Sobre el fin del caso Farmacias

R. Fischer

CartelFarmacias
Las cadenas de farmacias (gracias, La Tercera web)

Un comentarista me sugiere escribir sobre el acuerdo entre los acusados y el Fiscal logrado en el caso Farmacias, que los condenó a pagar $255 MM. Muchos deben haber estado decepcionados por que no fue posible sancionar con cárcel a los acusados, en un caso que ya había resultado en la condena  de dos cadenas de farmacias a pagar casi US$ 30 MM cada una (Ahumada, que delató el cartel, solo recibió una multa de US$ 1MM) .

ColusionFarmacias
Precio diario de un medicamento, la s tres cadenas. El salto indica el momento de colusión. Fuente: FNE.

En realidad, era de esperar ese resultado, pues el Fiscal utilizó el articulo 285 del código penal del siglo XIX para intentar condenar a los acusados, artículo que nunca –o casi nunca– ha sido usado en 150 años. No es una figura legal destinada a castigar carteles. El artículo dice

«Art. 285. los que por medios fraudulentos consiguieren alterar el precio natural del trabajo, de los géneros o mercaderías, acciones, rentas públicas o privadas o de cualesquiera otras cosas que fueren objetos de contratación, sufrirán las penas de reclusión menor en sus grados mínimo a medio y multa de seis a diez unidades tributarias mensuales.»

Débil artículo para castigar el delito de colusión. Es por ello que el Fiscal prefirió llegar a un acuerdo. La pregunta es ¿porqué no hay una figura penal específica asociada a los carteles? En realidad, hay pocos países que la tienen, y de ellos el único que sistemáticamente  lo usa para encarcelar personas es EE.UU. En el Reino Unido creo que han habido dos casos. Y creo que eso es todo, al menos en los países en que uno puede tener confianza en la justicia (pueden haber dictaduras o gobiernos semi-dictatoriales que usan estas leyes para encarcelar opositores).

Cuando la Unión Europea creó sus sistema anti-monopolios, no incluyó figuras penales, acaso por la influencia de países como Alemania, que hasta la década de los 50 del siglo pasado consideraba legales los acuerdos colusivos, y una empresa podía ir a un tribunal para hacer respetar el cartel.

A su vez., el modelo europeo tuvo mucha influencia en nuestra reforma al DFL 211 en 2004, y se excluyó la cárcel para este delito (existía antes, pero solo de un modo hipotético, ya que nunca se usó). Al descubrirse el caso Farmacias, se modificó nuevamente la Ley, para permitir que la FNE ordenara allanamientos, intercepciones telefónicas y la delación compensada, lo que supuestamente permitiría descubrir nuevos carteles.

La delación compensada, que es una herramienta utilísima para detectar carteles, vio anulados sus efectos cuando el Fiscal penal decidió perseguir el  cartel de las Farmacias mediante el artículo 285 del código penal. El problema es que el fiscal persiguió a todos los ejecutivos involucrados, incluyendo los que habían participado en la delación compensada ante el TDLC. Esto significa que la delación compensada no protege de la cárcel, y por lo tanto no provee incentivos a delatar carteles.

Cuando se detectó que en el mercado de los pollos había fuerte evidencia de un cartel, el escándalo llevó a crear una Comisión de Competencia para analizar como reformar la Ley (de la cual formé parte). En su informe se hicieron varias propuestas que Eduardo Engel considera valiosas, pero no se consiguió llegar a un acuerdo en el tema de cárcel para el delito de colusión (y coordinándola con la delación compensada) . La Comisión se dividió por la mitad.

