R. Fischer
John Dryden (1631-1700) escribió un poema, Mac Flecknoe, que me parece magnífico. Es un poema que satiriza a Thomas Shadwell, un dramaturgo de la época. Y lo hace de una manera brillante, dejando al pobre Shadwell para siempre como un latoso.
En aquella época post guerra civil (con descabezamiento de Carlos I), Dryden estaba a favor del derecho divino de los reyes –una posición conservadora o Tory– que caracterizaba a los Estuardos y que los iba a expulsar del país en poco tiempo. En su contra estaban los Whigs, que estimaban que el derecho de los reyes emanaba de la nación (o más ¡bien de los aristócratas Whigs), una posición más liberal. Dryden era uno de los poetas/propogandistas de los Tories y Shadwell hacía lo mismo por los Whigs.
Todo partió con un poema de Dryden: «The Medal» en que les reprocha a los Whigs sus principios políticos, sus ansias de poder y el desorden que sobrevendría en Inglaterra (aún no un Reino Unido) si se limitaba el poder real. Al poco tiempo Shadwell respondió con su propio poema: «The Medal of John Bayes», donde, entre otras cosas, ataca en forma personal a Dryden, algo sumamente peligroso, porque respondió con Mac Flecknoe.
Es probable que muchas de las acusaciones de Shadwell sean correctas: Dryden no era un tipo simpático y generoso, pero si tenía talento. Y Shadwell no tenía ninguno. Por mucho tiempo pensé que en Mac Flecknoe, Dryden exageraba lo aburrido y falto de humor e ingenio de Shadwell. Luego de escuchar unas grabaciones que contienen los poemas de este enfrentamiento, le encontré la razón a Dryden.
El poema comienza cuando Flecknoe (otro poeta, algo mayor, detestado por Dryden), el rey del país del Sin-sentido y del aburrimiento, se siente próximo a la muerte y medita en quién podría ser sus sucesor, y continuar su guerra contra el Ingenio. Después de examinar los nombres de algunos poetas, elige a Shadwell:
«[…]
Sh—— alone my perfect image bears,
Mature in dullness from his tender years.
Sh—— alone, of all my Sons, is he
Who stands confirm’d in full stupidity.
The rest to some faint meaning make pretence,
But Sh—— never deviates into sense.
Some Beams of Wit on other souls may fall,
Strike through and make a lucid interval;
But Sh——‘s genuine night admits no ray,
His rising Fogs prevail upon the Day:
Besides his goodly Fabrick fills the eye,
And seems design’d for thoughtless Majesty:
Thoughtless as Monarch Oakes, that shade the plain,
And, spread in solemn state, supinely reign.
Heywood and Shirley were but Types of thee,
Thou last great Prophet of Tautology: […]»
Trataré de traducirlo al castellano:
«Shadwell es el único hecho a mi imagen\\maduro en el aburrimiento desde niño\\ Shadwell es el único, entre todos mis hijos\\que ha sido confirmado en la estupidez absoluta\\El resto a veces tienen pálidas pretensiones al buen sentido\\pero Shadwell nunca se desvía hacia la inteligencia\\En otras almas a veces caen rayos de ingenio\\que atraviesan sus corazas y les dan intervalos lúcidos\\Pero la verdadera noche de Shadwell no admite los rayos\\sus neblinas ascendentes dominan el día\\Además, sus amplias carnes llenan el ojo espectador\\y parece que su destino sea la majestad sin pensamiento\\Tan pocos pensamiento como los de los robles del rey, que dan sombra a las planicies\\ y extendidas sus ramas solemnemente, reinan pasivamente\\Heywood y Shirley eran solo esnayos\\ Tuyos, el último gran profeta de la Tautología.
Como traducción es mala, pero tal vez da alguna cuenta del efecto de este poema de destrucción absoluta del pobre Shadwell, a quién solo se le recuerda por un poema que lo insulta. Aunque si escuchan las grabaciones de sus poemas, dirán que Dryden y la memoria popular de Shadwell tienen toda la razón. Por eso, Dryden, en su poema Absalom and Achitophel escribe (incluyendo a Elkanah Settle en la sátira):
«Two fools that crutch their feeble sense on verse;
Who, by my muse, to all succeeding times
Shall live, in spite of their own doggrel rhymes»
Dos tontos que se abrazan su débil inteligencia en verso\\y que por mi Musa, para todo tiempo futuro\\serán recordados, pese a sus pobres rimas.
Pero Shadwell tuvo su venganza: cuando en la Revolución Gloriosa de 1688 cayeron los Tories y Jaime II, Dryden debió dejar el cargo real de Poet Laureate, para dejárselo a Shadwell.