Planes de desarrollo eléctrico

R. Fischer

El Financial Times de hoy trae un artículo sobre las dificultades que enfrenta el Reino Unido para definir un plan de desarrollo eléctrico. El Departamento (Ministerio) de Energía y Cambio Climático se enfrenta a la posibilidad de escasez de energía en el futuro mediano, llegando incluso a cortes de energía. Ello pese a que el Reno Unido utiliza planes de desarrollo eléctrico, tal como solicitan algunos para Chile.

Según el artículo, problemas similares se repiten en Alemania, Australia, India Estados Unidos y en casi todo el mundo. Uno de los problemas es que diferentes sectores políticos tienen distintos objetivos en política eléctrica: objetivos ambientales, de costos y de seguridad energética. Otro problema es la velocidad del cambio en el sector. En el Reino Unido, bajo las políticas actuales, los precios de la energía serán excesivos si la producción de gas de esquisto resulta comercialmente viable, lo cual es probable. Además, hay otras tecnologías emergentes que hacen difícil planificar para el largo plazo sin incurrir en el riesgo de errores que elevarían el costo de la energía por décadas. El tercer problema en el Reino Unido (y en Alemania) es que su sector energía mezcla platas privadas y públicas. En ese caso, un política poco clara disuade las inversiones privadas, porque dependen de inversiones públicas.

La propuesta del autor es proponer transparencia y la creación de un CADE (Comisión Asesora de Desarrollo Eléctrico) permanente, lo cual me parece una respuesta algo limitada a un problema tan serio. Entre los comentarios al artículo me gustaría rescatar –entre varios– el siguiente:

«As an energy regulator in the US I was curious about one of your stated objectives for the electricity sector «long-range planning» and its difficulty «impossible» if shale gas is set upon the power sector. My question is: if you have a market based approach, why is there «long-term planning» being done by anyone other than the companies themselves? If you don’t put it on shareholders then you will have to guarantee some rate stability for the companies. Experience suggests this is inefficient in the long run and counter to environmental policy. I know this underpins one of your points (conflicting policy goals) but I suggest the time in the UK (and the US) is well upon us when we need to mean what we say about competitive energy markets (by that I mean electricity). It must stop being «half regulated and half competitive».

El autor –que es un regulador sectorial de los EE.UU.l– señala que si se tiene un sistema basado en el mercado, debe permitirse que las empresas se equivoquen y tengan pérdidas. Eso es mejor que tener un gobierno que garantiza los precios para las empresas porque si el gobierno se equivoca, los costos recaen sobre toda la población y no solo sobre los accionistas en las empresas eléctricas.

Creo que voy a votar por Velasco…

R. Fischer

Esta es la primera vez que declaro públicamente mi intención de voto. Normalmente al votar por un candidato es necesario elegir entre distintas alternativas no demasiado atractivas, cerrar los ojos y votar por el que causa menos desagrado.

El desagrado no es tanto por las ideas de los candidatos, sino por la falta de coherencia intelectual que usualmente tienen las plataformas políticas. Comprendo los motivos para ello: es parte de la vida en política, donde se deben acomodar distintos intereses partidistas, responder a los deseos del público, o a las presiones de grupos organizados. Por lo tanto, voto por algún candidato, pero no estoy tranquilo luego de hacerlo.

El caso de Velasco es distinto, porque sus propuestas responden todas a un esquema consistente, riguroso y lógico, en el que no es necesario excusar  errores de análisis. Por lo tanto, en la parte más intelectual, votar por Velasco es satisfactorio.1

Para dar un ejemplo, consideremos el caso del FUT. A mi me parecía que el FUT  era una idea elegante para resolver el problema de financiamiento para inversión de las empresas, el que tenía el lamentable problema de ser un mecanismo por el que era fácil eludir/evadir impuestos. Por lo tanto, no me sentía cómodo con la idea de eliminar el FUT, pero tampoco con propuestas que lo mantenían inalterado, y parece ser difícil eliminar el forado fiscal que genera. Velasco (o alguno de sus asesores) tuvo la brillante idea de observar que el FUT es, en rigor, un préstamo del Fisco. Por lo tanto, es una distorsión que ese crédito no pague intereses,. Como mínimo deben pagar el costo para el Estado de los recursos que éste deja de obtener, i.e., el impuesto adicional que se habría pagado al retirar las utilidades retenidas. Es una solución ingeniosa al problema del FUT, aunque seguramente igual habría que ver complementarla con otras medidas para evitar nuevas trampas al sistema.

