Primeras señales de problemas

El Banco Panamericano en Brasil (de mediano tamaño) escondió pérdidas por US$ 580 millones de dólares, de acuerdo a una investigación del Banco Central. Como siempre, los auditores no tenían idea. Las pérdidas se deben a que el banco tenía una tasa de morosidad de 20% en su cartera, gran parte de la cual corresponde a préstamos de consumo. Estos préstamos eran de largo plazo: autos a 84 meses, por ejemplo, lo que hace inútil la reposesión. El Banco Central ha sido acusado de ser ineficiente, porque las pérdidas fueron descubiertas tan tarde.

Una última reflexión: este blog ha mencionado muchas veces en el pasado que Brasil vive una burbuja de activos. El caso de este banco es evidencia adicional de optimismo irracional, cuando se le presta a quienes no pueden pagar. En si mismo, los problemas de un banco no representan un problema sistémico, pero es probable que hayan más bancos que hayan seguido la misma política. Son los primeros síntomas de problemas.

Sin una burbuja, el problema es aislado. Con una burbuja, es un síntoma premonitor de que se acercan problemas sistémicos.

Captura regulatoria

El Financial Times trae una excelente columna de John Kay sobre captura regulatoria y las ventajas de un sistema judicial separado de la industria para juzgar casos de la industria regulada. Comienza mostrando como a los sectores potencialmente regulados les encanta serlo. Para ello usa el ejemplo del apoyo a la regulación de la industria de ferrocarriles en los 1880, frente a las protestas de campesinos e industriales por los precios cobrados por los robbber barons. El Presidente de una de las líneas ferroviarias más importantes declaró a sus colegas:

“What is desired,” he wrote, “is something having a good sound, but quite harmless, which will impress the popular mind with the idea that a great deal is being done, when, in reality, very little is intended to be done.”

On the whole, he got what he wanted. The Interstate Commerce Commission established by the act was chaired by a lawyer with experience of the railroad industry – acquired, naturally, by acting on behalf of his railroad clients. When, a decade later, the Supreme Court ruled that a rate-fixing agreement between railroads was illegal, the ICC was crestfallen: surely, the commission said, it should not be unlawful to confer, to achieve what the law enjoins – the setting of just and reasonable rates. Soon after, Congress approved legislation making it a criminal offence to offer rebates on tariffs the ICC had approved, and the commission thereafter operated as the manager of a railroad cartel.

Kay muestra que las dificultades no siempre son de captura regulatoria estándar, es decir corrupción, sino de un problema más sutil, de captura intelectual:

Every regulatory agency is dependent for information on the businesses it regulates. Many of the people who run regulated companies are agreeable, committed individuals who are properly affronted by any suggestion that their activities do not serve the public good.[…]

It requires a considerable effort of imagination to visualise that any industry might be organised very differently from the way that industry is organised now. So even the regulator with the best intentions comes to see issues in much the same way as the corporate officers he deals with every day. You require both an abrasive personality and considerable intellectual curiosity to do the job in any other way.

Es por ello que la justicia normal, independiente del sector regulado, es útil. puede juzgar en forma menos informada,y a menudo errónea, pero tiene la ventaja de ver las cosas desde fuera, sin las preconcepciones de quiénes trabajan en ella. Es un muy buen punto. Implícitamente esto representa una crítica a nuestro nuevos sistema de Paneles de Expertos, que tiene una visión sofisticada de la industria, pero que usan la óptica de ésta. Afortunadamente Paneles de Expertos como el del sector eléctrico tienen una jurisdicción extremadamente limitada, lo que reduce el impacto de esta crítica, ya que cualquier problema regulatorio que tenga un alcance mayor pasa a órganos jurisdiccionales de índole general.

Medicamentos de venta libre

Se discute hoy la venta libre de medicamentos que no tienen, o no deberían tener, venta libre. Esto significará que supermercados y almacenes podrán vender estos medicamentos. Las ventajas son la mayor disponibilidad deéstos fármacos y la mayor competencia, que debería llevar a menores precios. Medicamentos como antiácidos, aspirinas y otros medicamentos similares son bastante más caros en Chile que en países como EE.UU., sin que existan otras causas razonables que expliquen la diferencia.

