Una interesante editorial de La Tercera, que presenta algunas interesantes ideas sobre como mejorar el sistema de notarios. Una de las propuestas, con la que este blog coincide totalmente, es que se reduzca el número de documentos que deban llevar timbre de notario para distintas operaciones legales o interacciones con el Estado. La editorial da dos ejemplos bellísimos de nuestro amor hacia todo lo notarial: los certificados de supervivencia que deben aportar muchas personas que por definición están vivas (además que se puede verificar con más seguridad en el registro civil), y los documentos con copia notarizada, cuando se lleva el original.
Es la opinión de este blog que el origen de nuestro amor por los notarios son las deficiencias de la justicia civil. Como ella es incapaz de castigar falsificaciones de firmas o la violación de contratos con un grado de seguridad que haga confiables las firmas o contratos, se imponen todo tipo de trabas para reducir la ocasión de que estos problemas aparezcan. Por supuesto, esto hace que todas las operaciones sean lentas y caras (lo que explica la cantidad de días que toma armar una empresa y, sobre todo, cerrarla). Una de las medidas principales es utilizar notarios para todo tipo de operaciones. No es que esto aumente en mucho la seguridad de las operaciones, pero es el único mecanismo de que disponemos dadas las deficiencias de la justicia. Este tema da para mucho más.