El descontento en los Estados Unidos, y sus consecuencias populistas puede tener algo que ver con el hecho que los ingresos de la familias promedio (a diferencia de los ingresos promedios), apenas han subido en mucho tiempo. Consideremos el período 1990-2010, en que la participación de la mujer en el trabajo solo ha subido desde un 57% a un 62%, para que estos cambios no enturbien el análisis.
Según el Financial Times, en los último veinte años el ingreso del trabajador en la mediana ha subido solo 10%, y en los últimos diez años, no ha subido en absoluto. En el mismo período de veinte años la economía ha crecido un 60%. Al corregir por el aumento en la población de un 25% en el período, se observa que el ingreso per cápita subió 28%, pero la clase media solo recibió un 10% de este aumento . Si consideramos los últimos diez años, el aumento en el producto no trajo ningún beneficio a las clases medias (para que decir de los quintiles de menores ingresos, cuyos ingresos han caído).
Este tipo de ambientes son propicios para movimientos populistas, por lo que es preocupante que la parálisis política en los Estados Unidos no permita realizar los cambios que se requieren para que los ingresos de la clase media vuelvan a aumentar. Evidentemente, las políticas de las últimas décadas, que han concentrado los ingresos, no han tenido un efecto chorreo, a diferencia de lo ocurrido en nuestro país. Tal vez esto ayude a explicar por qué ahora nuestra política es tan estable.