Como era esperable, los gremios asociados a las farmacias se oponen a la medida. Las grandes cadenas, debilitadas ante la opinión pública por las acusaciones de colusión, no aparecen, a diferencia de su oposición anterior a las acusaciones de colusión. En reemplazo, la asociación gremial de farmacias toma su lugar, alegado que sobre ellas pesan obligaciones que no pesarían sobre otros negocios que competirían con ellos: la necesidad de tener un químico farmaceútico en la farmacia, y la obligación de hacer turno, pòr ejemplo. Pero como bien lo saben los clientes, las atenciones de medicamentos que no requieren recetas no las realizan –y muchas de las que los requieren– los químicos farmaceúticos sino los dependientes, así que on habría mayor diferencia en este ámbito. Ahora que por fin los medicamentos (algunos) vienen con instrucciones de uso –a lo que se oponían médicos y químicos farmaceúticos– no hay motivo para que los consumidores, como actores autónomos, no puedan adquirir medicamentos que no requieran receta. La obligación del turno también es exagerada: de los cientos de farmacias en Santiago, solo 8 están abiertas durante toda la noche, y la demanda que enfrentan debería compensar con creces los mayores costos.

Por último, la asociaciçon gremial de químicos farmaceúticos usa una estrategia del terror: según ésta organización, la medida ha causado más de 7.000 muertos en Argentina. y que lo mismo ocurriría en Chile. La pregunta es: ¿de dónde salieron los estudios que muestran estos 7.000 muertos causados por la venta libre? No parece que vengan de estudios serios enArgentina, porque una búsqueda de Google no muestra nada parecido, ni siquiera artículos periodísticos que señalen un efecto tan monstruoso. De todas maneras, las cifras, de existir, estarían deformadas, porque un reportaje muestra que los Argentinos no distinguen entre medicamentos vendidos sin receta de aquellos con receta vendidos sin control (probablemente en farmacias!):

Una proporción importante de personas que afirmaron tomar medicamentos de venta libre en realidad usaban medicamentos de venta bajo receta. En este grupo la clase de fármacos más utilizados fueron los antiespasmódicos gastrointestinales y nadie reconoció usar psicofármacos, de acuerdo al informe.

– En el grupo que se automedicaba sabiendo que utilizaba medicamentos de venta bajo receta la mitad usaba psicofármacos.

– “Es importante resaltar que no hemos encontrado otros trabajos que mostraran datos similares ya que esta posibilidad de equivocación está relacionada con el hecho de conseguir el medicamento de venta bajo receta con la anuencia o desconocimiento del farmacéutico”, determinó el estudio.

En este marco, se han creado varios mitos populares acerca de los medicamentos en Argentina: que los medicamentos de venta libre son peligrosos; que hay mucha cantidad de ellos en el mercado; que se venden productos falsificados; que la publicidad de medicamentos de venta libre incita al consumo, etc. En este marco: se vuelve necesario distinguir entre la realidad y la ficción.

Aunque el reportaje está basado en un estudio de la Asociación de Productores de estos fármacos, que deben estar interesados en que no se restrinja su venta solo a farmacias, no parece haber ningún estudio serio que indique que esto tiene un error o la existencia real de los 7.000 muertos.

Ingreso por usuario

Una de las medidas para calcular el comportamiento de las empresas de telefonía móvil es el ingreso por usuario mensual. Este indicador refleja el efecto combinado de precios (y por lo tanto el grado de competencia en el mercado), ingresos de las personas, y la eficiencia de las firmas. La diferencia en ARPUS en telefonía móvil es enorme, como se observa en el cuadro siguiente de Telegeography:

En Chile, un cálculo sencillo a partir de la memoria de Entel PCs de 2009, considerando ingresos por $ 697 mil millones, y 3,238 millones de clientes, da un valor de aproximadamente US$ 36 por mes, lo que parece ser relativamente alto considerando los ingresos de las personas en Chile. Esta cifra es en parte un reflejo de los precios de los servicios de tleecomunicaciones, también relativamente elevados. Esto, a su vez, muestra que la competencia no es muy fuerte en este mercado. Hay motivos para la débil competencia, como se verá en una entrada futura.

Entre paréntesis, uno de los mercados más competitivos del mundo es India, donde los ARPUS están entre US$2.50-5.00, y pese a ello las firmas invierten cantidades colosales.

El lío de las hipotecas

Desde el momento en que al autor de este blog le explicaron sobre la securitización de hipotecas (hace décadas) le pareció que sería complejo el mecanismo por el que se podían seguir los pagos de las hipotecas en los paquetes securitizados. Las hipotecas se empaquetan y luego se venden como un todo, pero a veces ese «todo» se divide y se empaqueta en un nuevo producto, que es comprado por un banco de inversión, que se lo traspasa a inversionistas, y luego se transa muchas veces. Seguir los pasos de los pagos es, por lo tanto, complejo. Los problemas son mucho mayores si es necesario retomar la casa por no pago de la hipoteca.

