Una pequeña dificultad conceptual en el CEIN

R. Fischer

El Departamento de Ingeniería Industrial (DII) de la U. de Chile tiene como parte de su misión el ser: «Ser líderes en Latinoamérica en la formación en Gestión y Economía, con fortaleza cuantitativa y tecnológica.». El Centro de Estudiantes de Ingeniería Industrial (CEIN) fue el creador de la Feria Empresarial (ahora adoptada por la Facultad), y cuyo objetivo es:

«Feria Empresarial: Actividad que se realiza hace más de 10 años. Su principal objetivo es facilitar la interacción entre la comunidad estudiantil y empresarial, donde estudiantes y egresados de las distintas carreras impartidas por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) contactan a empresas e instituciones que ofrecen prácticaslaborales, memorias o trabajo.»

Como parte de la malla obligatoria, los estudiantes tienen cursos con nombres tales como: Dirección Estratégica, diversos cursos de Gestión y Marketing, Diseño de Procesos de Negocios, Gestión Integral de Negocios, Comportamiento Organizacional, Los electivos incluyen IN4122 Emprendimiento y Empresa, IN4825 Negocios en Asia Pacífico, IN5824 Derecho en la Empresa, IN5827 Manejo de negocios internacionales, IN4126 Desarrollo de la capacidad emprendedora, IN4524 Weby negocios, IN4127 Emprendimiento en negocios digitales, entre otros del mismo tipo.

Es por ello que me parece algo extraño el  lienzo que colgaba  hoy en el DII:

CEINContraEducaconEmpresarial
Cartel del CEIN

Le pregunte a los dirigentes del CEIN si advertían que había una incongruencia entre el lienzo y las materias que estudiaban. Me miraron sorprendidos.

Financiamiento universitario

R. Fischer

En la discusión sobre si la educacin universitaria debería ser gratuita, creo que la mejor respuesta es la de I. Briones y S. Urzúa, aparecida hace una semana en la sección Tribuna de El Mercurio. Contra los que quieren educación superior universal y gratuita financiada con un impuesto específico responden:

«La lógica detrás es miope y técnicamente deficiente. Primero, la propuesta no analiza las consecuencias del impuesto específico en las decisiones de los educandos. ¿Cuál es la externalidad negativa que lo justifica? ¿No aumentará la segregación al promover un éxodo desde la educación superior pública a la privada? Segundo, mezcla universalidad con gratuidad, conceptos completamente distintos. Y tercero -lo que motiva esta columna-, no reconoce que la progresividad de una política depende no solo de quien la pague o beneficie, sino que también a qué otros grupos se podría haber beneficiado con los recursos utilizados.»

El segundo punto es el que me interesa destacar, independientemente de la forma en que se financia el costo de la universidad gratuita. Aún con educación gratuita, no todos querrán educación universitaria: es costoso para ellos destinar años a estudiar cuando preferirían trabajar. Además, obligarlos a estudiar sería un costo inútil para la sociedad, y una imposición a personas que han alcanzado la edad en que pueden decidir por sí mismos que hacer con sus vidas. Por lo tanto, por muy gratuita que sea, la educación universitaria no será para todos –sin considerar los que no han tenido esa oportunidad en el pasado–, y sería injusto que la sociedad pagara los estudios de una parte, especialmente una que terminará con mayores ingresos que el promedio nacional (por mucho que se impusiera un costo a los universitarios, como en la propuesta criticada por los columnistas, hay costos de eficiencia y de mala asignación de los ingresos tributarios, como señalan los columnistas).

