Problemas en Irlanda

Standard & Poor´s acaba de bajar la categoría de la deuda irlandesa, debido a problemas con sus bancos. Por algún motivo, el gobierno no ha castigado a los acreedores no asegurados (no queda claro del artículo si los accionsitas en los bancos lo han perdido todo), por lo que la montaña de deuda no asegurada es hasta ahora responsabilidad de los contribuyentes irlandeses. Debido a eso, el déficit fiscal proyectado para este año es de 14.3%, y el déficit seguirá por muchos años. Esto explica que la deuda irlandesa se transe a 344 puntos base por sobre la deuda alemana. A este autor le gusta la recomendación del Financial Times:

The government should prepare insolvent banks for forced debt-for-equity swaps, which would instantly recapitalise the banks in question and cap the government’s exposure.

Los acreedores no asegurados serían los nuevos dueños de los bancos, pero éstos ya no tendrían deuda no asegurada. Justamente ésa fue la propuesta del grupo de estudios para reformar la Ley de quiebras chilena hace algunos años.

El contrato implícito en los EE.UU.

Esta nota señala que hay un contrato implícito en los EE.UU. entre los que pagan Social Security –los pobres y clase media– en los EE.UU. y los que pagan la mayor parte de los impuestos a los ingresos (los con mayores ingresos). Según al artículo, en 1983 los que pagan Social Security acordaron pagar un monto extra para acumular fondos en el Social Security Trust Fund. Esa acumulación permitió compensar la rebaja tributaria del mismo año. La rebaja tributaria requirió aumentar la deuda, y esa deuda fue comprada por el Trust Fund en la forma de bonos del tesoro y otros instrumentos de deuda federales.

El contrato implícito fue que a los 30 años, los fondos acumulados en Social Security comenzarían a escasear y se revertiría la rebaja de impuestos. Pero, de acuerdo a la interpetación del artículo, los que recibieron el beneficio de los menores impuestos ahora no quieren revertir la reducción de impuestos, violando el contrato implícito. El aumento de impuestos sería el que reduciría la deuda norteamericana y financiaría las obligaciones de Social Security.

Es una perspectiva interesante, pero ¿se entiende así en los EE.UU.?

Otro artículo sobre la crisis

R. Fischer

Pero este artículo es bastante claro y deprimente. Según el autor, hay y habrá un déficit de demanda agregada mundial, pues en todos los países desarrollados la solución a los problemas pasa por hacer que los hogares paguen, de una forma u otra, las deudas acumuladas en los últimos años. No lo dice el artículo, pero esto es equivalente a declarar que los países ricos lo son menos (ya no pueden consumir tanto). La única solución es volver a prestar a los países en desarrollo, que en principio deberían darle un uso más productivo a los ahorros de los países desarrollados. Como estos países temen una repetición de las crisis de los 80 y 90, los flujos no deberían ser de capitales golondrina, sino flujos de inversión.

¿Impuesto variable a los combustibles?

El gobierno está estudiando la posibilidad de un impuesto variable a los combustibles. Pero eso es lo que se hace cuando el Fondo de estabilización de precios de los combustibles (FEPCO) actúa acumulando, o desacumulando (sobre todo esto último) recursos del Fondo. Según parece, Hacienda pretende hacer una analogía con la lógica del royalty minero, que está planeado sea variable.

Me parece que el enfoque es erróneo, a diferencia del caso del royalty: es una mala analogía. Este último tiene como uno de sus objetivos importantes reducir las presiones políticas al quiebre de promesas hechas a empresas privadas (mayoritariamente extranjeras) cuando invirtieron en nuestro país. Esto tiene costos de reputación para el país, y posibles costos directos en tribunales internacionales o del país de origen del inversionista. Además, con royalties variables las empresas pagan más cuando ganan más, lo que tiene un efecto menor sobre las empresas.

En el caso de los combustibles, la propuesta no tiene focalización, pues se les baja el precio a los todos los usuarios, incluyendo automóvilistas. Esto beneficia particularmente a los grupos de mayores ingresos. Segundo, es un beneficio sin límites, a diferencia del FEPCO, que tiene límites establecidos por Ley. Por lo tanto, puede ser mucho más costoso para el Fisco. Tercero, los menores recursos que recibe el gobierno pueden ocurrir en cualquier momento del ciclo, incluso cuando enfrenta una recesión, y necesita recursos del impuesto a los combustibles. Cuarto, es probable que la reducción del impuesto no consiga distinguir entre cambios permanentes y cambios cíclicos del precio. En tal caso se subsidiaría el combustible cuando la economía debería reaccionar consumiendo menos, como respuesta a los mayores precios esperados en el futuro.

Las presiones políticas que explican la lógica del royalty variable en la minería no tienen el mismo carácter en este caso. Hay presiones a subsidiar cuando suben los combustibles, pero sucumbir a las presiones no tiene un costo país, aunque si puede tener un costo para el gobierno. No hay un quiebre de promesa que perjudique a un sector de inversionistas, por ejemplo, cuando el gobierno decide subsidiar a los combustibles. En resumen, este blog opina que hay pocos argumentos para un impuesto variable a los combustibles.