Los que se oponían a penas aflictivas  tenían argumentos válidos: las dificultades para condenar este tipo de delitos, la interferencia con el juicio civil ante el TDLC, la falta de experiencia con nuestro nuevo sistema, y otros argumentos de orden práctico. Los que estábamos a favor estimábamos que las sanciones pecuniarias, siendo efectivas, no se comparan con el efecto disuasivo que tiene el riesgo de sanciones penales, Esto es válido incluso si el riesgo de una condena sea bajo. M. Harrington en alguno de sus trabajos escribe que es por este motivo que hay carteles globales que no operan en los EE.UU. John Kay, a quién me gusta citar, escribe:

«One unequivocal lesson of the war against corporate misbehaviour is that sanctions against individuals have far greater impact than sanctions against organisations. The look of relief on the part of some American managers guilty of antitrust infringements when their British lawyers explained the consequences is engraved in my memory. The executives knew that in the US not only might the company be liable for damages and fines but they themselves could face jail. They learnt that in the UK the worst outcome likely to be experienced was that they would be told to stop. The fear of the prison cell undermines corrupt organisations by encouraging guilty people to turn on each other.»

La delación compensada acoplada cuidadosamente al riesgo de sanciones penales sería una combinación muy efectiva en la lucha anticarteles. Tal vez finamente la tendremos cuando se descubra el próximo caso de colusión que impacte a la opinión pública.

Impuestos de herencia

R. Fischer

Solo la clase media paga algo del impuesto de herencia en Chile. En general, los realmente ricos evaden el impuesto de herencia mediante diversos mecanismos, incluyendo transferencias inter vivos a los hijos

Esta es un de las dos razones que  ha llevado a concluir, especialmente en pensadores conservadores, que el impuesto de herencia es injusto. La segunda razón es que el impuesto de herencia es un doble impuesto, porque la persona ya pagó impuestos a sus ingresos, y el impuesto a la herencia sería un segundo impuesto sobre el anterior. La conclusión de este grupo es que el impuesto a la herencia debería desaparecer.

Tengo una opinión diferente. Creo que el impuesto de herencia juega un rol importante en la estabilidad de una sociedad. Veamos los argumentos.

PlutocratMonopoly
Un plutócrata

Argumentos a favor de los impuestos a la herencia

1. Uno de los argumentos más fuertes para una sociedad de libre mercado es que el ingreso de las personas es, a grandes rasgos, producto de sus méritos y de su contribución a la sociedad. La soeicdad está dispuesta a aceptar la desigualdad de la riqueza si ello contibuye al bienestar general. Ejemplos típicos spn Steve Jobs, o un Picasso. Son talentos brillantes y muy escasos.

Este argumento no funciona si una parte importante de la riqueza de la sociedad es heredada.  ¿Qué han hecho los actuales poseedores para merecerlo? ¿Qué recibe la sociedad de esas personas?

El contrargumento es que se reducen los incentivos al esfuerzo si no se puede dejar en heredar la riqueza creada. Andrew Carnegie, magnate del acero y filántropo del fines del siglo XIX, tiene la respuesta: «El hombre que muere rico muere en desgracia.» Los incentivos no se reducen si se usa la riqueza en filantropía. Entre nuestros contemporáneos, W. Buffet ha donado su inmensa fortuna (menos el 1-2% –que aún es bastante– para sus hij0s).

Andrew Carnegie
Andres Carnegie

2. Se nos dice que un problema con el impuesto a la herencia es que es fácil de eludir o evadir. Creo que eso es el resultado dol poco esfuerzo, motivado tal vez por el poco interés de la sociedad y la influencia de los magnates. Las transferencias –tal vez la vía más importante de elusión — inter vivos se puede entorpecer investigando por l fuente de los recursos de los futuros herederos que le permitieron adquirir esas riquezas. Si un Liepzig (por dar un nombre de fantasía para una familia de magnates) es nombrado socio de una empresa en las islas Caimán, controladora de una mina de cobre, se puede investigar de donde salieron los recursos para comprar una participación en sociedad avaluada en $X millones.   Se pueden prohibir o investigar en forma automática operaciones financieras que son particularmente vulnerables a elusión/evasión del impuesto de herencia.