En 1997, en el Centro de Economía Aplicada del Depto. Ing. Industrial de la U. de Chile, discutimos el problema de como financiar en forma justa los estudios universitarios. Algunos de nosotros (P. Gonzalez, A. Mizala, P. Romaguera y yo) publicamos una propuesta. No la encontré en mi computador, pero en cambio encontré mi contribución, que adjunto más abajo. Creo que esa propuesta –que se parece  una propuesta de Beyer  en el Congreso– resuelve buena parte de los problemas de financiamiento universitario en el sentido de:   i) permitir que todos los que lo deseen puedan estudiar, ii) reducir el riesgo de los estudios, iii) los que tienen éxito pagan por sus estudios, iv) se subsidian implícitamente carreras con bajos ingresos pero alta valoración social, v) al tener un costo el estudio, la decisión de hacerlo enfrenta los incentivos correctos. Lo que nos faltó fue incorporar fue un mecanismo para limitar el alza de los costos de las carreras, como lo hace otra propuesta de Beyer. En todo caso, tanto la propuesta de Beyer como la nuestra de 1997 son mucho más justas y equitativa que las propuestas de los izquierdistas reaccionarios (o sesentones) que se han tomado la Casa Central, de nuevo.

Anexo: Propuesta de 1997 (Se deben actualizar lso ingresos utilizados en el ejemplo)

Becaprop
Propuesta de 1997 para financiamiento universitario. Se deben actualizar los ingrsos.

¿Nos habremos equivocado?

R. Fischer

Un argumento para reformar la educación en Chile es que la libre elección de los padres sobre el colegio de sus hijos es una elección poco informada. Muchas investigaciones muestran que los resultados de los colegios, una vez filtrados los factores socioeconómicos, no difieren entre ellos. Por ello se sostiene que deberíán eliminarse los colegios subvencionados pagados, pues lo único que hacen es crear segregación. También yo he repetido la primera parte del argumento como un papagayo.1 Pero, ¿Y si estuviperamos equivocados y los padres si saben lo que están haciendo al poner a sus hijos en esos colegios? En tal caso, tendría que cambiar el discurso de políticas públicas en educación (aunque los sesentones no lo harán)2.

Tuve esta duda al conocer los resultados del Simce de inglés. Como se esperaba, los colegios particulares tienen niveles muy superiores a los colegios subvencionados y municipales.  Pero los colegios sibvencionados tienen resultados que más que doblan los de colegios municipales (15% alcanzan un nivel de suficiencia contra 7%).

Estos datos, estoy casi seguro, no han sido utilizados en estudios de calidad de los colegios hasta ahora. Lo que esto sugiere es que tal como el nivel de inglés de un colegio no es percibido por los estudios que comparan la calidad de los colegios, pueden haber otras variables que los investigadores en educacipon no han considerado pese a ser relevantes en la educación de los  hijos. Supongamos por ejemplo que los padres valoran, no solo el inglés que pueden recibir en un colegio subvencionado pagado, sino también  otros aspectos no incrporados por los investigadores, como los deportes, o la disciplina (y no tomarse el colegio), la música o algún otro curso o habilidad. Y supongamos que con razón, los padres advierten que estos factores –especialmente el inglés– serán importantes en el futuro de sus hijos.

Los padres no estarían pagando solamente para segregar a sus hijos, como afirman los expertos en educación (aunque nada impide que también sea un factor), sino para que sus hijos reciban estos beneficios no medidos por los expertos.3  En tal caso debería cambiar el discurso de políticas públicas en educación. Ya no sería a cero costo educativo eliminar los colegios subvencionados pagados. Estaríamos quitándoles a los padres el derecho a conseguir la mejor educación posible  para sus hijos (a diferencia de una elección de colegio que solo serviría  para segregar, sin tener efectos educacionales).

Por lo menos es un tema que se debe discutir más de lo que se ha hecho hasta hora y los expertos en educación deben aclarar si han considerado este factor en sus análisis. No veo como podrían haberlo hecho, sin embargo, pues solo se han hecho dos mediciones del nivel de inglés escolar con un procedimiento estándarizado.

Notas:

1. Nunca estuve de acuerdo con el segundo argumento,  porque la estructura continua que se ha generado desde colegios pagados a subvencionados con pagos cada vez menores hasta desaparecer tal vez reduce la segregaciónn entre los gurpos de altos ingresos y los demas, respecto a una solución en la que solo existen colegios particulares privados y estatales.