Pax en Australia

Julia Gillard, la nueva Primer Ministro de Australia, llegó a un acuerdo con las empresas mineras para resolver el conflicto que le costó el puesto al anterior Primer Ministro, Kevin Rudd cuando trató de establecer su superimpuesto. Se mantienen los impuestos (las empresas sabían que tendrían que pagar algo por el windfall de utilidades de los últimos años), pero en una escala bastante menor: una tasa de 30 y no 40%, se aplica cuando la rentabilidad es mayor y tiene algunos descuentos incorporados.

La solución tiene algunas de las características del contrato óptimo bajo imposibilidad de comprometerse a que las reglas del contrato se cumplirán sin expropiación del inversionista, de Engel y Fischer. Es un contrato que tiene un umbral de rentabilidad para aplicarse y es creciente en los margenes operacionales de la empresa.

Precios de transferencia e impuestos

El Mercurio de hoy reporta una investigación del SII a empresas que estarían usando precios de transferencia artifocialmente bajos para venderle a filiales en paraísos tributarios. Este fenómeno es muy conocido, pero para sorpresa de este blog, aparentemente el SII no chequeaba en el pasado que los precios de venta fueran efectivamente de mercado. Esto es raro, ya que el uso de precios de transferencia para evitar impuestos es viejo como el hilo negro, por lo que no se entiende que esta materia haya sido omitida en el pasado. Bien por la nueva administración del SII.

Sacarse nota 1

Recibir la mejor calificación posible en el sector público es fácil: más del 98% de los funcionarios está en lista 1. Conociendo lo deficiente del funcionamiento del sector público, es claro que el sistema de evaluación no opera bien, ya que no permite distinguir entre funcionarios. Es por ello que cuando la ANEF o alguna otra organización de empleados reclama que se ha echado a funcionarios en lista 1, en realidad no se debería pensar que es un caso de injusticia evidente. Solo lo sería si la condición de estar en lista 1 denotara alguna indicación de excelencia.

Pero es natural que esto ocurra: incluso si no hubieran asuntos políticos que pueden hacerle la vida difícil a un superior que le debe poner nota a un funcionario a su cargo, asignar una mala nota no tiene ningún beneficio para el superior. Solo consigue que el funcionario quede enojado con el. Lo natural es poner buena nota, especialmente debido a que calificar a un empleado de manera que salga de la lista 1 es tan notorio (ya que todos los demás reciben la mejor calificación) que puede ser un castigo excesivo para un funcionario que puede no ser peor que otros calificados mejor por superiores no tan concienzudos.

Tal parece que solo hay dos salidas. Primero, una evaluación externa que tendría un elevadísimo costo y puede quedar contaminada por corrupción. Segundo, establecer al menos durante algunos años un sistema de cuotas, que obligue a los superiores de un división del gobierno a calificar, por ejemplo a un 10% de los empleados en categoría 4, 30% en categoría 3 y solo un 10% en la categoría superior. De no cumplir, el superior también sería mal calificado. Es un sistema un poco bruto, que no reconoce que distintas divisiones del Estado pueden tener funcionarios que no son comparables: por ejemplo, podría ocurrir un funcionario nota 4 en Hacienda tendría una nota 1 en Educación.

Existen alternativas a las notas 1 a 4. En el sistema de calificación de la Universidad de Chile, especialmente al interior de una Facultad, es posible, con bastante esfuerzo de Comisiones dedicadas, calificar a los académicos de acuerdo a su labor. Para ello, cada dos años los académicos deben llenar un formulario con sus actividades académicas: clases, memorias, administración, extensión e investigación (todo lo cual puede ser verificado). El Comité decide luego si el tiempo que supuestamente requieren esas actividades coincide con las horas en el contrato del académico. La calificación es relativamente generosa, ya que es mejor bonificar al académico que bajarle la nota: si el académico recibe una nota insuficiente en dos ocasiones, debe abandonar la universidad. Este proceso, cuando se lleva a cabo en forma concienzuda, funciona relativamente bien, pero tiene un alto costo para los académicos que participan en el Comité. Es también un proceso de estándares mínimos, pues no hay una evaluación de la calidad del trabajo académico del profesor. Pero algo es algo.

Problemas del won y del peso

En el Economist aparece el siguiente artículo sobre los problemas del Won y los flujos de capitales especulativos o golondrina. Corea del Sur ha tenido serios problemas con estos capitales, que han aumentado enormemente la inestabilidad del won. Esto afecta a los exportadores y en particular hace que la economía ande a saltos. Cuando entran los capitales, se aprecia el won y se activa el consumo y los sectores no transables, castigándose las exportaciones. Cuando los capitales salen, el won se deprecia violentamente y los efectos anteriores se invierte. La salida puede ser por cualquier motivo, por temor, o incluso debido a que otros mercados son más atractivos. La economía tiene que readaptarse a las nuevas condiciones, lo cual es costoso, normalmente está asociado a una crisis y tiene efectos políticos, a menudo resultando en la caída del gobierno.