Algo similar sucede con su análisis de política exterior, de educación, y de algún otros sector que olvido. Son propuestas consistentes y bien pensadas. Tengo  diferencias sutiles con sus propuestas en temas de innovación, pero  un problema menor. Y como además concuerdo con sus propuestas valóricas, es el primer candidato con el que me siento lo suficientemente cómodo como para declarar públicamente mi intención de voto.

Claro que es improbable que gane.

Nota: Debo aclarar que lo conozco más o menos bien desde hace años, lo que podría afectar mi análisis. Por contrapartida, tuve cierta desconfianza cuando declaró su candidatura, temiendo que se adaptara a ensuciar ideas con el fin de agradar a los votantes.

Por qué no una Asamblea Constituyente I: Historia

R. Fischer

Se discute sobre una Asamblea Constituyentes y en espacial sobre los procedimientos con los cuales ella podría implementarse «legalmente». La pregunta importante, a mi parecer, es si necesitamos una Asamblea de este tipo. Hay razones históricas, de teoría de la democracia y de ausencia de necesidad que indican lo contrario.1

En general, las naciones solo tienen Asambleas Constituyentes tras una crisis mayor: una derrota militar, un desastre económico o una revolución. En nuestro país, que disfruta de una economía sana, de orden público (salvo excepciones), de un grado de confianza o desconfianza en sus instituciones similar al del resto de los países de América Latina,  y que tampoco teme desastres en el horizonte (salvo una Asamblea de este tipo), no existe esta necesidad. El requeirmiento de una Asamblea Constituyente es una necesidad artificial, una creación de abogados constitucionalistas ansiosos de dejar una marca, de grupos pequeños organizados con intereses oscuros (como diría nuestro Rectoxr) y de algunos políticos que no han reflexionado sobre su significado.

Se alega que la constitución actual es una creación de Pinochet y que por lo tanto su origen estaría viciado.2  El argumento me recuerda el del pecado original de San Agustín: los hombres desde su concepción serían pecadores, pues el Pecado de Eva se transmite a través del sexo y nos hace a todos en cierta forma ilegítimo si no contamos con la ayuda de la Iglesia. Tal vez  porque es un país católico, este argumento tiene más resonancia.  Pese a que la Constitución se ha reformado en numerosos aspectos, sigue teniendo un origen manchadoy por lo tanto solo una recreación podría limpiar este pecado .

En tal caso, ¿cuánto más ilegítima debe ser la Constitución de Japón, escrita bajo las órdenes del General Mac Arthur, cuando Japón estaba invadido por las tropas aliadas?  Salvo nacionalistas extremos, no es ésta una causa para cuestionar la legitimidad de su constitución, ni parecen los Japoneses estar descontentos con ella. La constitución americana, que disponía que para efectos de definir la población con la que se asignaba el número de representantes de un estado, los esclavos valían por 3/5 (pese a que no votaban), debía ser ilegítima, y no habría bastado con la enmienda 13  para corregirla, según el criterio de nuestros asambleístas.

No estoy de acuerdo con la motivación cuasi-religioso del argumento de la ilegitimidad y lo entiendo solo como un resabio conservador de sus proponentes.2 La constitución que vale es la que tenemos y es necesario evaluarla en su forma actual, y modificarla si nos parece errada.

(Sigo con los argumentos de teoría de la democracia y de ausencia de necesidad en la tarde.)

Notas

1. Debo aclarar mi inexperiencia en varios de estos temas, así que estoy preparado para pasar vergüenza si algún lector encuentra errores. Me parece un tema suficientemente importante como para que una persona medianamente culta pueda opinar sobre el tema.

2. Una de las cosas que sorprende es lo reaccionarios que es la actual izquierda en Chile: en casi todas las materia se desea volver a los 60, como si ellos hubieran sido, en términos bíblicos, la tierra de la prometida de la leche y  la  miel

¿Es razonable el argumento de Argentina?