2. Estoy pensando apelar como sesentones a todos esos jóvenes que luchan por volver a las políticas públicas de los años 1960, aunque tal vez convendría designarlos como la izquierda reaccionaria.

3. Los expertos estarían en el caso del borrachin que una noche busca las llaves bajo el farol: «¿Que buscas?» «Mis llaves.» «¿Estás seguro que se te cayeron aquí?» «No.» «¿Y porque buscas ahí entonces?» «Porque hay luz».

Algo más sobre Beyer, el SII y los estudiantes

R. Fischer

Creo que el Senado faltó a sus obligaciones como jurado en el caso Beyer, tal como lo piensan muchas personas. Destituimos sin motivos a un excelente Ministro (probablemente el mejor en décadas) porque buena parte del congreso se somete vergonzosamente a la dictadura de los dirigentes estudiantiles.1  Fue una muestra de los peores aspectos de la política.

Pero mi tema es otro. No puedo entender porque Harald Beyer fue defenestrado por no verificar que las Universidades eran sin fines de lucro. Habría pensado que la responsabilidad por esta verificación recae en el Servicio de Impuestos Internos. En mi esquema, el SII, luego de un examen de los libros de las universidades, denunciaría la existencia de lucro (encubierto) al Ministerio de Educación, que habría tenido que tomar medidas ante una información creíble y proveniente de una fuente oficial.

Mi escasa experiencia en una corporación académica sin fines de lucro es que las revisiones del SII son exigentes. El SII impone todo tipo de restricciones a lo que se puede hacer con los recursos recibidos (en particular, los contratos con partes relacionadas son sometido a un estricto examen para que los recursos no escapen por ahí). ¿Por qué no estaban las universidades, en esta materia, supervisadas  SII? Que conste que esto es una pregunta aplicable a los directores del SII de los últimos 20 años, al menos.

Una segunda dificultad con el lucro en educación es la siguiente. Supongamos que una persona iluminada tiene un proyecto novedoso de universidad (sin fines de lucro). Dado que require recursos, acude a un banco para conseguir financiamiento. Supongamos que –milagrosamente– el banco le ofrece un crédito para construir las instalaciones, pero le pide una tasa elevada para compensar por el riesgo de este proyecto. En tal caso, el pago del crédito sería completamente razonable y la alta tasa de interés no indicaría que hay lucro.

Supongamos ahora que el banco rechaza financiar el proyecto porque es muy riesgoso. Un amigo del iluminado se compadece de su situación y accede prestarle los recursos que necesita, pero le pide que se los devuelva con el interés correspondiente, incluyendo el pago por el riesgo del negocio (igual que el banco en el caso de más arriba). Para ello, establecen un contrato entre la universidad y el generoso amigo.

De acuerdo a los parámetros usados para identificar lucro, ¿sería esto un contrato aceptable? Porque si no lo es, será imposible crear nuevas universidades.  Si los dirigentes estudiantiles consiguen su propósito de eliminar el lucro en toda la educación, este criterio impediría crear nuevos colegios y jardines infantiles. ¿Es esa limitación al derecho a una educación libre lo que desean los estudiantes? ¿O es que la igualdad-homogeneidad es más importante que la libertad?

Mi conclusión es que los dirigentes estudiantiles aprovechan estos slogans («abajo el lucro») por su atractivo superficial, sin reflexionar  más profundamente sobre sus consecuencias. Me recuerdan a Boouvard y Pecuchet y sus frases hechas.

1.  Los estudiantes probablemente no van a ir a votar (y si lo hicieran votarían por esos mismos  candidatos, independientemente de su votación por Beyer).

