más serios deben asumir el costo político de elevar el límite de deuda. Por este motivo, Bartlett está a favor de eliminar este límite hipócrita, que solo sirve para que algunos congresistas alardeen de estar contra el déficit, cuando no hacen nada políticamente costoso para reducirlo.

Nota: Bruce Bartlett es conservador y fue miembro importante tanto del gobierno de Reagan como de Bush padre.