IslaGranCayman
Isla Gran Caymán

3. Las grandes fortunas se transforman en poder político. Eso parece difícil de impedir, pero al fin y al cabo, también ser un famosos escritor/actor/etc o incluso dirigente sindical otorga poder e influencia política. Por eso no veo que la adquisición de influencia en si sea un problema, si la riqueza proviene de los propios méritos. Es es muy distinto el caso si la riqueza que otorga poder político es heredada. En ese caso, la influencia tiene un carácter significativamente distinto porque se transforma en una aristocracia hereditaria (poder heredado). Esto no es congruente con la democracia. Además, esto diferencia a la riqueza heredada de otras formas de poder político indirecto: el hijo de un artista famoso no tiene casi influencia política (salvo por el «reconocimiento de marca», similar al de los hijos de políticos).

Los Estuardo
Los Estuardo de Inglaterra: arrogancia y poder político heredado (Van Dyck)..

4. Los argumento anteriores indican que un impuesto progresivo de herencia, con un umbral mínimo para empezar a aplicarlo mayor que el actual, y que además sea efectivo (no como en la actualidad) sería bueno para la sociedad. Los hijos de familias de altos ingresos ya reciben una mejor educación, adquieren habilidades sociales y reciben otras transferencias no monetarias de sus familias que les dan una ventaja sobre sus contemporáneos menos afortunados.  Heredar la riqueza de familiar íntegra sería demasiada ventaja y no se condice con siquiera una aproximación a la idea de igualdad de oportunidades.

5. Existe un argumento no muy utilizado en Chile pero que se usa en los EE.UU. Es el argumento de la libertad, según el cual, no se pueden imponer impuestos a las personas más que para unos pocos fines –como asegurar la justicia y la defensa, en resumen, para proteger los derechos de propiedad–. Toda otra exacción del Estado sería ilegítima. Como este es un argumento de principios, es difícil discutirlo desde el punto de vista valórico.

Sin embargo, creo que la respuesta de la entonces futura Senadora Elizabeth Warren es apropiada en este caso: gran parte de la riqueza de los magnates puede existir porque hay bienes públicos pagados por todos los ciudadanos. Veamos a E. Warren:

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Otra reunión en la Facultad y el Juego del Ultimátum

R. Fischer

Como escribí el jueves pasado, luego de nuestra reunión de academicos, acordamos reunirnos con estudiantes para una actividad similar a la que habíamos tenido en el DII el jueves pasado: una conversación en la que expusiéramos nuestros puntos de vista, juntando estudiantes y profesores. En realidad, la reunión no tuvo muchas diferencias con la de Industrias, salvo tal vez que las opiniones de los estudiantes de la Facultad son más extremas que las de los estudiantes del Departamento de Ingeniería Industrial.

Me sorprendieron las opiniones de los otros profesores en la reunión, que apoyaban, no el paro, sino que las opiniones más extremas de los estudiantes. Me sentí como en los 60 (que viví de niño, pero que aún recuerdo un poco). Un académico pedía planificar la cantidad de personas que ingresaban a las distintas carreras. Cuando le pregunté en que país hacían eso, no hubo respuesta. También quería que dejáramos de exportar concentrado y que exportáramos cobre refinado. Cuando le pregunté por las emisiones, se dio cuenta de las ificultades. En fin, mi colega desearía que fuéramos como los coreanos en nuestro modelo de desarrollo. Como se sabe, en Corea se sacrificó a una generación con altos impuestos y subsidios al sector exportador, lo que es equivalente a ahorro forzado. ¿Será eso lo que desea mi colega?

Otro tema interesante fue cuando levanté el tema de los incentivos, y otro colega comentó que creía que bastaba la ética, y que no eran necesarios los incentivos. Varios miles de años de historia, más numerosos experimentos sociales en pequeña y gran escala fallidos muestran  que está equivocado.  Muchos estudiantes siguen esta línea, de una especie de «hombre nuevo», que no funciona como lo ha hecho hasta ahora, sino que en forma intrínsecamente colectiva.