Sobre el origen de las universidades europeas

R. Fischer

Estoy leyendo el libro Law and Revolution de Harold J. Berman, que describe lo que el autor considera la primera revolución del mundo occidental: el gran conflicto entre la Iglesia y el Sacro Imperio Romano Germánico. El autor está interesado en el origen de la tradición legal occidental y lo descubre en esa revolución (las otras son: la Reforma luterana, la Revolución francesa y la Revolución rusa).

He aprendido mucho leyendo el libreo, pero lo que más me a sorprendido hasta ahora es lo que escribe sobre el origen de las universidades.  Según Berman, la enseñanza de las leyes comienza con el descubrimiento de un manuscrito con el código de Justiniano. Se comienzan a crear círculos de estudiosos que tratan de comprender este tratado.

El marco legal del código correspondían a otro mundo, pero uno que se consideraba superior al mundo de la época. Con el tiempo, los estudiantes comenzaron a pagarle a los mejores expositores para que les enseñaran como entender el código, y viajaban de distintas partes de Europa para estudiar con los mejores profesores. A princiios del siglo XI, se instaló el famoso profesor Guarnerius, en bolonia, invitado por la Duquesa de Toscana. Su presencia comenzó a convocar estudiantes de todas partes de Europa, y otros expositores aprovecharon la abundancia de estudiantes para ir a Bolonia, que comenzó a convertirse en un centro de conocimiento.

Los estudiantes extranjeros estaban desprotegidos en Bolonia, así que se agruparon en comunidades llamadas naciones, porque juntaban estudiantes que venían de la misma región. Posteriormente, estas naciones se unieron en dos gremios (una para los que venían del Norte de los Alpes y otra para los del Sur). Estos gremios se llamaron universitas, ya que este era el término legal romano para lo que hoy se denomina un corporación, es decir una asociación con personería jurídica. Los profesores no pertenecían a la universitas.

Los estudiantes (que en esa época pese a ser jóvenes, tenían la edad en la que las personas participaban activamente en el mundo político) negociaban a través de la universitas con las autoridades de Bolonia y controlaban la corporación.1 La corporación contrataba a los profesores, regulaba el precio de los arriendos para estudiantes, el tipo de cursos a dictar, el material que debía ser cubierto en clases, las vacaciones, y los precios de arriendo y venta de libros (manuscritos en aquella época).

La corporación tenía jurisdicción civil y criminal sobre sus miembros. De ahí proviene, supongo, la idea de la autonomía de las universidades, en el sentido que la policía no puede ingresar a ellas sin permiso. Berman explica que el poder de los estudiantes para conseguir un convenio provenía de su contribución económica a la ciudad. La mayor parte de los estudiantes era hijos de familias ricas o tenían el apoyo de fundaciones (normalmente monasterios).

A su vez, los profesores formaron su propia organización, el colegio de profesores, que tenía el derecho a examinar y admitir nuevos profesores, a cambio de un pago. Pero los profesores no tenían poder sobre la universitas. Los estudiantes podían no pagar a los profesores que no les satisfacían, y habían multas para los profesores que llegaban tarde, terminaban temprano o no pasaban todo el material del curso.

Los estudiantes elegían el rector en forma indirecta, a través de un consejo elegido por ellos.  El rector debía tener al menos 24 años y haber sido residente en la universidad por al menos cinco años. El rector era el que entregaba el título de bachiller, pero no era un académico –en el sentido de profesor–. Además del consejo, existían las Asambleas generales de estudiantes, para decidir los temas más importantes. En ellos la asistencia era obligatoria, y definía todos los temas de interés para los estudiantes, incluyendo el currículo.

Eventualmente la ciudad  comenzó a pagarle a los profesores y el poder de los estudiantes comenzó a decaer. Posteriormente, en 1219 (cuando Bolonia tenía más de un siglo como universidad) el papa decretó que todos los doctores-profesores debían ser examinados por un representante papal, reduciendo aún más la autonomía universitaria. Pese a ello, Berman escribe que las universidades tenían más autonomía que otras instituciones de enseñanza de la época, como las colegios asociados a las catedrales. Desde un principio la universidad admitió diversas opiniones, a diferencia de las escuelas de la era clásica, dominadas por un profesor o teoría.