En forma automática, la economía debe redirigir sus factores productivos hacia los transables, en particular las exportaciones, y reducir el consumo. El efecto sobre el bienestar puede ser dramático, como lo muestran las crisis Asiática y posteriores. Además, la existencia de capitales golondrina significa que los países tienen poca ocasión de realizar políticas monetarias, como lo señala el artículo citado más arriba. Si Corea del Sur desea enfriar una economía sobrecalentada aumentando la tasa de interés, esto atrae capitales golondrina, lo que eleva el won, castiga las exportaciones y aumenta el consumo. El efecto final es reducir los precios de los transables y elevar el de los no-transables, sin que haya un efecto claro sobre la tendencia de la inflación.

Por este motivo, un economista tan neoclásico y poco intervencionista como Jagdish Bhagwati estima que se deben limitar los capitales golondrina. En un artículo aparecido en Foreign Affairs en 1998, señaló que el comercio en bienes y servicios es distinto del comercio de dólares y que existían razones para tratar ambos tipos de comercio en forma distinta. El problema es la sensibilidad de los flujos de capitales, que los hace ser propensos a «Manías y Pánicos», en palabras de Ch. Kindleberger, uno de los grandes estudiosos de este tipo de crisis.

Bhagwati estima que no hay motivos para pensar que los capitales golondrina traen beneficios, por lo que tal vez sea necesario eliminarlos o al menos introducir trabas que dificulten tanto su entrada como su salida. Este blog no comparte todo el análisis de Bhagwati en esta materia, ya que no considera totalmente inútiles los capitales golondrinas. Estos sirven como una alerta de errores graves de política económica. Pero comparte la idea que estos capitales causan muchos problemas y que habría que limitar sus movimientos, que es lo que intenta hacer Corea del Sur, así como otros países del Sudeste Asíatico.

Los problemas del won son los mismos que Chile comenzará a experimentar cuando eleve las tasas de interés para limitar la actividad económica. Tal vez es el momento de desempolvar los impuestos a los flujos de capitales golondrina que Chile utilizó con bastante ésito durante los 90, y que son la inspiración de la propuestas de Corea del Sur y otros países que tienen el mismo problema.

Problemas de deuda

Un artículo del Economist sobre la deuda de los países desarrollados, con un enfoque que combina algo de economía austríaca  con conceptos convencionales de ahorro y gasto (la revista trae tiene un reporte sobre la deuda más detallado).  El artículo discute un tema que este blog (más bien su autor) han pensado hace años: muchos países desarrollados han gastado buena parte del capital acumulado por generaciones en las ultimas décadas, viviendo mucho más allá de sus posibilidades reales. Lo más preocupante es la última parte:

… policymakers need to begin the long task of rebalancing the world economy. It makes sense for Western countries, like workers in their 50s, to save for retirement rather than run up their credit-card bills. But if one lot of people saves, another must borrow. At the moment the developing world is unwilling to run current-account deficits; […] All the same, a shift is in everybody’s long-term interest—and the younger parts of the world should be the borrowers.

Es preocupante porque el mundo en desarrollo no se endeuda por dos razones. Primero, porque algunos países no son sujetos de crédito, y segundo, porque los países que si recibieron crédito han tenido malas experiencias cuando los capitales golondrina abandonaron el país en forma rápida. Acaso si se pudiera separar los créditos de los dos tipos (para inversiones y golondrina), el problema se podría resolver, con los países más jóvenes aceptando la deuda que les ofrecen los países desarrollados.

En el caso chileno, nos estamos transformando rápidamente en un país más viejo, pero si esto no se traduce en una reducción de la población, sino en una población estable, el problema no debería ser grave. Después de todo, con menos niños, se los puede educar mejor, lo que los hace más productivos cuando adultos, compensando su menor número.

Hay dos cosas que se deben notar: las generaciones jóvenes son una inversión de las sociedades, y por lo tanto le cuestan recursos. Aquellas sociedades que dejan de tener niños pueden vivir mejor por un tiempo, ya que no deben incurrir en ese gasto. Pero han hipotecado su futuro, porque nadie pagará las jubilaciones de sus actuales adultos, a menos que el excedente debido a la menor inversión se haya invertido como sociedad en alguna otra alternativa. Pero tal parece que muchos países (este blog siempre piensa en el caso de España, o Italia, con sus bajísimas tasas de natalidad) simplemente han despilfarrado esos recursos que no debieron invertir en los inxistentes niños. Tal vez esto explica el sorprendente alza en la calidad de vida en España en las últimas décadas, sin que a primera vista, hayan debido esforzarse en exceso.