La crisis irlandesa prosigue, pese al paquete de recate ofrecido por los Europeos y el FMI. Irlanda ha hecho muchos esfuerzos para tratar de resolver sus problemas, pero cada vez los problemas son peores. El desempleo ha aumentado, provocando emigración de los jóvenes, se han reducido los gastos del gobierno sin poder reducir el déficit, que cada vez crece más: este año podría llegar a un increíble 32%.
El déficit tiene dos causas principales: primero, los irlandeses tuvieron la mala idea de diseñar su sistema impositivo sobre los impuestos a la propiedad. A medida que los valores de las propiedades cayeron, también lo hicieron los ingresos del gobierno (por eso, a pesar del enorme aumento del gasto fiscal, el pesupuesto seguía equilibrado en la etapa de precios inmobiliarios crecientes). A ello se agrega la decisión de garantizar la deuda de los principales bancos, quebrados debido a préstamos hipotecarios. La figura siguiente (proveniente de Jacob Funk Kirkegaard del Peterson Institute for Interenational Economics) muestra el tamaño de la garantía irlandesa a sus bancos en comparación con la de otros países:
Es poco probable que Irlanda pueda recuperarse sin una depreciación, porque los préstamos no reducen su deuda, y la reducción en el gasto fiscal no es la respuesta apropiada para una rápida salida de una crisis. El déficit presupuestario normalmente se reduce con crecimiento. Una alternativa sería que se le perdonara deuda, pero esto se ve difícil. Al final, la ayuda a Irlanda también es interesada: los mayores compradores de papeles y deuda de los bancos irlandeses son bancos ingleses y alemanes. Para ver a quién le interesa que Irlanda no capote, el siguiente gráfico (de la misma fuente que el anterior) es útil:
Prestarle a los irlandeses, pese a que no pueden recuperarse a menos que abandonen el euro –al menos temporalmente– para poder competir con Alemania, es una forma de bicicletear las pérdidas, hasta que Irlanda caiga en default. Un ex-Taoiseach tiene una visión más optimista de Irlanda.