R. Fischer

Uno de los argumentos usados por quiénes defienden la posición de Argentina de negarse a pagar a los acreedores «buitres» es que los inversionistas sabían lo que hacían, y que el premio por riesgo de la deuda argentina cuando compraron sus bonos significa que deben aceptar que haya un default y asumir las consecuencias (un haircut de 70%). Es lo que escribe Mario Blejer hoy en el Financial Times: 

«But if investors are willing to accept higher risks in order to cash in on the additional spread, they cannot renege on the potential cost when the risk of default becomes a reality. Default, in this context, is not a crime but a legitimate, if unfortunate, part of the game. It is not consistent to benefit from a risk-taking premium and insist on full payment in all circumstances. The legal protection extended to bondholders by Judge Griesa goes against the very nature of risk-taking. If all holdouts are eventually paid in full, the entire price-setting mechanism in sovereign bond markets is rendered inconsistent.»

Este es un argumento falaz. Quienes aceptaron la oferta de Argentina de pagarles un 30% de lo que les debía, o quienes vendieron a fondos buitre han sufrido los costos. Quiénes mantuvieron sus bonos originales han enfrentado el costo de oportunidad de sus recursos retenidos, algo que también vale para los fondos buitre, los que además han enfrentado el costo de abogados para presentar su caso.

Por lo demás, los bonos en disputa no contienen clausulas de acción colectiva que obligan a todos los tenedores de bonos a aceptar una oferta si una mayoría suficiente la acepta. Al no incluir esta clausula, el riesgo del bono es menor que el de un bono que las incluye. Por lo tanto, las personas que compraron los bonos sujetos a  la clausula de acción común recibían (o debían pagar) más que los poseedores de los bonos que están en disputa, Bajo el mismo argumento de Blejer, usado en su contra, sería injusto que los tenedores que no aceptaron la repactación perdieran una clausula que les significó recibir una tasa menor que las de los tenedores de bonos con clausulas de acción colectiva.

Pero el argumento de Blejer es incluso más débil, como lo señala uno de los comentaristas a su artículo:

«There is something wrong with Argentina’s attitude to debt which I have heard or read from several Argentines since the 2002 default, and is evident here in the remark that «if investors are willing to accept higher risks in order to cash in on the additional spread, they cannot renege on the potential cost when the risk of default becomes a reality». It seems that Argentines take the view that their creditors were paid to take the risk of default and so Argentina is less obliged to strive and make sacrifices to avoid default. Thus, the Argentine risk premium becomes endogenous, and there is a risk that it ceases to be viable for any rational investor to lend to Argentina.» (itálicas agregagas)

Sobre la Ley de Pesca

R. Fischer

Ahora que se discute en el Senado la Ley de Pesca, me gustaría escribir algunos comentarios, aunque seguramente repiten cosas que he eescrito en el pasado. No estoy al día en el estado de la Ley, que cambia, parece, minuto a minuto, pero hay algunos temas que conviene repetir.

Virtudes de la Ley

Primero, que una ley de pesca que asigna cuotas individuales transables es una buena idea para evitar la carrera olímpica entre empresas pesqueras. Si las cuotas son de plazo definido, se debee evitar el problema de la sobrepesca cuando se acerca el fin de la concesión, como parece haber ocurrido en esta ocasión en el caso de los pesqueros  industriales (y para que decir de los semi-industriales o «artesanales»). En esta ocasión, confluyeron varios factores para que se ibtuviera este deprimente resultado:

  1. La sobrepesca es una respuesta a la incertidumbre ante lo que sucedería el 2012. Esto eleva el riesgo y hace más valiosos los ingresos presentes.
  2. El hecho que la primera división en la cuota global es entre industriales y semi-industriales hace que los industriales no estén dispuestos a reducir sus esfuerzos pesqueros cuando los semi-nidustriales consiguen, con su lobby, aumentar la cuota global por sobre lo sostenible. Dado que los derechos históricos se considerarían en el la Ley de 2012, ellos prefirieron no reducir su participación en la sobrepesca.
  3. Sobrepescar reduce el precio de la cuotas individuales si la Ley de 2012 ncluyera una  licitación.

Segundo, la ley separa a los verdaderos artesanales, los pescadores de caleta, de los semi-industriales. A los primeros les otorga la exclusividad de la primera milla, y ambas clases comparten la exclusivida de las millas segunda a quinta. Esto responde a la presión pública por apoyar a los pescadores de caleta, que podrán administrar los recursos pesqueros alrededor de sus caletas sin sufrir a la invasión de los semi-industriales.

