Pérdida de control en las salmoneras

El Diario Financiero reporta hoy que los controladores de las empresas salmoneras tienen dificultades para obtener el capital de trabajo en el nuevo escenario con la enfermedad ISA controlada. El problema es que los controladores se oponen a la dilución –y tal vez la pérdida de control– que se les exige como condición de aportar capitales al sector. Los controladores de las salmoneras están en una situación compleja, pues su activos son su capital de conocimiento de la industria, la estructura de su empresa y tal vez las concesiones. Se trata de intangibles, con un valor difícil de apalancar para conseguir crédito (especialmente dada su deuda). Lo usual en estas circunstancias es que muchos pierdan el control de las empresas, a menos que puedan convencer a los inversionistas que son los únicos que pueden manejar la empresa. Esto es dudoso.

Concesiones de desalinización

Este blog ha quedado intrigado por el anuncio del Ministerio de Obras Públicas según el que promoverán las concesiones de plantas desalinizadoras. La pregunta es: ¿porqué es necesaria una concesión? ¿No es posible que una empresa consiga un contrato de largo plazo con una empresa sanitaria o una mina y construya la planta luego de solicitar los permisos de construcción, ambientales, y otras burocracias? ¿ Cuál es el motivo de requerir una concesión para esto? La planta requiere una fuente de energía –contratable–, acceso a agua salada –abundante– y una tubería mar adentro que permita la dilución de la salmuera, residuo del proceso de desalinización. Se requieren asimismo permisos de la Directemar, ¿pero una concesión? ¿Porqué es necesario establecer plazos finitos para un proyecto como este? Tal vez al MOP le gusta la palabra: concesión.

Estudio de spreads

El Mercurio reporta hoy un estudio de Fernando Sepúlveda sobre los spreads bancarios. Las conclusiones del estudio son que existe competencia en el mercado del crédito bancario pero que podría existir poca competencia en el mercado de los créditos de consumo.

El resultado del trabajo de Sepúlveda es sorprendente, porque existe un enorme número de proveedores de créditos de consumo, los que van desde tarjetas de crédito, de comercio, créditos de consumo bancarios, de cooperativas, compras a crédito, empresas de servicios, e incluso los cheques a fecha. Además las tasas no son idénticas entre los distintos instrumentos, por lo que es difícil pensar en una forma en que podrían coordinarse lo distintos proveedores de crédito. La única explicación que parece razonable para los altos spreads no es falta de competencia, sino que los resultados del estudio no están corregidos por la tasa de morosidad u otros factores similares que afectan los costos de los proveedores de crédito. Después de todo existen tarjetas de crédito con tasas de morosidad de más de un 20% dirigidas a sectores de bajos ingresos. Esto es lo que plantea el Gerente General del Banco Santander en la misma página del reportaje.

Por el contrario, existe la sensación generalizada de que el mercado del crédito para empresas PYMES es poco competitivo, a diferencia de los resultados del estudio. Tal vez una explicación está en la poca homogeneidad de los datos utilizados en el estudio. Para Australia se usa la tasa de un crédito con tasa fija de hasta 3 años, para otros países se trata de tasas de créditos de 30-367 días, para otros no se indica plazo. Lo mismo sucede con las tasas de captación. La impresión que queda de revisar el estudio es que una primera mirada al problema de los spreads y que un estudio de este tipo, para ser definitivo, debe ser mucho más detallado y metódico.

Adelántandose a la regulación

En el Diario Financiero aparece la noticia de que el Grupo Cruzat tiene muy avanzado el cierre de la Mina Lo Aguirre, comenzado en forma voluntaria, ya que aún no existe regulación de reparación del daño ambiental. El objetivo del Grupo Cruzat es realizar un proyecto inmobiliario en un terreno adjunto, para lo cual es esencial que la mina no represente un peligro ambiental que ahuyentaría a los potenciales interesados en vivir en el lugar. La empresa ha gastado más de diez millones de dólares en preparar el cierre, y aparentemente las pilas de lixivación que usaban ácido sulfúrico para producir un concentrado de mineral ya no representan un peligro. De ser realmente así, sería un caso interesante en que el mercado ha resuelto un problema ambiental sin mediar la intervención estatal, al menos en forma directa.