Confieso que varias veces perdí argumentos, lo más espectacular cuando a una estudiante le propuse el Juego del Ultimátum en forma teórica (para estudiar el egoísmo). Ella siempre ofreció la mitad de los montos a dividir. Por supuesto, no había dinero de por medio y si había reputación.

Al respecto, en un experimento en villorrios en India, se estudia bien el problema. En este artículo de 2011 en el American Economic Review se muestra que tal como señalé en la reunión, a medida que los montos a dividir aumentan, la proporción que se le ofrece al segundo jugador cae (aunque el monto  aumenta). En particular, en ese experimento, considerando sumas equivalentes a más de un año de trabajo de los campesinos, la oferta mediana era de 1.500 rupias de un total a repartir de 20.000 rupias. Y solo hubo un rechazo entre 24 ofertas. Esto resultados confirman resultados de Slonim y Roth en Checoslovaquia en os 90.

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Un pueblo en India (foto de http://bestofmadhukar.blogspot.com/)

Mi interpretación –que no es original– es que hay dos factores importantes en el juego del ultimatum. Uno es la preferencia por la equidad (en el oferente y en el aceptante)  y la otra es el deseo de tener más. Cuando los montos a repartir son pequeños, tanto para el oferente como el aceptante, vale más la equidad, y se puede castigar al que no da una fracción importante. A medida que los montos aumentan, es más importante el monto a recibir si se acepta la oferta que el deseo de castigar al oferente que ofreció una fracción pequeña. El resultado son fracciones cada vez menores ofrecidas y aceptadas, aunque aumentan sus montos absolutos.1.

Nota:

1. La versión de Wikipedia del Juego del ultimátum parece sesgada en su recopilación de resultados experimentales, con muchos deseos de mostrar que el juego del ultimátum muestra que las personas no son tan egoístas. Pero los experimento que citan para desvirtuar la idea de que es falso que a medida que los montos aumentan el porcentaje ofrecido cae.

«However, many experiments have been performed where the amount offered was substantial: studies by Cameron and Hoffman et al. have found that the higher the stakes are the closer offers approach an even split, even in a 100 USD game played in Indonesia, where average per-capita income for all of 1995 was 670 USD. Rejections are reportedly independent of the stakes at this level, with 30 USD offers being turned down in Indonesia, as in the United States, even though this equates to two week’s wages in Indonesia.[9]«

Wikipedia no menciona el experimento de Slonim y Roth (1998), mucho más importante que ambos y que tiene el resultado contrario, ni el más reciente que acabo de citar. Además, la referencia es ¡a unas transparencias! Se sabe que los artículos de Wikipedia pueden ser sesgados, pero ¿Era necesario serlo en un tema técnico?

John Kay: la industria bancaria en los países desarrollados

R. Fischer

En una columna reciente, Kay tiene esta frase:

«The primary function of any bank is to secure the savings of small depositors and the continued operation of the payments system. But these objectives have been secondary, not even to the demands of shareholders – bank shareholders have incurred heavy losses – but to the provision of extraordinary levels of pay for the most senior employees.»

Recién fueron publicadas las grabaciones de llamadas telefónicas entre altos ejecutivos del Anglo Irish Bank, durante la crisis de 2008. Estos ejecutivos le mienten al supervisor bancario sobre la extensión de la insolvencia del banco, y se ríen de la credulidad del público. Es decir, Kay tiene toda la razón.

Es por eso que una Comisión Parlamentaria en el Reino Unido propuso penas corporales par banqueros que anteponen sus intereses personales a los del banco que dirigen.

Tal vez en materia bancaria la competencia excesiva sea demasiado peligrosa, como N. Inostroza, F. Ramirez y yo mostramos en un trabajo reciente.

Tetraestamentalidad en la U.

R. Fischer

Algunos dirigentes estudiantiles reclaman el co-gobierno, o la triestamentalidad, en todas las instancias de la Universidad. Esto significa la participación de académicos, estudiantes y personal administrativo en el gobierno de la Universidad. Creo que eso es un grave error.  En realidad, no me gusta que ninguno de estos grupos gobierne la universidad y elija a sus directivos.