Tercero, la Ley intenta fiscalizar a los semi-industriales, que parecen aún vivir bajo la Ley de la selva, imponiendo el uso de GPS para permitir el segumiento de sus nves. Así se puede fiscalizar su usfuerzo pesquero y determinar si exceden sus cuotas.  El grupo se opone ruidosamente a esta medida.

Cuarto, se crean sistemas más objetivos para determinar ls cuotas globales, con especialisats en biología pesquera (y supongo en temas económicos asociados), que serán menos suscetpibles a los grupos de presión sectoriales. De todas formas, uno esperaría que al poseer cuotas de pesca valiosas, al menos los industriales tratarían de no depredar.

Problemas en la Ley

La Ley tiene aspectos que no me gustan. En particular, el hecho de no tener licitaciones por una fracción sustancial, si no toda la cuota industrial (y ta vez también la cuota semi-industrial, o al menos una parte de ella). Como lo he escrito antes, usar cuotas históricas es un regalo a los mismos que depredaron el sector en el pasado. No veo por qué esa destrucción biológica les da derechos históricos. Los pesqueros afirman que han invertido en el sector y que las licitaciones los expropiarían. Frente a ello, hay que recordar que ya usaron ese argumento hace diez años, y las cuotas que les regalaron en aquel momento deben haber compensado todas las inversiones que poseían. en aquél entonces.

Las licitaciones que se plantean son al revés de lo  apropiado. En la propuesta, se licita una parte de las pesquerías solo si están cerca de su rendimiento económico máximo (o de su rendimiento biológico máximo, pero el punto es el mismo). Esto garantiza que la pesquería jamás se va a acercar a ese punto pues no está en el interés de los dueños de las cuotas el que se realicen licitaciones. Habŕia sido mejor hacerlo al revés: dar un plazo para que se alcanzara esl nivel de stock deseado, y de no alcanzarse, licitar. Esto habría al menos puesto los incentivos en no sobrepescar.1

Ahora bien, si la pesquería se licita, ¿cómo debe hacerse? Una posibilidad es que las licitaciones sean por cuotas permanentes, que tienen la ventaja de evitar el problema del horizonte que se tiene con laas cuotas de plazo definido. Con un horizonte finito, el poseedor de la cuota se ve tentado a adoptar prácticas perniciosas al acercarse el fin del plazo, dado que se acaba su negocio.

Suponiendo que hay motivos para desear una cuota temporal, la pregunta es ¿cómo evitar el problema de la fecha terminal? Pensar que el control del Estado será suficiente para manejar un grupo de interé poderoso es olvidar que eso fue lo que se dijo sobre el Transantiago: que la administración centralizda funcionaría.

Una solución: cuotas traslapadas

Una buena alternativa es que las licitaciones sean traslapadas, de manera que una vez cada cinco años, por ejemplo, se licite un grupo de cuotas, y que a los 20 años se recomienza el ciclo. De esta manera se produce un conflicto entre quiénes tienen una cuota con muchos años por delante y los que   poseen cuotas que expiran pronto.

Los primeros desean mantener el valor de sus cuota individual , por lo que desean que la cuota global no pierda valor por la sobrepesca. Los que no piensan en el futuro (porque la cuota está próxima a su fin) desean sobrepescar y aumentar la cuota, pero al menos hay iuntereses opuestos, y esto se necesita para limitar la influencia de los grupos de presión favorables a la sobrepesca.

Mejor aún, se podrían licitar las cuotas varios años antes del término de la cuota existente (cinco años antes, por ejemplo), de manera que haya un poseedor futuro de la cuota que también hará esfuerzos para controlar el apetito del poseedor actua, porque su cuota en el futuro valdrá más si no hay sobrepesca.

Nota: 1. Entiendo que hay una enmienda impulsada por senadores DC que propone que hayan licitaciones incluso de pesquerías clapsadas, luego de pocos años. Es una propuesta en la direcciḉon correcta, ya que las licitaciones no dpeenderían del buen estado de la pesquería, y  así no introduce incentivos perversos.