Bolognia fue desde el principio una universidad (y no un college), porque solo tenía alumnos graduados. Sus alumnos debían poseer una educación en las artes liberales, En un comienzo, Bolonia solo enseñaba derecho y posteriormente se agregaron otras áreas de estudio como teología y medicina.

Nota: 1. Según Berman, Paris era una universidad con una organización distinta, controlada por los profesores.

Admisión a las grandes universidades

R, Fischer

Hace poco, Gillian Tett del Financial Times escribió un artículo sobre los defectos del proceso de admisión en las universidades más famosas de los Estados Unidos: el Ivy League, especialmente Harvard, Yale y Princeton, más Stanford y alguna otra de la costa oeste.

Yale

El artículo es una fuerte crítica al proceso de admisión, que ella sugiere está contaminado por las donaciones  de multimillonarios y por la sobreabundancia de descendientes o parientes de ex alumnos (los  denominados herederos). Esto llevaría a un alumnado segregado del resto de la sociedad.  Tett observa que esta discriminación hacia alumnos conectados y ricos conlleva un beneficio para las universidades: no tienen problema para financiarse, porque reciben grandes donaciones por admitir a los herederos. Contrasta estas universidades con las del Reino Unido que, según ella,  no discriminan al alumnado, pero que están en peor situación económica.1

Oxford

The Epicurean Dealmaker destruye el ariculo de Tett, que según el es probablemente el resultado de demasiadas fiestas y conversaciones con la élite de Manhattan, obsesionadas con el tema de admisiones de sus hijos. Primero, muestra que la proporción de herederos en las tres principales universidades es un 13% del alumnado, lo que es similar a la proporción de alumnos que pertenecen a familias cuyos hijos son los primeros que asisten a la universidad (12%). Además, muestra que el 95% de los estudiantes en esas universidades son brillantes y pertenecen al 10% superior de sus clases, por lo que no están entrando los porros, solo por el hecho de ser herederos. Incluso con notas perfectas y elevados SAT, las probabilidades de ingresar a esas universidades es bajísima, ya que pueden darse el lujo de elegir entre muchísimos estudiantes en iguales condiciones.

Según Epicurean Delamaker, el objetivo de estas universidades es crear un estudiantado vibrante y diverso en múltiples dimensiones tales como etnicidad, origen, ingreso familiar, talentos, etc. Ser heredero es parte de las preferencias, pero en un lugar poco importante del proceso: solo sirve para distinguir a dos potenciales alumnos iguales en numerosas variables de mayor interés para las universidades de élite.

Lo más ingenioso de la crítica a Tett es la conclusión. Dado que la élite de Manhattan es bastante homogénea, compiten entre ellos por los puestos en las universidades de élite asignadas a esta categoría ( viven en Manhattan, ricos, colegios caros). Por lo tanto los colegios caros, tutores, actividades extracurriculares y otros esfuerzos para que sus hijos sean admitidos termina siendo una competencia al interior del grupo y un gasto inútil.

Nota: Esta afirmación de Tett sobre la poca discriminación en el Reino Unido es errada, al menos en lo que se refire a Oxford y Cambridge, las equivalentes en el Reino Unido. Un estudio reciente sobre familias de distintos niveles de ingresos (con nombres raros, para así hacerlos fáciles de seguir en el tiempo), muestra que los ricos del año 1800 en el Reino Unido siguen siendo relativamente ricos hoy. Esto quiere decir que la movilidad social en Inglaterra es muy baja. La probabilidad de entrar a Oxford a Cambridge hoy, habiendo pertenecido a una familia rica en 1800 es 11 veces mayor que la de una persona normal (con un apellido común).  Nada más saber que una persona estuvo en OxBridge en 1800 (sin conocer su riqueza) lleva a que sus descendiente tengan una probabilidad tres veces mayor de asistir a Oxbridge. En realidad el articulo da para un posteo completo sobre la persistencia de la desigualdad, y no solo para una nota al pie.