1. Por qué no triestamentalidad

Los estudiantes actúan movidos por intereses de corto plazo que no miran a la universidad más allá de los 5-7 años de su carrera, y no valoran para nada, o casi nada, la creación y la investigación. Sus dirigentes utilizan la universidad con fines políticos, y no ven más allá. Como un ejemplo, en una reunión a la que asistí hoy, cuando se les preguntó a los dirigentes cuáles eran los objetivos que perseguía el paro, mencionaron: como problemas los ratones en el entretecho de alguna facultad, la sub-contratación de guardias y la triestamentalidad. ¿Es esto una visión coherente para un paro que le produce un daño tan grande a la Universidad?

Pero como no me gusta discriminar y ofender solo a los estudiantes, analicemos a los otros grupos.  La participación de los académicos en el gobierno de la universidad, tiene al menos la ventaja de que miran (o deberían mirar) el largo plazo y la calidad académica, lo que es apropiado para este tipo de una instituciones. Pero los académicos persiguen también intereses particulares, y su gobierno tiende a funcionar con los objetivos de un sindicato, en el sentido de proteger a sus miembros a expensas de la institución. Eso se ve en las propuestas del Senado para igualar los salarios entre Facultades, la creación de la carrera docente, y otras propuestas de ese absurdo organismo. Otro ejemplo es un académico que apoya los paros hasta que comienzan a interferir con los viajes a conferencias que tenía planeado para las semanas de vacaciones.1

Respecto a los administrativos, a ellos los mueven  los intereses gremiales, es decir, los apropiados a su rol laboral. Desde un punto de vista funcional no les interesan –claro que esta generalización admite muchas excepciones– los temas académicos, y la universidad es para ellos un trabajo, aunque por supuesto muchos están orgullosos de trabajar en una institución como la U. Tampoco veo motivo para que participen en su gobierno.

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Frontis Casa Central sin capucha

2. Una alternativa

Habiendo criticado a todos los estamentos, ¿tengo alguna proposición? El foco en la triestamentalidad y el co-gobierno nos ha hecho olvidar a un estamento vital: los egresados.  Los egresados  no tienen más interés en la universidad que por su prestigio e imagen de largo plazo. Desean que la universidad donde obtuvieron sus títulos profesionales sea reconocida como la mejor universidad del país- El prestigio de la universidad los beneficia, pero no tienen intereses mezquinos –al menos en relación a la universidad–. Algunos colegas me dirán que los egresados no entienden la mecánica y el funcionamiento de la universidad. Pero es es también válido para la mayor parte de los estudiantes, académicos y administrativos. En particular, muchos académicos viven en un mundo aislado, creyendo que los problemas de su pequeña unidad académica son lo únicos que importan.

Así las cosas, me gustaría un sistema en que el Presidente de la Nación y el Senado de la República designaran a un Consejo,  formado por un par de académicos distinguidos, un par de hombres de negocios importantes que están en la etapa de pensar en la posteridad, acaso un político respetado que desea mantener esa reputación (deben existir algunos) y algún otro. Los primeros, para dar una visión académica de la Universidad, los segundos, para dar realismo a las propuestas y ayudar a conseguir recursos, y el político para dar una dosis de perspectiva política. Una condición sine qua non, además de un perfil destacado, es haber egresado de la Universidad. La idea no tienen nada de original, es lo que hacen las mejores universidades del mundo (ninguna de las cuales tiene cogobierno).

Este Consejo elegiría al Rector –no necesariamente entre académicos de la Universidad– y el Rector junto al Consejo elegirían a los Decanos y definirían las grandes políticas de la universidad. A nivel de departamentos, los directores podrían ser elegidos por académicos, pero con la supervisión del decano. Este esquema de gobernanza universitaria se ha probado en muchas universidades, y los resultados son buenos. Además, la participación de egresados los acerca a la universidad, algo que no ocurre ahora.