Cúando desarrollar un sistema de concesiones

R. Fischer

Supongamos que un país está pensando desarrollar un sistema de concesiones, ¿cuáles son los aspectos que debe tomar  en cuenta?

En primer lugar, las ventajas financieras directas –ahorro de recursos fiscales– no existen. Básicamente, los recursos ahorrados por el Estado al no construir el proyecto directamente deben ser retribuidos al concesionario, por lo que no hay ganancia neta.1

La otra posibilidad es que las concesiones tengan ventajas porque las empresas privadas son eficientes y el Estado es ineficiente. El Estado puede ser ineficiente de muchas maneras:  en la falta de mantenimiento de los proyectos, o en dificultades en la transferencia de recursos al interior del Estado. Por ejemplo, la corrupción puede elevar el costo de transferir recursos a un contratista; o los peajes pueden ser bajos por razones de economía política; o los recursos destinados a mantenimiento tienen un uso más políticamente atractivo en nuevas  obras.

Ésto ultimo es tal vez la mayor ventaja de un sistema de concesiones: da más seguridad de buen mantenimiento (especialmente si los usuarios deben pagar por los servicios), pues el concesionario, que tiene una gran inversión hundida, debe enfrentar la presión política de los usuarios si no provee un servicio aceptable. Esto puede llevar a expropiación regulatoria. Para protegerse de esta posibilidad, el concesionario tiende a realizar un buen mantenimiento. Es un país desarrollado, la infraestructura pública está bien mantenida, por lo que esto no es una ventaja de las concesiones.

En resumen, las principales ventajas de un sistema de concesiones provienen del hecho que resuelven deficiencias del Estado, las que son menos relevantes en países desarrollados. El problema es que las concesiones a su vez causan problemas.

Primero están los problema de economía política, pues las concesiones representan una forma de escapar –aparentemente’– a las restricciones presupuestarias y de balance fiscal. Todo indica que el Private Finance Initiative (PFI) en el Reino Unido, un programa similar al nuestro de concesiones,  fue la forma de burlar las restricciones a la inversión pública incluidas en el Tratado de Maastricht. O sea en un país desarrollado como el Reuino Unido, las concesiones no parecen haber sido utilizadas por sus ventajas, sino porque permitían escapar a un límite de gasto del gobierno.

Segundo, y enlazado con el punto anterior, están las renegociaciones de contratos, a menudo durante el proceso constructivo mismo. Ellas permiten responder a omisiones en el proyecto o  para aumentar la inversión proyectada. Dado que esta es una negociación con solo dos partes, a diferencia del proceso competitivo en la etapa de licitación, los resultados pueden ser muy rentables para el concesionario. Este fenómeno es muy conocido en la industria de la construcción. Ha sido cuantificado en el caso chileno como un incremento de un 33% en el monto invertido en los proyectos.2 Un problema adicional es que estas enormes cifras pueden interferir en las decisiones políticas.

El tercer problema es el contrario al anterior: a medida que pasa el tiempo se hace necesario realizar cambios a la infraestructura y se debe conseguir la aceptación del concesionario, el que  está en una buena posición negociadora. Por ello, las concesiones son mucho más inflexibles que obras equivalentes bajo el control del Estado. Esta es una de las causas de la impopularidad del programa de PFI en el Reino Unido.

Hay maneras de reducir el impacto de estas deficiencias, pero en general dependen de la existencia de un poderoso organismo regulador de las concesiones. Esto significa que debe ser independiente del mundo político, que esté empoderado y que tenga capacidad técnica y recursos para concesionar proyectos de alta calidad, que no requieran grandes alteraciones debido a omisiones o errores técnicos. Es un requisito difícil de  cumplir para un país que no sea desarrollado –e incluso en muchos de ellos–.

Por lo tanto, el espacio para las concesiones es limitado: en los países ricos no son estrictamente necesarias, y en los demás países sus ventajas dependen de una institucionalidad pública que a menudo no poseen.

Notas: 1. El argumento está formalizado en Engel, E.; Fischer, R. & Galetovic, A. The Basic Public Finance of Public-Private Partnerships,  Journal of the European Economic Association, forthcoming.

2. Engel, E.; Fischer, R.; Galetovic, A. & Hermosilla, M. Renegociación de concesiones en Chile, Estudios Públicos, 2009, 113, 151-205. Por supuesto, es necesario comparar este monto con las renegociaciones de construcción de obras equivalentes por el Estado, y no disponemos de esa cifra.