Sobre los créditos CORFO en educación universitaria

R. Fischer

En una conversación reciente, un conocido que había ocupado un alto cargo en este gobierno me comentó que le molestaba que se rebajara la tasa de interés a los créditos CORFO para estudiantes universitarios (el deficiente sistema de financiamiento universitario anterior al CAE). Esta tasa de 8% es superior al 6% del crédito CAE, del cual se quejan tan amargamente los estudiantes.

Le parecía que las familias habían elegido voluntariamente endeudarse a esa tasa, por lo que no era correcto reducírsela a cargo de todos los chilenos. Estaba dispuesto a admitir una reducción al 4%,una reducción equivalente a la del CAE (que baja al 2% desde el 6%), pero le parecía que reducirlo también al nivel del nuevo CAE es un beneficio excesivo. Sin embargo, entendía que era políticamente imposible mantener esa diferencia en la tasa de los créditos, pase a lo que le parecía una evidente injusticia.

Lo que si convenció a quienes lo escuchaban, era que hay problemas en el diseño del  proyecto de Ley que crea el nuevo CAE. Dio como un ejemplo entre muchos otros, el de una persona que estudia, se casa y deja de trabajar, por lo que nunca paga por sus estudios. Podría ocurrir que esta persona haya sido financiada en sus estudios pese a que cuando su pareja sea un exitoso profesional, ambos pertenezcan al décimo quintil (el de más altos ingresos). Su propuesta era que la Ley del CAE debería incorporar el criterio de ingreso familiar y no individual, lo que corregiría el problema (alternativamente, es otro motivo para reducir la tasa de matrimonios). Me pareció interesante su punto de vista.

Retorno a la educación con fines de lucro

R. Fisher

Existe evidencia anecdótica sobre los problemas de la educación universitaria con fines de lucro en los EE.UU. En particular se las acusa de estrategias de venta engañosas, y que dejan a los alumnos que no completan sus estudios muy endeudados.  Cellini y Chaudhary, de George Washington University y de Scripps college, respectivamente, parecen ser los primeros en estudiar elretorno a los estudios en universidades privadas con fines de lucro en los Estados Unidos.

Sus resultados muestran que el aumento en la rentabilidad del trabajo para los estudiantes de estas universidades es similar al que se obtiene en los community colleges, programas públicos de dos años  dirigidos al mismo público y de bajo costo.  Más aún, muestran que el resultado de los estudiantes que terminan el programa es bueno –‘tal vez mejor que en community colleges–, pero hay muchos que no lo hacen, y el costo para ellos es grande.

La comparación que hacen Cellini y Chaudry es  el cambio en el ingreso del trabajo, y no incorporan el costo de la educación (mucho mayor en los colleges con fines de lucro) en forma directa en sus estimaciones de rentabilidad. En sus conclusiones escriben que al incorporar este costo, es preferible estudiar en un community college, a menos que éstos no tengan capacidad, o que no ofrezcan los programas deseados.

Un problema de los experimentos económicos

R. Fischer

La idea de experimentos ecónomicos es atractiva. En vez de realizar inferencias usando datos estadísticos provenientes del mundo real, con todas sus complicaciones y variables no observadas, usemos un laboratorio en el que se pueden aislar las variables que nos interesan para  entender mejor el comportamiento de los agentes económicos.

Los experimentos de este tipo han sido valiosos y han dado muchas pistas sobre el comportamiento individual en temas de interés para los economistas. Estos experimentos, justamente por ser de laboratorio, tienen un campo limitado a lo que se puede estudiar en ellos. Algunos investigadores han extendido estas metodologías al ámbito de políticas públicas, algo más difícil –o menos creíble– de reproducir en un laboatorio.