En los EE.UU. esto se ha transformado en un problema gravísimo. Después de todas estas transacciones, la institución que posee la hipoteca no tiene la documentación necesaria ni sabe obtenerla. Para resolver este problema, han contratado firmas de abogados especializadas, pero éstas también encontraron los mismos problemas y para resolverlo, comenzaron a inventar documentación. Falsificaron timbres de notarios, fechas de los distintos documentos requeridos para retomar la casa, y los distintos pasos requeridos por la ley para poder actuar y proceder a la venta de la casa en remates judiciales. Lo peor es que, debido a que los papeles son inventados en algunos casos han retomado casas en que las hipotecas estaban pagadas, o incluso han rematado una casa que de improviso tiene dos dueños: el verdadero, y alguien que compró la casa en un remate por internet.

Hay quiénes afirman que en la mayoría de los casos, se trata de papeles y que por lo tanto no importan los pasos formales. Si la propiedad no se paga hay que reposeerla. El problema es que cuando uno se salta los pasos, ya no hay seguridad en la propiedad, como ha ocurrido en los casos de los múltiples ejemplos de errores. Por lo tanto es raro que Bryan Caplan, normalmente muy pro-derechos de propiedad, esté a favor de saltarse los pasos legales.

Un problema libertario

Los libertarios se oponen a las regulaciones porque las personas deberían ser responsables de sus acciones, y gran parte de las regulaciones se pueden reemplazar por juicios por negligencia (tort suits). Este artículo, revelador para este autor, indica que los resultados de esta forma de mirar la sociedad son más limitaciones y prohibiciones de las que se tienen bajo un sistema con más regulaciones, pero con menos posibilidades de ir a juicio.

Los ejemplos del artículo son increíbles. En los lagos de Michigan las personas solo pueden nadar en las zonas indicadas, con profundidades hasta la rodilla. Así el Estado de Michigan evita que le hagan juicios. En otros lugares, no se ponen avisos de peligro en la ruta porque así el Estado puede alegar que no sabía que habían riesgos. Así evitan casos como el de la mujer en snowblade que tiene un juicio contra un resort porque chocó contra alguien.

The problem here, as Mr Howard says, isn’t simply over-regulation as such. It’s a culture of litigiousness and a refusal to accept personal responsibility. When some of the public behave like children, we all get a nanny state.

El autor lo compara con la situación en Holanda, donde existen muchas más regulaciones, pero hay más libertad, porque los jueces usan más criterio para aceptar casos. Aquellos casos en los que el culpable es la irresponsabilidad del litigante no se acogen. Su hija de 9 años no tenía problemas para nadar en los ríos en Holanda, tal como otros niños amigos.

In fact, I’d tried to look up the official position on this question, and found that the government advises against swimming in rivers anywhere in the Netherlands, because of boat traffic and water current issues. But the thing is, as long as you don’t do something gratuitously stupid or make a flagrant nuisance of yourself, nobody’s going to stop you.

[…]Essentially, you still have the freedom to swim in the river in Amsterdam because people assume you have the common sense to avoid stupid behaviour, like diving in when you don’t know what’s underneath, or not keeping to the sides of the river during barge traffic hours. And if you don’t, it’s nobody’s fault but your own.

El autor concluye que el sistema holandés es mejor:

To generalise: for risks I can assess myself, I don’t want regulations that prevent me from doing as I please just because I might end up suing the government. For risks I can’t assess myself, I do want regulations that give me the confidence to do as I please. One kind of regulation stops me from swimming in a pond in Massachusetts. The other kind lets me swim in a river in the Netherlands. One kind of regulation makes me less free. The other kind makes me freer.

Competencia bancaria

El autor de este blog está trabajando en el tema de competencia e inestabilidad financiera. La teoría es que a mayor competencia, los bancos tienden a recuperar rentabilidad aumentando el leverage. Esto los deja vulnerables a shocks, inducidos por aumentos de tasas, por ejemplo.