Denle unas vueltas.

Nota: 1. A nivel departamental y en algunos casos a nivel de Facultad, puede existir suficiente coincidencia en los objetivos de los académicos como para que el gobierno de académicos funcione bien. Sin embargo, es necesaria la regulación superior, pues la autorregulación (el gobierno por académicos, y menos el triestamamental) no funciona en gneeral.

La tasa marginal de impuestos para una jefa de hogar

R. Fischer

Me gustaría disponer de un gráfico que me indicara cual es la tasa marginal de impuestos que enfrenta, por ejemplo, una jefa de hogar de bajos ingresos, con niños. Así sabríamos si las estructura actual de subsidios está bien estructurada. Algo así como la figura siguiente para los EEUU:

Tasa marginal de impuestos en los EEUU.

Es notable que en la figura hay un rango de ingresos (alrededor de los US$20.000) en que los impuestos marginales son de casi un 100%.

Mi impresión es que nuestros subsidios a la extrema pobreza también están tan mal diseñados, y hace que a esas personas no les interese trabajar, pues las tasas de impuestos que enfrentan –al retirarse los subsidios– por los ingresos adicionales son demasiado altas.  Es un problema de la focalización excesiva de los subsidios e incentiva el desempleo.

Para evitarlo es necesario mirar lso subsidios en una forma global y no por áreas del gobierno como se hace ahora. Para eso hay que construir gráficos como éste.

Nota: Esto no tiene nada que ver con el problema de la falsificación de datos en las fichas CAS.

Graicas por el grtáfico a The Grumpy Economist (John Cochrane)

Admisión a las grandes universidades

R, Fischer

Hace poco, Gillian Tett del Financial Times escribió un artículo sobre los defectos del proceso de admisión en las universidades más famosas de los Estados Unidos: el Ivy League, especialmente Harvard, Yale y Princeton, más Stanford y alguna otra de la costa oeste.

Yale

El artículo es una fuerte crítica al proceso de admisión, que ella sugiere está contaminado por las donaciones  de multimillonarios y por la sobreabundancia de descendientes o parientes de ex alumnos (los  denominados herederos). Esto llevaría a un alumnado segregado del resto de la sociedad.  Tett observa que esta discriminación hacia alumnos conectados y ricos conlleva un beneficio para las universidades: no tienen problema para financiarse, porque reciben grandes donaciones por admitir a los herederos. Contrasta estas universidades con las del Reino Unido que, según ella,  no discriminan al alumnado, pero que están en peor situación económica.1

Oxford

The Epicurean Dealmaker destruye el ariculo de Tett, que según el es probablemente el resultado de demasiadas fiestas y conversaciones con la élite de Manhattan, obsesionadas con el tema de admisiones de sus hijos. Primero, muestra que la proporción de herederos en las tres principales universidades es un 13% del alumnado, lo que es similar a la proporción de alumnos que pertenecen a familias cuyos hijos son los primeros que asisten a la universidad (12%). Además, muestra que el 95% de los estudiantes en esas universidades son brillantes y pertenecen al 10% superior de sus clases, por lo que no están entrando los porros, solo por el hecho de ser herederos. Incluso con notas perfectas y elevados SAT, las probabilidades de ingresar a esas universidades es bajísima, ya que pueden darse el lujo de elegir entre muchísimos estudiantes en iguales condiciones.

Según Epicurean Delamaker, el objetivo de estas universidades es crear un estudiantado vibrante y diverso en múltiples dimensiones tales como etnicidad, origen, ingreso familiar, talentos, etc. Ser heredero es parte de las preferencias, pero en un lugar poco importante del proceso: solo sirve para distinguir a dos potenciales alumnos iguales en numerosas variables de mayor interés para las universidades de élite.