Para ello se utilizan dos técnica. La primera, y muy exitosa,  es la de los experimentos naturales, en que el investigador dscubre una variable, independiente de las variables cuyos resultados interesa determinar, que permite determinar si una cierta política es efectiva o no. Por ejemplo, supongamos que por un error computacional, las personas cuyo RUT termina en un número impar reciben una devlución de impuestos que es el doble del que reciben las demas personas.  Si pudieramos examinar el comportamiento de cnnsumo de una muestra estadísticamente significativa de ambos grupos, podríamos tener una buena idea sobre como se gasta o usa ese ingreso adicional y podríamos pensar en políticas públicas conociendo ese comportamiento en una forma pura, sin contaminación con otras variables.

Otro tipo de experimentos se han hecho populares m’;as recientemente. Se trata de aplicar los métodos experimentales clásicos a la economía, especialmente en temas de desarrollo. Por ejemplo, si se quiere estudiar el efecto de una política de estímulo preescolar en niños del mundo rural, se toman dos grupos de villorrios, elegidas al azar, para que sean homogéneas. En cada pueblito se eligen niños al azar en  ellas se les da un «tratamiento», por ejemplo, se les dan estímulos cognitivos. A otro grupo similar no se les dan estímulos y luego se comparan su rendimientos cognitivos. Así se podría estudiar el costo (a través del costo del experimento) y la efectividad de una política específica de estímulo preescolar. El objetivo es no hacer políticas públicas  a tontas y a locas, por intuición, sino hacerlo de una forma científica, conociendo la efectividad y sus costos reales en el campo, y no en el laboratorio.

En una Growth Week del International Growth Centre del LSE,  que se dedica a temas de desarrollo de países muy pobres, asistí la semana pasada a una presentación que muestra que pese a todos estos cuidados, los resultados igual pueden conducir a conclusiones erróneas. Para dar el contexto, hace dos años fui a una presentación en el mismo evento que mostraba como cambiaban los resultados de los estudiantes en colegios primarios en Kenia dependiento de los contratos de trabajo de los profesores. En Kenia los profesores tienen un sindicato poderoso y son inamovibles. Por lo tanto hacen mínimos esfuerzos. tienen una pésima asistencia y la educación de los niños sufre.

Los investigadores observaron que en algunas villas rurales, los padres se unían para contratar un profesor adicional, pagándoles mucho menos que a los profesores estatales (un 25% de lo que se paga a los profesores enviado por el Ministerio de Educación), y obtenían resultados de aprendizaje mucho mejores, pese a lo mal pagados. Los investigadores atribuían los buenos resultados a que estos profesores adicionales estaban incentivados porque, a diferencia de los profesores enviados por el Ministerio, podían no ser recontratados si sus resultados eran malos.  Las escuelas de pedagogía de Kenia producen más profesores de los que puede emplear el Ministerio de Educación (especialmente considerando sus salarios), por lo que hay profesores graduados esperando conseguir un puesto en el sistema estatal, y que están disponibles para el experimento.

Los investigadores hicieron un experimento para verificar la hipótesis de que era el tipo de contrato el que daba los buenos incentivos y quedaron muy contentos con los resultados. A muy bajo costo podían mejorar el rendimiento de los niños, usando contratos en el que los profesores podían ser despedidos. Así, hace dos años recomendaron la adopción general de este tipo de contratos.

El gobierno keniano los escuchó y decidió hacer  un nuevo experimento en colaboración con los investigadores. En el nuevo experimento, el Ministerio contrataría algunos profesores bajo el esquema de contratos renovables y se contrastaría su rendimiento con los que obtenían otros profesores contratados por los colegios manejados por ONGs en los que se había hecho el experimento anterior. A diferencia del caso anterior, los resultados fueron desastrosos: los profesores contratados por el Estado bajo la modalidad renovable hicieron una huelga y consiguieron que el Estado prometiera que los contrataría en forma normal al cabo de dos años.