Una visita a Chiloé

R. Fischer

La semana pasada fui con familia a Chiloé, aprovechando el feriado largo. Con razón, los chilenos siempre hemos considerado a Chiloé como uno de los lugares más bellos de Chile –no todo Chiloé, pues el tramo entre Chacao y Catro por la ruta 5 no es muy interesante– sino algunos lugares especiales. Por ejemplo, la llegada a Detif en la isla Lemuy por un cerro- ístmo angosto y verde, y en general las islas desde sus cerros.

Mapa de Chiloe

Mi intención no es describir el paisaje de Chiloé, sino algunas observaciones sobre la isla. Primero, el Plan Chiloé funciona. Si lo recuerdan, el plan que  planteó el Ministro de Obras Públicas Eduardo Bitrán fue la alternativa ofrecida a los isleños cuando se canceló el puente sobre el Chacao que imprudentemente les había ofrecido el Presidente Lagos.

Los transbordadores sobre el canal funcionan como reloj desde temprano en la mañana hasta las 12:00 PM, en un horario más amplio que el del Metro. Los vehículos embarcan y apenas zarpa un transbordador, ya se acerca el próximo, por lo que las esperas son cortas, y sobre todo, predecibles. Esto es lo más importante, pues se puede planificar el transbordo como un tiempo de viaje más, que no tiene incertidumbre en cuanto a su duración. Lo mejor es que la misma exactitud se repite en otras islas menores, como los transbordadores a Lemuy y a Quimchao. Hace veinte años, era una aventura ir a las islas por el día, porque no se sabía si habría espacio en los esporádicos transbordadores para volver el mismo día.

Incluso es probable que, con todo el movimiento causado por la industria de los salmones, los transbordadores sean un buen negocio, considerando el subsidio que reciben del Estado. Un cálculo estimativos,  con muy pocas observaciones así que poco fiable, indica que en Chacao en cada viaje el transbordador obtiene más de  $1o0.00, y si hacen uno 12-15 viajes al día, el ingreso –sin descontar gastos– sería algo así como  US$1 MM anuales,

El Plan Chiloé también incluía inversión en caminos (más los recursos espejo del Transantiago, que se agregan), y otra infraestructura pública. Los caminos están casi todos pavimentados o están en proceso de serlo, incluso en el caso de conexiones con pequeñas aldeas, como Aldachildo o Detif en Lemuy. Se está renovando la Ruta 5 en la isla, así como el acceso a Pargua mediante una  concesión. Hay un nuevo hospital en Castro y el aeropuerto acaba de abrir hace dos días. En todas los pueblitos habían colegios nuevos –impecables– con gimnasios techados.

La electricidad y el agua potable llega a todas partes, incluso casas aisladas en lugares remotos. En Castro, nos alojamos en un hotel-palafito, en un lugar que habría sido imposible cuando las aguas servidas se vertían en la bahía. Éstas ahora se dirigen a una planta de tratamiento de aguas servidas. Así es posible tener un lugar turístico en la calle Gamboa de Castro.

Hotel Palafito en Gamboa 1326, donde alojamos.

En una isla como Lemuy, en que la industria de salmones, ostras y choritos son importantes, está lleno de casas nuevas o refaccionadas, y muchas de ellas tienen autos nuevos, lo cual me parece indica el auge económico desde la vuelta de los cultivos marinos. Es difícil pensar que, como ocurría en el pasado, los Chilotes estén emigrando a otras regiones o países.

Chiloé ahora tiene Parques Nacionales con algún desarrollo, como el de Cucao, o mejor aún el de Tantauco, con paseos bien diseñados, y distintos grados de dificultad. No todos estos avances se deben al Plan Chiloé, pero es posible que con el puente el país habría pensado que cumplió con la isla, y no e le hubieran dedicado más recursos. No es que un puente en el mediano plazo sea una mala idea, sólo que ahora, o menos hace cinco años, es un derroche de recursos de todos los chilenos.

