Sin tener detalles sobre la importancia de los descubrimientos de minerales en Afganistán, es imposible saber si tendrán un efecto importante en el mercado minero, pero esto es poco probable, incluso en el mediano plazo.
Primero, porque la guerra en ese país hace poco viables las inversiones mineras, especialmente de minerales de un valor mediano. Estos yacimientos requieren el transporte de grandes volúmenes por grandes distancias, sujetos a las vicisitudes de una guerra. Existen minas de cobre en África con leyes de cobre varias veces superiores a las de Chile, y sin embargo apenas se explotan, por motivos similares, a lo que se agrega el riesgo de expropiación.
Segundo, porque la minería alejada de las costas es cara, pues como se dijo, se deben transportar los minerales o metales por largas distancias hasta llegar a un puerto. Una de las ventajas de Chile como país minero es que todas las minas están a menos de 200 km de la costa, aunque son kilómetros de ingeniería compleja. Para llegar al mar desde Afganistán hay que pasar al menos por Pakistán. Bolivia es un caso similar, de un país alejado de las costas, que no puede aprovechar fácilmente sus riquezas minerales.
El descubrimiento muestra, sin embargo, que tener litio no nos hace especiales: no es un elemento escaso, ya que tiene una abundancia similar a la del níquel en la corteza terrestre. Es bueno disponer de litio, pero si hacemos difícil su explotación con leyes especiales, hay otros países candidatos para responder a la demanda.