El rendimiento de los alumnos en los colegios estatales, pese  los contratos, fue tan malo con los profesores bajo el contrato estatal tradicional. En la muestra de colegios de control, manejados por las ONG, nuevamente se observó un dramático aumento en el rendimiento con la contratación de profesores adicionales. La conclusión: no es el tipo de contrato, sino que sea una NGO la que maneja el programa lo que hace la diferencia, Esto significa que por interesantes que sean los resultados, la experiencia del experimento no se pueden escalar a nivel nacional. En este caso, el experimento recomendó una política que no podía aplicarse. Este es un riesgo de los experimentos de campo, como se los llama: su realismo puede no ser tal.

Equidad y los padres

R. Fischer

Ayer pasaron, muy cerca del Departamento de Ingeniería Industrial en que trabajo, decenas de miles de manifestantes. El motivo de la manifestación era cambiar el sistema educacional e impulsar la educación pública. Detrás de este apoyo generalizado al movimiento en pos de la educación pública está, supongo, la idea de equidad.

De acuerdo a la encuesta CEP, la opinión pública cree que la educación y el esfuerzo son los dos mecanismos principales para mejorar la situación económica de las personas. El descontento nace porque las oportunidades no son iguales, debido a que la educación que entregan la mayoría de los colegios municipales (y muchos subvencionados) es mala. Por lo tanto, los estudiantes pertenecientes a familias de bajos ingresos, incluso si son esforzados y talentosos, no tienen las oportunidades que posee un estudiante equivalente proveniente de una familia de mayores ingresos.

Hasta aquí, creo estar totalmente de acuerdo. Es injusto que no todos tengan las mismas oportunidades, pero la pregunta importante es determinar cuán iguales deben ser las oportunidades.

Desde el punto de los investigadores en educación, se trata no solo de igualar las oportunidades mejorando los colegios, sino que se  trata de compensar el efecto debido a los antecedentes familiares. Por ejemplo, se ha demostrado que familias bien constituidas y más educadas traspasan conocimientos y actitudes a sus hijos, que les dan ventaja sobre niño que provienen de familias menos educadas y tal vez con una solo adulto en el hogar.

Para reducir estas diferencias, se ayuda especialmente a los niños en situación vulnerable, con un subsidio a las escuelas que es mayor  que el usual, para que ellas pongan más esfuerzos en esos niños. Nuevamente, esto parece una receta admirable, pero si el objetivo es compensar todas las desventajas que enfrentan los niños más desfavorecidos, para que tengan exactamente las mismas oportunidades, nos enfrentamos a problemas conceptuales difíciles.

El problema es que la mayor parte de los padres desean darles ventajas a sus hijos, y están dispuestos a sacrificar tiempo y dinero con ese objetivo. Si intentáramos anular totalmente estas diferencias para igualar oportunidades, los efectos podrían ser perversos. O se puede producir un escalamiento de las inversiones familiares, destinando cantidades cada vez crecientes –y alcanzando niveles ineficientes– de inversión en los hijos, o se puede producir el efecto contrario, de eliminar los inventivos a invertir en los hijos, si ellas se anulan completamente.1 El costo social, en este segundo caso, sería enorme.

En otras palabras, nos encontramos en un problema, porque el principio de equidad se enfrenta al interés de los padres en el futuro de de sus hijos. Creo que sería una intromisión excesiva en la vida privada de las familias anular los esfuerzos de las familias por ayudar a que a sus hijos les vaya lo mejor posible. Incluso conceptualmente –no hablo de la práctica, pues estamos lejos de este punto– a lo más se deberían reducir las diferencias más dramáticas producto de la influencia familiar, pero dejando espacio para que los padres puedan esforzarse en transmitir algunas ventajas a sus hijos.

1. Es interesante observar que los investigadores y proponentes más enfáticos de medidas de compensación por desventajas familiares tengan sus hijos en los mejores colegios particulares pagados del país.