Lo más ingenioso de la crítica a Tett es la conclusión. Dado que la élite de Manhattan es bastante homogénea, compiten entre ellos por los puestos en las universidades de élite asignadas a esta categoría ( viven en Manhattan, ricos, colegios caros). Por lo tanto los colegios caros, tutores, actividades extracurriculares y otros esfuerzos para que sus hijos sean admitidos termina siendo una competencia al interior del grupo y un gasto inútil.

Nota: Esta afirmación de Tett sobre la poca discriminación en el Reino Unido es errada, al menos en lo que se refire a Oxford y Cambridge, las equivalentes en el Reino Unido. Un estudio reciente sobre familias de distintos niveles de ingresos (con nombres raros, para así hacerlos fáciles de seguir en el tiempo), muestra que los ricos del año 1800 en el Reino Unido siguen siendo relativamente ricos hoy. Esto quiere decir que la movilidad social en Inglaterra es muy baja. La probabilidad de entrar a Oxford a Cambridge hoy, habiendo pertenecido a una familia rica en 1800 es 11 veces mayor que la de una persona normal (con un apellido común).  Nada más saber que una persona estuvo en OxBridge en 1800 (sin conocer su riqueza) lleva a que sus descendiente tengan una probabilidad tres veces mayor de asistir a Oxbridge. En realidad el articulo da para un posteo completo sobre la persistencia de la desigualdad, y no solo para una nota al pie.

Sobre los créditos CORFO en educación universitaria

R. Fischer

En una conversación reciente, un conocido que había ocupado un alto cargo en este gobierno me comentó que le molestaba que se rebajara la tasa de interés a los créditos CORFO para estudiantes universitarios (el deficiente sistema de financiamiento universitario anterior al CAE). Esta tasa de 8% es superior al 6% del crédito CAE, del cual se quejan tan amargamente los estudiantes.

Le parecía que las familias habían elegido voluntariamente endeudarse a esa tasa, por lo que no era correcto reducírsela a cargo de todos los chilenos. Estaba dispuesto a admitir una reducción al 4%,una reducción equivalente a la del CAE (que baja al 2% desde el 6%), pero le parecía que reducirlo también al nivel del nuevo CAE es un beneficio excesivo. Sin embargo, entendía que era políticamente imposible mantener esa diferencia en la tasa de los créditos, pase a lo que le parecía una evidente injusticia.

Lo que si convenció a quienes lo escuchaban, era que hay problemas en el diseño del  proyecto de Ley que crea el nuevo CAE. Dio como un ejemplo entre muchos otros, el de una persona que estudia, se casa y deja de trabajar, por lo que nunca paga por sus estudios. Podría ocurrir que esta persona haya sido financiada en sus estudios pese a que cuando su pareja sea un exitoso profesional, ambos pertenezcan al décimo quintil (el de más altos ingresos). Su propuesta era que la Ley del CAE debería incorporar el criterio de ingreso familiar y no individual, lo que corregiría el problema (alternativamente, es otro motivo para reducir la tasa de matrimonios). Me pareció interesante su punto de vista.

Sobre los fondos de activos (equity funds)

R. Fischer

 

Private equity (cartoon from http://www.boston.com)

The Epicurean Dealmaker, con su estilo habitual, tiene un elegante artículo sobre incentivos en la industria del private equity. Su autor, banquero de inversión, describe un mercado  sobrevalorado, en el que la industria de private equity tiene problemas para encontrar buenas inversiones.

El problema es que si el fondo de private equity no invierte los recursos que los fondos institucionales le han comprometido en un plazo predeterminado, pierde las comisiones que recibe. Por lo tanto, los incentivos están dados para invertir en empresas menos atractivas desde el punto de vista de los clientes de los institucionales. Esto le conviene a los banqueros de inversión, como el mismo, pues tiene un par de malos proyectos de los que desea deshacerse:

«Good. I’ve got a couple of real lemons to unload.»

¡Pobres jubilados –o cercanos a jubilar–que tienen sus recursos invertidos en fondos institucionales!