¿Qué cosas me molestaron en la Isla? El Mall de Castro está sobredimensionado, y se debería derribar el piso construido sobre el plan aprobado, pero la ciudad en si misma no se ve impactada por el Mall, salvo desde algunos ángulos. No es una ciudad tan bella como par que el impacto sea demoledor –lo que irrita al visitante es la facilidad con que se violan las reglas municipales–. Lo peor de la isla, para mí son los aserraderos en el Sur de la isla, muchos de los cuales deben ser ilegales. El uso de leña, la mayor parte de ella proveniente de árboles nativos, también es triste.

Una imagen final de la Isla:

Iglesia de Vilipulli (que no visitamos),

El voto voluntario de nuevo

R. Fischer

Hace pocos días escribí sobre el voto voluntario. Mi argumento en contra del voto voluntario es de de moral pública y no tiene relación con sus efectos políticos. Pero es interesante preguntarse sobre sus efectos políticos. Uno de los vocales de mi mesa comentaba que el  voto voluntario favorecía a la derecha, ya que era  más organizada que la Concertación. Repliqué que eso podía ser verdad en el caso de las elecciones con neto corte político, como las de parlamentarios o presidente, pero que en las votaciones comunales las motivaciones eran distintas y no se podía asegurar que ese sería el efecto. Tuve razón, pero por las razones equivocadas.

Los sorprendentes resultados de la elección muestran que el voto voluntario tiene una ventaja en la que no había reparado: renuevan la política. Con el voto obligatorio, si a alguien no le interesa la política, no vota. Solo los motivados (y más informados) votan. Cuando el voto es obligatorio, personas no informadas deben votar. Al encontrarse con la papeleta, el único candidato sobre el que conocen algo es el alcalde. Como prefieren lo conocido a lo desconocido, votan por el actual alcalde. De ser válido el argumento, el voto obligatorio favorece el status quo, de una manera que no es deseable.

Mi experiencia como vocal

R. Fischer

Por tercera vez me tocó la (mala) suerte de ser nombrado vocal en la mesa 15 de Santiago centro. De los cinco vocales asistieron cuatro, dos de ellos sin experiencia.  Uno de los vocales neófitos había jubilado, y trabajaba ocasionalmente como guardia o como vendedor de feria. Se quejaba de alta presión y de diabetes, pero este achaque debe haber sido leve. El otro vocal nuevo llegó enfermo, quejándose de dolor en todas las extremidades, incluso en los dedos de las mano. Fui elegido Presidente, lo que afortunadamente es un trabajo con menos obligaciones que en el pasado: ya no es necesario ir al día siguiente a la elección a entregar documentos a las oficinas electorales.

El Instituto Superior de Comercio ha sido remodelado después del terremoto y posee baños muy buenos. Las salas son de tipo clásico, con techos altos, de unos 5 o 6 metros, dos patios interiores y una escalera central que se divide en doa al subir al segundo piso. Los pisos son de maderas que,a mi escaso conocimiento, parecen finas. La mesa 15 V queda en el segundo piso y en nuestra sala habían otras dos mesas, una de ellas muy organizada –parecían un club de rayuela–. A las 8:15 de la mañana nos constituimos y poco después estábamos en funcionamiento. Lo primeros votantes fueron unos viejitos a los que tuvimos que hacer esperar. Luego la actividad bajó mucho.

Mis compañeros de mesa. El secretario al centro.

Los vocales neófitos no habían traído almuerzo, así que los dos con más experiencia dividimos nuestras provisiones entre todos. Es notable la solidaridad que se produce en las mesas, entre personas que no se conocen.

Nos entretuvimos conversando, hojeando el diario, paseando por los pasillos. En nuestra mesa habían supuestamente 347 votantes, la mayoría ancianos, lo que podíamos deducir por el número de RUN, que iban desde el 1 millón al 7 illones, con algunos 10 millones.

Llegó a votar un anciano de 96 años, con RUN 1.199.xxx-x, en silla de ruedas, pero claramente en muy buenas condiciones intelectuales. Votó muy poca gente, solo 77 en nuestra mesa, es decir poco más del 20%. Solo votaron 3 de 120 mujeres que aparecían en el Padrón electoral, y algo similar ocurrió en las otras mesas. Habían 69 candidatos a concejal, lo que daba poco más de un voto por candidato. Los pobres votantes buscaban alguien conocido en la sábana que era el voto.

