La SEC contra los Estados

La Security and Exchange Commision de los Estados Unidos, el equivalente a nuestro SVS, ha comenzado juicios por fraude contra algunos Estados por ofrecer bonos de deuda sin proveer de información adecuada a los compradores. En otras palabras, la SEC está acusando a los Estados de comportarse como los vendedores de junk bonds de la peor clase. En cierta medida tiene razón.

Por ejemplo, la SEC le está haciendo un juicio New Jersey porque no informó que su sistema de pensiones está desfinanciado, por lo que en algún momento podría entrar en default. Lo mismo ocurre con Rhode Island, cuyo sistema de pensiones tiene un hoyo de US$4.7 mil millones. Illinois está siendo investigado porque al describir las características de los bonos señaló que las reformas de su sistema de pensiones aumentarían su capacidad de pago, lo que fue considerado como una promesa de quebrado. ¡Qué bajo han caído los poderosos Estados de antaño!

Viva Estonia

Porque muestra que en realidad a veces los ajustes ortodoxos funcionan, pese a su enorme costo en el corto plazo. Cuando llegó la crisis, la situación de Estonia era desesperada. Su deuda era enorme, el desempleo era importante y tenía un gran déficit de cuenta corriente. La respuesta de Estonia fue ajustarse, reduciendo el gasto del Estado, y diseñando una de las políticas económicas más ortodoxas que se conocen.

No se devaluó la moneda, por lo que todo el ajuste se realizó con una caída en los salarios reales y en el consumo (se lo ha denominado una devaluación interna). Es bastante parecido a lo que trató de hacer De Castro con el dólar a $39 en el Chile del 81-82, pero que, pese a una dictadura, no funcionó en nuestro país. Hubo que devaluar para resolver la crisis, porque la crisis económica se transformó en una crisis política. Un gobierno que basaba gran parte de su apoyo en el buen manejo de la economía, no pudo resistir la presión política cuando el desempleo comenzó a aumentar y la crisis se nos vino encima.

En Estonia, tal vez por ser un país democrático, luego de más de cincuenta años de estar sometidos a la Unión Soviética, estuvieron más dispuestos a aguantar la crisis sin intentar amortiguarla. Parece que está resultando, como los señala A Fistful of Euros, que tiene este gráfico de la producción industrial de Estonia (todos los gráficos son del mismo artículo):

Claro que no todo está bien. El consumo y la inversión están lejos de los niveles anteriores a la crisis y la producción industrial ha aumentado solo porque el país con sus menores salarios ahora puede exportar. El país está creciendo, pero la composición de la producción se ha volcado a las exportaciones:

El producto, aunque por fin está creciendo, está lejos de los niveles previos a la crisis:

La explicación es que el desempleo apenas ha bajado desde el casi 20% que alcanzó en los peores momentos de la crisis. Algo ha mejorado (algo así como 15,8% de desempleo actualmente), pero aún es muy elevado y por eso es que el consumo ha caído tanto.

Luego de una crisis como ésta es probable que la estructura productiva de Estonia quede más sana y mas equilibrada de lo que lo era antes de la crisis. Si eso ocurre, es probable que la recuperación de la crisis sea permanente, y los estonios tengan un período largo de crecimiento. En todo caso, Estonia muestra que es posible realizar un ajuste tipo de Castro, y que la devaluación no es la única manera de ajustar una economía. Claro que para eso hay que ser un país estoico o Estonia.

Gilda y los bancos de inversión

The Epicurean Dealmaker rechaza la idea de que los bancos de inversión dominan a sus clientes y que éstos hacen lo que los bancos dicen. En su magnífico estilo algo rococó, ED compara a los bancos de inversión con Gilda (Rita Hayworth), que dice en la película:

If I’d been a ranch, they would’ve named me «The Bar Nothing.»

Los bancos de inversión según ED, harán cualquier cosa por atraer a un cliente, pero entre ellos compiten desesperadamente por conseguirlos. Después de todo, es a través de los IPOs y otras transacciones de ese tipo que consiguen (en palabras de ED) las migajas que que alcanzan a rescatar de la torta que se llevan los que promueven la oferta pública de acciones.