Los aumentos de tasas hacen que los bancos deban racionar el crédito de algunas empresas, las que terminan quebrando. Ello significa pérdidas para el banco, cuyo capital base se reduce. Esto reduce su capacidad de préstamo a otras empresas. Si el impacto es suficientemente grande, comienza una espiral de racionamiento de crédito que genera más quiebras, y así sucesivamente hasta la intervención del Estado, que asume el control del banco y su deuda o alternativamente, inyecta capital al banco par que pueda continuar prestando. A mayor leverage, el shock necesario para llegar a la crisis es mayor.

La evidencia es casuística, pero aquí hay un ejemplo reciente: los bancos australianos. De acuerdo a Lex del Financial Times, la política antimonopolios australiana redujo la competencia bancaria (porque no temían ser adquiridos si eran ineficientes) y eso los hizo arriesgar menos, por lo que no tuvieron problemas durante la crisis:

[…] but investors can also thank the “four pillars” banking policy. The 20-year-old rules, which shield the top four commercial banks from takeover, were drafted in the hope of maintaining competition. Inadvertently they discouraged risk-taking. Shielded from the threat of being acquired, banks did not strive for fast profits by pushing risky products or roll the dice on ABN Amro-style acquisitions.

La discusión de los estacionamientos

En los blogs en los EE.UU. hay una discusión sobre los efectos de la obligación de construir un determinado número de estacionamientos en ciertas edificaciones, como supermercados, centros comerciales y otros. El argumento es que esta obligación subsidia a los automovilistas. En efecto, el costo de los estacionamientos se les carga a todos de alguna forma u otra, y ese costo lo pagan todos los que compran, independientemente de su medio de transporte. El mayor costo puede ser en términos de mayor distancia entre tiendas o mayores márgenes. Esto sería una de las explicaciones de la expansión exagerada de los suburbios y el uso excesivo del automóvil: los terrenos son más baratos a mayor distancia de la urbe, y las mayores distancias requieren automóviles.

Una posibilidad sería liberar el número de estacionamientos, para que fueran los centros comerciales los que optimizaran el número de estacionamientos de acuerdo a sus propias condiciones. En un establecimiento o centro comercial más cercano a la ciudad habrían pocos estacionamientos y la mayor parte de la gente iría a pié, bicicleta o bus. Hay un pero: se debe evitar que los clientes se estacione en la calle, porque en tal caso habría una externalidad sobre la ciudad que no sería internalizada por el dueño de establecimiento.

El problema norteamericano parece no ocurrir en Chile: los centros comerciales se ubican en el interior de la ciudad e incluso deben construir estacionamientos de alto costo. ¿Cuál será la explicación? ¿Será que hay obligaciones de construir estacionamientos, pero éstas son mínimas?

Estándares de servicio en empresas

No es del agrado del autor de este blog comentar sobre empresas particulares, pero en ciertos casos puede ayudar a los lectores a tomar decisiones y porque además se derivan conclusiones de interés económico. Son las historias contrastadas de un califont y el cierre de una cuenta corriente.

Este autor tuvo que comprar un califont y luego de algunas averiguaciones sobre la calidad, compró un Ursus Trotter de 18lts, la mejor o una de las mejores marcas del mercado. El equipo fue instalado por personas autorizadas por la empresa, pero en la primera ducha era notorio que, a los pocos minutos, la temperatura comenzaba a oscilar, desde una elevadísima e insoportable, al frío absoluto. Esto estaba asociado a variaciones del flujo de agua. Al calentarse en exceso el agua, aumentaba el flujo y bajaba la temperatura, a veces hasta la de un califont apagado. Luego el flujo caía y la temperatura aumentaba. Solo era posible estar bajo la ducha los breves instantes en que la temperatura estaba en transición entre los extremos.

Al primer reclamo la empresa envió un técnico que fue incapaz de observar el efecto, pues tarda algunos minutos –variables– en aparecer. Aseguró que de xistir un problema, no podía ser del califont, sino qeu debía ser causada por una llave de paso que según el, estaba en mal estado. La llave fue cambiada, sin resultados. En su segunda visita el mismo técnico siguió sin observar nada, por lo que procedió a cambiar un elemento eléctrico menor, bajo el mismo principio de los médicos que siempre recetan algún placebo para tranquilizar a los pacientes.

La tercera visita del mismo técnico tampoco sirvió, por lo que se solicitó otro técnico, con la instrucción específica de esperar varios minutos antes de terminar la inspección. Este técnico observó un problema e hizo un reporte, pero sin efectos concretos; según el, era la primera vez que veía un problema de esta naturaleza. Es importante notar al respecto que no es posible devolver un califont, incluso bajo garantía. Solo se puede esperar que la empresa lo repare o acepte cambiarlo por otro. En todo este proceso había transcurrido casi un mes y medio con dos baños básicamente inutilizados.