A las 17:00 el ritmo de votantes era de uno cada 15-30 minutos, y deseábamos cerrar, pero la Ley lo prohíbe, lo que creo es un error: diez horas son demasiadas. Las mesas se cierran a las 18:00, y en ese momento hay que –pobre secretario– escribir cuatro copias de numerosos documentos, además de firmar todos los votos y escribir «No Votó» en cada uno de los más de 250 casilleros del Padrón electoral que estaban vacíos. Hay que contar los votos no utilizados,

El recuento es un lío porque en el caso de concejales hay que hacer montoncitos separados por agrupación electoral, pero no había espacio donde ponerlos. Lo hicimos con dos apoderados mirando,  sin tener ninguna queja, ningún voto objetado, sin la menor discusión. En mi experiencia de tres votaciones, siempre ha sido así.

Luego del recuento y de firmar numerosos documentos, sobres sellados, hay que llevar todo a los distintos oficiales electorales. Esa es la peor parte del procedimiento, porque los vocales están cansados de al menos 11 horas en las mesas y el recuento y deben hacer fila para esperar que los atiendan. Los oficiales revisan el contenido de las cajas con materiales, una medida idiota, que retarda el procedimiento y que no se hacía antes.

En otra oficina el representante del Ministerio del Interior escribe lentamente, exasperantemento lento, recibos de recepción de otro formulario. En total, en esta etapa se pierde más de una hora inútil. Para entonces, mi vecino aquejado con su enfermedad me había contagiado su virus y tenía dolor de cabeza, algo de fiebre, y estaba mareado. No tenía deseos de esperar a un burócrata. Llegué a casa bastante enfermo, con lo parece haber sido un virus de un día, pues ya me siento mejor.

Esto penando cambiar mi domicilio electoral…

PS: Se me olvidó agregar una cosa. Los resultados salen con una rapidez que sorprende a muchos observadores, considerando lo primitivo de los medios empleados. Lo que olvidan es que considerando 46 mil mesas en el país, y cuatro vocales por mesa, el proceso electoral es escrutado por un gigantesco computador paralelo con más de ciento cincuenta mil procesadores (humanos).

 

Voto voluntario

R. Fischer

El domingo, por primera vez  los chilenos votarán sin obligación de hacerlo. Se ha discutido mucho sobre esta materia, tanto desde el punto de vista práctico-político como desde el punto de vista de los principios. Me interesa más la segunda opción.

En mi opinión,  quiénes prefieren la voluntariedad del voto tienen buenos argumentos desde un punto de vista de la libertad de las personas, un enfoque que siempre me ha parecido atractivo. Por otro lado, me parece que la sociedad tiene derecho a exigirle tareas a los ciudadanos, especialmente, como en este caso, una obligación liviana y que tiene el mérito de tratarnos a todos por igual.

La obligación de votar nos hace sentir parte de una comunidad de personas que han decidido vivir en Chile (no soy favorable al voto de quienes no tienen algo  que perder con sus decisiones –es decir quienes no tiene no alguna conexión con Chile, salvo una  nacionalidad definida legalmente). Pese a una preferencia hacia un Estado que no se entromete en la vida de las personas, salvo mínimos cuidadosamente restringidos y definidos para reducir externalidades, me parece que en este caso la obligación de votar es una política deseable.

Mesa y votantes

He sido nombrado vocal, como lo he sido en dos ocasiones anteriores. Es un esfuerzo mucho mayor que el de ir a votar. Debo ir a un ensayo este sábado y luego dedicar todo el día domingo a esta labor. Así y todo, no me molesta tener que hacerla. En cada ocasión anterior  me ha fascinado observar el funcionamiento de la democracia al nivel más fundamental–en la base–. Además, siempre impresiona cuán seriamente se toman esta tarea los miembros de la mesa. Toda la ceremonia del voto y del recuento tiene un ambiente de solemnidad republicana.

Pese a estos argumentos, cambiaré mi domicilio antes de la próxima elección. No lo había hecho antes, pese a no vivir en el lugar en que voto, por olvido  y descuido. El motivo es que quiénes son nombrados vocales en esta ocasión lo serán nuevamente en dos ocasiones adicionales. Ya he hecho mi tarea republicana en tres ocasiones, y creo que es hora que otros ciudadanos conozcan como funciona la democracia.