Claro que ED se refiere a las tareas tradicionales de bancos de inversión: IPOS, emisiones de acciones, fusiones y adquisiciones, y no a los manejos de cartera propia y otras actividades que son las que causan los problemas que hemos observado recientemente. Hay que leer a The Epicurean Dealmaker.

Un crimen complicado

En 2003, un hombre de mediana edad se acerca a la ventanilla de un banco y muestra un objeto en su cuello que, según el, es una bomba. Solicita US$250 mil, pero el cajero bancario solo puede entregarle US$8 mil y cambio. El ladrón sale del banco, sube en su auto y es capturado 15 minutos después por la policía.

El hombre le dice a la policía que unos desconocidos le pusieron la bomba al cuello, y le dieron instrucciones de ir al banco a robar el dinero. Luego debía ir a un lugar donde le darían instrucciones adicionales. Mientras llegaba el grupo experto en desarmar explosivos, la bomba explotó y el hombre, un repartidor de pizzas, murió. La policía sigue las instrucciones y encuentra otras instrucciones, y así sucesivamente, como en una búsqueda del tesoro.

El caso es increíble y hay que hacer click en este enlace para leerlo (es demasiado largo para dar más que este pequeño aperitivo).

China y el dólar

Martin Wolf escribe sobre los extraños resultados de la política económica china. Los chinos reclaman contra las políticas americanas y su déficit, pero olvidan que ese déficit es la contrapartida de sus exportaciones. Debido a que las importaciones americanas son la diferencia entre la producción y el consumo más inversión de Estados Unidos, si se reduce el consumo de gobierno y por lo tanto el déficit del presupuesto, también se reducen las importaciones desde China.

Peor aún, la política económica china ha llevado a que es país tenga reservas de dólares equivalentes a unos $2.000 por habitante. Pero el mercantilismo chino tiene como resultado que eventualmente esas reservas caerán de precio en términos del renmimbi, porque la única manera que los norteamericanos pueden competir es depreciando su moneda. El resultado final es que los pobres chinos van a haber trabajado y exportado a cambio de dólares que cada vez valdrán menos.

Lo que se requiere, para no aumentar el costo futuro para China, es una apreciación del rembimbi y más consumo doméstico en China. Recordemos que en China el consumo es menor que la inversión, un fenómeno curioso.

Dos formas de resolver una crisis bancaria

Marginal Revolution tiene una referencia a un artículo sobre la resolución de las crisis bancarias en dos países, Islandia e Irlanda. Irlanda decidió rescatar a sus acreedores, prometiendo pagarles. El resultado es que Irlanda tiene ahora una enorme deuda y su crisis económica sigue profundizándose. Islandia, por el contrario, decidió sacrificar a los acreedores, con lo que el sufrimiento provocado por la crisis se diluyó entre los habitantes y los acreedores extranjeros. A su economía le está yendo relativamente bien, mucho mejor que a Irlanda, luego de una enorme crisis. Lo acreedores recibirán un 30% de lo adeudado, es decir, un recorte argentino.

La pregunta es, al final, cuánto vale la reputación. La reputación Islandesa para los futuros acreedores no vale mucho y la Irlandesa sigue valiendo. Pero tal vez en un cálculo económico, la reputación no vale el sufrimiento Irlandés, que ha vuelto a ser un país de emigrantes.

Como contabilizar los créditos dudosos

Los organismos que crean los estándares de contabilidad internacionales han modificado la forma en que los bancos contabilizarán los créditos que podrían tener problemas en el futuro. De ahora en adelante, las provisiones por pérdidas serán prospectivas: los bancos deberán hacer previsiones de las pérdidas de cartera para el futuro mediano (3-5 años) y constituir las reservas apropiadas. Esto evitará lo que ocurre ahora, en que los bancos se niegan a reconocer las pérdidas, pese a ser créditos con muy bajas probabilidades de recuperarse.

Claro que los bancos podrían hacer trampas y estimar pérdidas bajísimas, pero el nuevo estándar contable obliga a las oficinas de contabilidad a hacerse responsable, poniendo su criterio y reputación en riesgo, porque ya no podrán usar la excusa de la falta de información.

La contabilidad parece aburrida, pero nuestro sistema financiero depende en tal medida de un sistema de contabilidad confiable (lo que no ocurre hasta ahora) que todos estos cambios tienen una importancia mucho más grande de lo que parecería.