Luego de esta cuarta visita con un resultado positivo, el autor llamó a la empresa solicitando el recambio del califont. El servicio técnico prometió que lo cambiarían o dejarían funcionando el existente. Sin embargo, hubo otra visita de un tercer técnico que tampoco creía que existía un problema. Hizo una pruebas directas y no detectó nada, pero al probar una de las duchas el problema reapareció. En su informe, trató de traspasar la responsabilidad a las instalaciones internas de la casa, pero se le solicitó una nueva prueba directa y luego de varios minutos, pudo al fin observar las variaciones en el flujo de agua que salía del califont. No le quedó más que admitir la existencia del problema, un mes y medio después de la compra y luego de varias visitas. Desde entonces ha pasado un día sin acciones salvo una llamada comunicando que la empresa cambiaría –eventualmente– el califont.

El caso del cierre de una cuenta corriente fue mucho más satisfactorio. Las historias de terror que se cuentan sobre el cierre de cuentas hicieron temer a este autor que tendría grandes dificultades en cerrar su vieja cuenta en el Banco de Chile, del que había sido un buen cliente por muchos años. Para su sorpresa, el proceso ocurre mediante un centro de llamados y no requiere presencia física del cuentacorrentista, salvo para recoger los saldos positivos, de existir. Es decir, una llamada con una duración de 15 minutos, que fue grabada, más una visita a la sucursal que demoró media hora para realizar la entrage de los dineros mediante vales vista, y fue todo. Una experiencia muy satisfactoria y bastante distinta de la experiencia con Ursus Trotter.

Sería interesante determinar que explica la diferencia entre el comportamiento de la empresa en ambos casos. En Ursus Trotter, la empresa y sus técnicos rehusaron aceptar una queja insistente de un cliente, como si el cliente fuera incapaz de detectar algo tan simple como cambios de temperatura. La actitud de la empresa es que el equipo no puede estar malo, y que algún elemento en la casa debe ser responsable del problema, si efectivamente existe un problema, lo que no ha sido verificado. Una vez que se detecta, no se cambia el equipo, sino que se procede a una segunda verificación, para luego finalmente aceptar que se debe cambiar, lo cual tarda algún tiempo. Una vergüenza de empresa.

El contraste con el Banco de Chile es notable. Salvo por algunos intentos por disuadir a este autor de cerrar la cuenta, el proceso fue rápido, eficiente y amable.

Cuotas individuales de pesca

El experto islandés invitado por la Cámara de Diputados alabó las cuotas individuales de pesca y recomendó hacerlas perpetuas. Este blog concuerda con la idea de cuotas individuales de pesca, e incluso con la posibilidad de hacerlas permamentes –aunque mantiene algunas dudas sobre este punto–. Al preguntársele si las cuotas individuales de pesca deberían licitarse el experto señaló:

-En casi las mil distintas pesquerías que hay en el mundo todas las cuotas pesqueras se han entregado por capturas históricas, es muy raro que existan licitaciones. Hay casos que podrían ser relevantes para la situación chilena, como Rusia y Estonia. En ambos casos se introdujo licitaciones en el año 2001, lo que no funcionó, y se detuvieron en 2003, ya que las pesquerías gastaron mucho dinero en comprar las cuotas y quedaron con muy poco capital de trabajo. Además, los precios después fueron muy volátiles.

Lo cual es raro como explicación. Si las empresas Estonias terminaron con poco capital de trabajo, por otro lado ahora disponían de un activo hipotecable que no poseían antes –la cuota– por lo que no se entiende porque no podrían conseguir más capital de trabajo.

En realidad las licitaciones no tienen nada malo, salvo para las empresas que se oponen porque siempre es mejor recibir algo de regalo que tener que pagar por el. Es comprensible su interés en la gratuitidad, y que hagan presión política para conseguirlo, pero ello no es motivo para pensar que el Estado tiene la obligación de regalar estos derechos. En este caso estamos hablando de un activo que el Estado puede otorgar, que es análogo a la situación de una mina en territorio fiscal cuya ley y costos son conocidos. ¿Por qué sería mejor regalarselo a quienes han recibido el beneficio de su explotación por los últimos 9 años, y no licitarlo? El usufructo de las cuotas por 9 años debería haber compensado todas las inversiones que tenían al introducirse las cuotas individuales de pesca.