Este blog no acostumbra criticar películas, pero hará una excepción. Uno de los problemas del cine chileno es la inhabilidad de los guionistas de realizar un film que no se desinfle a la mitad. Qué pena tu vida se salva –aunque por poco– de ese destino. Como en muchas otras comedias, el resultado final se puede descubrir desde el comienzo.
Así y todo es una película que vale la pena ver. Primero, porque pese a ser un tema bastante repetido en películas de Hollywood e incluso francesas, está bien hecha. La cinta está llena de ideas ingeniosa, usa mucho las nuevas tecnologías, y tiene bastante humor. Los actores lo hacen bien, tanto el héroe como las muchas mujeres en su vida. Lo mismo corre para el grupo de personajes secundarios, como el barman.
Pero la verdadera razón para ir a ver la película es por lo que muestra de Santiago. Podemos ver la belleza de esta gran ciudad desde muchos ángulos (aunque claro, no vemos las poblaciones perífericas con casas calcadas por miles). Santiago ha cambiado mucho en los últimos 20 años, convirtiéndose en una de las ciudades más atractivas de Sudamérica. Probablemente solo Buenos Aires y Sao Paulo (y acaso Rio, pero más por la belleza del paisaje) están en su categoría. Una de las cosas que distingue a las grandes ciudades es el ritmo frenético de sus habitantes. Una visita a Montevideo (una ciudad agradable, por lo demás, pero no una gran ciudad) muestra la diferencia.
Tal como a los personajes de la película, a este blog le encanta Santiago.